Mil historias de sexo y unas poquitas de amor Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Seducir o ir al grano

Es verano, agosto, casi todos estamos de vacaciones o a punto de estarlo. Yo también.

Hay más tiempo para todo, también para el amor, como diría una amiga mía, que cree que hoy, ya sea verano, la época más sensual del año, ya sea invierno y caigan chuzos de punta, se ha perdido la ceremonia del cortejo, la seducción.

Ella dice que ahora cuando uno liga casi no le ha dado tiempo a preguntarle al otro cómo se llama y ya están follando, sin detenrese en una conversación, una larga velada, en el cortejo tan agradable, en la sedcción… No, ahora es aquí te pillo y aquí te mato.

Yo creo que todavía queda tiempo para la seducción y que no es todo como dice mi amiga, pero también sé de casos, en los que uno sólo busca tener un buen orgasmo y si la elegida no acompaña, no se vuelve a repetir con ella.

¿Es así?

P.D. Estoy de vacaciones y hasta hoy no he encontrado la forma de actualizar mi blog y avisaros de que me he ido de Madrid.

Estaré unos días sin actualizar el blog, pero volveré pronto.

Besos y felices vacaciones para los que las disfrutéis.

Los hombres se ponen muy contentos ante una mujer en biquini

Un enésimo estudio sobre las relaciones eróticas señala que las mujeres en biquini pueden hacer que los hombres actúen en busca de una gratificación inmediata y que esto influye en su trabajo o sus inversiones.

¿Y si la ven desnuda no provoca mayor terremoto?

Pues depende del desnudo y de su dueña, supongo.

Me gustaría saber si al contrario pasa lo mismo. Si nosotras al ver a un maromo en bañador y con un buen cuerpo, no con una panza, nos ponemos a invertir en bolsa como descosidas.

¿Habrá hombres hasta el infinito cuyo cuerpo serrano me provoque tal excitación que multiplique mis inversiones?

Ese estudio, realizado por el psicólogo belga Bran Van Den Bergh dice que hasta los hombres más responsables actúan de manera impulsiva y ansiosa cuando una mujer atractiva pasea en biquini cerca de ellos. O así es como se comportaron el centenar de voluntarios que participaron en el trabajo.

No estaban distraídos por la excitación sexual. Todo lo contrario, los sujetos exhibieron una mejora de la cognición y la creatividad, y aún así actuaron impulsivamente.

En ese momento, los hombres que participaban en el estudio valoraban más el presente que el futuro. Briers cree que en esos instantes se desencadena en el sujeto una creencia subconsciente de que su estatus reproductivo está en juego.

(Ante ese culito, a nadie se le darían mal las inversiones).

El mejor afrodisiaco

Tengo una amiga que se pone muy pesada cada vez que llega el verano y tiene vacaciones a la vista con el asunto afrodisiacos.

Que si me han dicho que el cardamomo es lo más de lo más. Mucho más que las ostras, y además, más barato, que si el caviar… Una plasta.

Pero si el año pasado decías que el mejor afrodisiaco era el chocolate, le digo, y te embadurnabas una noche sí y otra también para comprobarlo. ¿Y qué te pasó? Nada.

Que no, que todo eso que tú dices no funciona. Y lo acabo de leer en un artículo de una sexóloga:

El mayor afrodisiaco somos nosotros mismos, y el llegar a poder descubrir, explorar y disfrutar de lo que nos agrada y estimula. Imaginación y creatividad son los dos pilares. Lo mejor es dejarse llevar, estimular todos los sentidos: los sabores, las texturas, las imágenes, los sonidos, nuestro propio olor corporal, los ambientes…

Cuando se lo he leído, mi amiga dice que eso requiere mucho trabajo y que si te lo dan como una pastillita, mejor porque dice que se le va el tiempo.

No es un afrodisiaco, pero yo siempre por estas fechas -veranito, playa, ocio…-, me acuerdo de la dieta -y la recomiendo encarecidamene- de mi amigo y contertulio de este blog el vengador calvo: la del cucurucho, comer poco y follar mucho.

