José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

Encuentros en Paris

Me fui al cine de paseo por París. Con la que está cayendo. Nos fuimos, mejor dicho. Hay películas y ciudades a las que mejor ir acompañado. Y Paris tiene ese toque de sì misma, esa capacidad evocativa, propia de los elegidos: Paris Je Táime, son dieciocho pequeñas — algunas pequenísimas– historias para todos los gustos. No hay rastro de los suburbios incendiados, por ejemplo y se oye poco o muy poco hablar en francés, pero es de hoy mismo, de un cierto turismo cosmopolita, el repaso que le dan a la ciudad una larga retahíla de directores y directoras que repiten con más o menos intención y talento una fórmula de hace 30 años, revisitada diez años después. Entonces fueron Godard, Rohmer, Chabrol; luego Chantal Akerman y derivados; y ahora, Alexander Payne , Alfonso Cuaron, Olivier Schmitz, Tom Tykwer, Olivier Assayas, Fréderick Aubertin, entre otros se pasean por los barrios de Paris. Nombres todos de un cierto estilo de hacer cine, casi todos fuera de la gran norma industrial, con su firma por delante. El resultado, con muchos respondiendo a sus tópicos (Gus Van Sant) o a sus fetcihes (Ethan y Joel Cohen) ,va desde la tontería menuda, la cocción a medio gas, la pedantería extrema o la medida perfecta. Todas, las buenas y las otras, pasan en un suspiro, se dejan ver y en conjunto acogen ese halo de un concepto perfectamente pensado para un público. Anoto los de más arriba porque la funcionaria de correos de la américa profunda que descubre la melancolía, la pareja equívoca de Nick Nolte y Ludivine Sagnier, el café que pide un emigrante moribundo, el ciego acelerado y su novia todavía más veloz, la cita que espera una actriz en su roulotte, el reencuentro de un matrimonio tortuoso, (Ben Gazzara y Gena Rowlands, dos monstruos) son las que he conseguido recordar. Hay más, y cada cual tiene su barrio en una ciudad de la que con sólo con fotografiarla surge el cine, aunque muchas (los muertos de Père Lachaise tienen denominación de origen) podrían existir en cualquier otro lugar, en esta ciudad, por ejemplo, tan agitada, tan castigada, si las hiciéramos hueco, si encontráramos a quién contárselo, si supiéramos como venderlo, como vendernoslo.

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1 comentario

  1. Dice ser Soledad

    «Paris vaut bien une messe». Si señor.

    08 marzo 2007 | 2:27

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