José Ángel Esteban. Señales de los rincones de la cultura. Y, por supuesto, hechos reales.

Posología de los beneficios

1. No sé cuantos enviados especiales habrá en la India. Alguno debería haber para contarnos el juicio de las patentes farmacéuticas que empieza hoy.

Una mega-empresa, Novartis, que en su último ejercicio económico reconoció exactamente 5.580 millones de euros de beneficio, un 23 por ciento más que en el año anterior, ha denunciado al Gobierno de la India por no haber concedido la patente al Glivec, uno de sus medicamentos contra el cáncer y uno de los más rentables. Novartis quiere mantener la exclusiva de esos y de otros como esos. Lo que se discute no es del precio de tal o cual medicamento, sino del modelo de negocio, de la proporción que debe darse entre beneficio y salud. Y del derecho que tienen los países pobres a fabricar medicamentos genéricos.

La India es el mayor productor de medicamentos a bajo precio del mundo, y su legislación ha permitido en los últimos años fabricar y distribuir millones de fármacos en zonas económicamente deprimidas. La ley India únicamente protege a aquellos medicamentos realmente innovadores mientras denuncia que 7.000 solicitudes de patentes sólo 250 presentan novedades reseñables. Eso quiere decir que existen miles y miles de medicamentos que mantienen patentes y privilegios de fabricación pese a que lo único que tiene nuevo es la caja, el nombre, el anuncio televisivo y el precio. Según los indios, el Glivec es uno esos, la metáfora perfecta de un modelo de negocio que antepone el negocio a la salud.

No todo es blanco o negro. Novartis es una empresa cualquier cosa menos vulgar: gana millones y millones, desde luego; pero es el segundo productor de medicamentos genéricos del mundo y se gasta mucho dinero, además, en regalar medicinas a los mercados más débiles. Para ellos, proteger su patente es imprescindible “para mejorar e innovar al servicio de la sociedad”, y por eso han denunciado a los indios y a sus genéricos. Tiene experiencia, Novartis fue una de las 39 compañías farmacéuticas que hace cinco años demando al Gobierno surafricano que estaba rompiendo el mercado de los medicamentos anti SIDA.

Los responsables de Intermon Oxfam y de Médicos Sin Fronteras, han recogido firmas y han puesto la lupa en esa cuestión: “No podemos permitir que se seque esta fuente clave» de medicamentos, porque las ong de campo y numerosos países, dependen “de medicamentos más económicos y de buena calidad producidos en India” para tratar enfermedades como el VIH/Sida. “Si Novartis se sale con la suya podría significar que los medicamentos esenciales tienen más probabilidades de ser patentados en India, por tanto restringiendo la producción genérica y asegurando un precio elevado para los nuevos medicamentos”, avisan.

De lo que se discute hoy en los tribunales es, pues, de mercado. Nadie es tan iluso como para reclamar la desaparición de los beneficios. Pero sí, tal vez, para establecer una lógica de las proporciones entre la verdad y la cuenta de resultados, entre la investigación, el puro marketing y la posología de los beneficios. Esperemos que el periodismo nos lo cuente.

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2. El presentador –qué difìcil– de los Premios Goya pidió consejo a José Coronado, Antonia Sanjuan, Concha Velasco y Antonio Resines. Libre es de escoger a sus maestros. Se le olvidó –o, tal vez, no pudo– sentarse y escuchar a RMS. Entonces, además de la osadía imprescindible, de la velocidad que traía puesta, menos mal, y de las tablas gansas y los hachazos, habría incorporado un poco más de sutileza y de distancia, de sabiduría; se habría olvidado de algún amigo pegajoso y habría podido estar presente y hacer sitio al mismo tiempo a los que de verdad son importantes: los otros. Y salir definitivamente del círculo vicioso y la endogamia. A punto estuvo. La sigo echando de menos. En fin, gustos.

En la sala, por fin y por lo visto, les dio tiempo a cenar. Estaban muy contentos. Para los de casa, pese al retardo en la retransmisión, alguien no fue a clase el día que explicaron la elipsis. Ganaron los que tenían que ganar, con beneficios amortizados. No todos mis votos sirvieron. Y cenamos muy a gusto.

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3.Después de días fuera de casa reviso de vuelta la biblioteca hasta encontrar un texto de Ryszard Kapuscinski. Se murió y yo estaba lejos de sus libros, de mis estanterías. He leído retratos, reseñas y necrológicas en casi todas las cabeceras. Todo el mundo le ha querido en sus páginas, fascinante unanimidad que habla sobre todo de lo que nos gustaría ser como periodistas y como personas: estar cerca, ver, oír, pensar y compartir para poder contar. Me quedo, al margen de todo lo dicho, con dos datos para mí imprescindibles: su capacidad para ocultarse estando siempre presente y dejar así que los hechos y sus protagonistas fuesen lo importante; su gusto transparente por la palabra:

Comencé como poeta, publicando mis versos en la prensa literaria de Polonia. De en vez en cuando, todavía sigo escribiendo poesía. Lo hago porque para mí la poesía es una rama de la literatura de suma importancia: es en este género literario donde sobrevive el lenguaje. Las únicas personas que realmente se ocupan del idioma _de su riqueza, de su precisión, de su expresión– son los poetas. Un novelista puede escribir cuando ha imaginado la historia, cuando ha delineado los personajes, cuando ha definido la estructura de su obra. Pero para un poeta el lenguaje es lo más esencial. Si se quiere dominar el idioma, si se quiere escribir de una manera bella, hay que leer poesía constantemente, hay que estar en permanente contacto con la imaginación poética, con el sabor de la palabra que tiene este género. No hay otro puente de belleza y de riqueza del idioma más que la poesía. Por eso hace años ya que no leo novelas, pero sigo leyendo poesía porque allí me encuentro con el idioma y lo refresco.

Escribo poesía, pero nunca he tratado de escribir novelas porque no tengo ese tipo de talento. Acaso la razón de fondo sea que la vida real me parece fascinante. Soy un pobre reportero que, desgraciadamente, carece de la imaginación de un escritor: si la hubiera tenido, jamás habría ido a esos lugares terribles en donde estuve.

Yo aquí me quedo.






4 comentarios

  1. Dice ser MM

    Lo de Novartis es una sinvergonceria que no tiene nombre. Se prima el beneficio, la pasta, a los pobres, a la gente que no consta en esa parte del mundo que se mueran, total si van a morir igual.Asesinan el acceso a una medicación genérica, una gran ayuda a los más desfavorecidos. Como asesinan la humanidad en despachos de altos cargos y sillones de cuero. Alguno de esos jefazos de Novartis le dejaba yo descalzo, en un callejón de Calcuta, sin pasta, y con catarro. Ya vería lo que es la empatía con el semejante.

    29 enero 2007 | 22:59

  2. Dice ser MM

    …y buen comentario hacia Kapuscinski, una pena que no haya tenido repercusión en los medios. Ah se me olvidaba que tiene mayor repercusión la Paris Hilton y demás especímenes de serie b.

    29 enero 2007 | 23:01

  3. Dice ser fermin

    Yo también echo de menos a Rosa María Sardá. Incomparablemente mejor que Corbacho, digan lo que digan.

    30 enero 2007 | 20:37

  4. Dice ser fer

    Y que no nos vendan la moto de que el retardo en la retranmisión agilizaba la gala, al menos para los espectadores desde casa. Acabé hasta las narices de ver a los premiados saludar a los compañeros de asiento, salir de su fila, subir escaleras… ¿no podían ahorrárnoslo?

    30 enero 2007 | 20:40

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