José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

Escuchando mentiras

Florian Henckel von Donnersmarck es un director de cine alemán y un hombre optimista. Confía en el poder de la música y en el corazón de los seres humanos, en su capacidad para hacer los correcto. No importa, dice, lo lejos que se hayan adentrado por el sendero equivocado. Hay un momento en el que dudan. Por eso su pulcro oficial de la Stasi, la vieja y metastásica policía de la RDA, el protagonista de La vida de los otros, es capaz de emocionarse con la música, ligarla al dolor y preguntarse por las razones de su oficio, de su Estado, de su existencia. Por la verdad. Educado para la utopía y programado para el control y la represión, en sus ojos, en los de un actor magnífico, Ulrick Mühe, está toda la historia, en como pierden la eficacia cuando aparece la duda y él empieza a poner nombre, por ejemplo, a los balones de fútbol. Florian Henckel von Donnersmarck trabaja siempre a favor de la inteligencia del espectador con sus actores, los colores controlados de la puesta en escena y una cámara ligera, escondida; y no necesita efectos especiales, ni persecuciones, ni un gota de sangre de más ni de menos, para fabricar esta película honesta y eficaz, espléndida, un thriller original que habla de amor, de traición y de conciencia, de fingir para sobrevivir en un estado donde la mitad del país vigilaba a la otra mitad.

El espía miserable y decente, el único, escucha y descubre que, al cabo, todo es sólo una mentira, cenizas después del Muro. Una novela. Tanto.

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Ayer estuvimos en un Carnaval de juguete contra una mentira. Me importa un bledo el golf; pero detesto las mentiras. Habrá que ser optimista como Florian Henckel von Donnersmarck y confiar en que el alcalde de Madrid y la presidenta de la Comunidad, a pesar de su conducta miserable y cínica, a pesar de lo lejos que se han adentrado en el terreno equivocado, pueden llegar a preguntarse sobre su oficio, a avergonzarse. Y cambien. Tal vez no lo hagan, tal vez no sean decentes, sólo sean mentirosos, golfos.



3 comentarios

  1. Dice ser indignada

    No creo que el alcalde y la presidenta de la comunidad de Madrid sean decentes. No se puede ser decente cuando prometes un parque, y acabas construyendo un campo de golf alegando encima «interés general». El comportamiento de ambos es indecente, cínico e inmoral. Madrid no merece estar gobernada por estos miserables.

    19 febrero 2007 | 13:56

  2. Dice ser jaes

    Pues vete a verla, López, que me da que tu sabes de eso. Pierde el oído, es verdad, a sabiendas.Deja de oir a los demás, y se escucha a sí mismo.

    20 febrero 2007 | 1:07

  3. Dice ser lopez

    No he visto la película, pero cuando a un espìa le gusta la música, está perdido: ha perdido el oído. López

    20 febrero 2007 | 12:38

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