Va estupendamente, así que ya sabéis.

Mi jefe me estresa


Mis jefes son más perjudiciales que el tabaco y el alcohol para mi salud. Se ha comprobado que los trabajadores tienen la presión arterial más baja cuando trabajan con un supervisor que toma en consideración sus puntos de vista antes de decidir y que no les engaña. El estrés que provocan por la arbitrariedad del boss dobla el riesgo de padecer problemas cardiovasculares.

El comportamiento del jefe es determinante en la satisfacción y motivación, debiendo ser éste comprensivo y dar halagos por el buen desempeño. Así se hace un trabajador feliz y productivo, espero que vuestros jefes sean tan flexibles como los míos.

Este es el contenido de la carta de una lectora publicada en 20 Minutos.

¿Hay alguno que tenga baja la presión arterial porque su jefe sea un tío cojonudo y sea como describe esta lectora en el segundo párrafo?

Yo creo que no.

Tengo una amiga que se enrolló con su jefe una temporadita y confiesa que ni entonces tenía la presión arterial baja, porque cuando no estaba nerviosa porque alguien les pillara, lo estaba porque el otro le exigía más y más y más, se ponía incluso grosero, con tal de que nadie sospechara que estaban liados. El colmo.

Luego en la calle era todo amor, dice.

El amante ideal

El amante ideal es el que no se queda a dormir en tu cama, porque siempre vas tú a la suya. Así es más fácil levantarte e irte cuando se ha terminado la faena y, de paso, evitas lo odioso que es que se quede a dormir toda la noche en tu casa.

Esta es la teoría de una amiga mía, que echa por tierra todas las ideas preconcebidas -dice ella- sobre el amante ideal.

Sigue: el amante ideal, que no significa forzosamente el mejor amante, está casado, tiene hijos y una vida familiar que le impide dedicarte todo el tiempo que el quisiera, pero sí el que tú quieres.

Mi amiga dice que un amante está para lo que está y que lo demás -se refiere al enamoramiento, al enganche- no es una relación con un amante, sino con un novio o con un marido, que es otra cosa muy distinta.

Y si no tiene familia, tiene su vida, en la que no tienes ninguna intención de entrar porque exclusivamente es tu amante.

Por supuesto que no tiene nada que ver con tu familia ni con tu círculo de amigos. Es como un ente que te ocupa un tiempo determinado para disfrutar y punto pelota. Ni tú quieres más de él ni que a él se le ocurra querer más de ti.

En fin que lo tiene muy claro, pero no tiene amante. Ni ideal ni de los otros.

¡Ole mi desnudo!

«Me pasa todos los años: faltan dos telediarios para irme de vacaciones y me planteo el dilema: este año no me desnudo en la playa.

Ni hablar, ya no tengo edad para hacer pelotismo, tengo las tetas en el estómago y el trasero me llega a las rodillas».

«Además, luego llega mi amigo Carlos y se pone a decir lo mal que estamos casi todos y a contar a las que salva, porque siempre son mujeres, con los dedos de una mano y le sobran dos».

Esto lo dice, si exagerar, una amiga mía cada verano, todos los años, no falla uno. Y en el mismo momento, su hombre la escucha pacientemente con cara de creer poco lo que oye, pero le da pábulo.

Se acaban los telediarios y allí está ella en la playa como la trajeron al mundo. Así que este año no te ibas a despelotar, le dice él con sorna, y ella siempre responde lo mismo: es que da tanto gustito que te dé el sol ahí mismo, que lo he pensado mejor y no me voy a poner el bañador y así tumbada no se ve donde me llega todo.

Ahí y en todo lo demás. Yo uso el mismo terno que mi amiga, como se puede comprobar, aunque este año he perdido la cabeza y no iré a la playa.

Un amor en la distancia

Lo está preparando todo para marcharse de vacaciones. Por fin, después de un año anodino como puede parecer su vida desde fuera.

Como es muy ordenada, necesita su tiempo para hacerlo, pero esta vez no se la ve tan emocionada como otras veces.

Ella es una mujer libre muy viajera y aprovecha el mes de vacaciones para irse muy lejos.

Hace veinte años que viaja con un hombre del que está todo lo enamorada que la distancia y el matrimonio de él le permite. Por eso, cuando prepara una salida, cuando la preparaba, le brillan los ojos más porque se va a ir con él que por el propio viaje.

El resto del año no existen el uno para el otro. Sólo se llaman para felicitarse el año nuevo, nada más. Pero en vacaciones, en el viaje, parecen una pareja compenetrada, muy unida y que se quiere mucho.

Este año es el primero que él va a fallar. No la va a acompañar porque su mujer, en contra de la costumbre, quiere que vayan juntos de vacaciones también en el tiempo que desde hace tanto tiempo van cada uno por su lado.

Como si no hubiera pasado nada, y sin demostrar apenas contrariedad, ella sigue con sus preparativos para irse ahora con una amiga. Y lo hará. Y después, a esperar al del próximo año.

Yo la he conocido esperando las vacaciones y después viviendo de ellas todo el año restante.

Dos gotitas de perfume para sorpresas

Tenía faena extra para esa noche, así que después de salir del trabajo «habitual» se marchó a casa. Descansó para reponer fuerzas, se duchó, se depiló las cejas que no el pecho, se perfumó y se guardó en el bolsillo del pantalón, uno negro de vestir que le sienta de perlas, que combinó con una camisa blanca, un frasquito de esencia de colonia.

Esa noche tenía un completo. Y un servicio especial incluye pasar toda la noche con la mujer que lo llama. Últimamente y a pesar de la crisis, tiene más trabajo que el que le proporcionan las pocas clientas asiduas con las que, con el tiempo, se ha quedado.

Acabó por la mañana, llegó a las diez a casa, a tiempo de darse una ducha fría refrescarse el cansacio y salir pitando a su trabajo convencional. La noche había salido bien y estaba seguro de que la mujer le volvería a llamar más pronto que tarde. Lo sabe porque le ha pasado así otras veces cuando las cosas salen como deben y ellas se quedan encantadas con el servicio.

Ayer me contó un truco. Suele llevar el frasquito de esencia para ponerse dos gotitas debajo de los agujeros de la nariz y así no se lleva sorpresas cuando hace un cunilingus, porque nunca sabe lo que se va a encontrar si la clienta es nueva.

(La imagen es de Dieter Wehrle para Freyja)

Él juega al golf, ella con un gigoló

Antonio y Sara llevan desde hace 25 años una vida odiosamente estable, solvente, sin problemas económicos, son amorosos con sus hijos, aunque estos pasan de ellos, y viven en una casa en la que si quieren pueden no verse en una semana. ¿Qué digo? En meses.

El interés del uno por el otro se murió hace tiempo y el amor, ni se acuerdan. No hacen nada en común y, por supuesto, duermen en dormitorios distintos, porque la vida es así.

La aficción de él es el golf, casi una obsesión a la que se dedica en cuerpo y alma -su mujer no entiende cómo no le interesan otras cosas más carnales- cada día.

Y mientras el marido juega al golf, ella se dedica a jugar con un gigoló, que le aplaca las pasiones.

Y así viven felices ambos. O vivían.

Sara no podía entender que Antonio no tuviera amigas, ella desde luego nunca le ha notado nada y eso se sabe, dice. Ni que antes de irse a dormir se tirara las horas sólo delante del ordenador en casa. Un día y otro día y otro…

Como no podía más, una mañana, hace unas semanas, entró se sentó en la mesa de su marido y encendió el ordenador, pinchó el historial y salieron muchas páginas de chicas y de contactos, con sus vídeos sus buenas fotos y sus servicios digitales.

Y entonces saltó del sillón y sintió tanto asco que en dos dias le planteó el divorcio.

Pero si tú te diviertes también por ahí, le dije. Y me contestó que no era lo mismo, que para hacer lo que hacía Antonio algo falla en la cabeza.

¡¡¡Tela!!!

Con barriga, follar… poco

Desde que le ha crecido la barriga, está embarazada de casi siete meses, no lo hace con su marido.

Dice que a él no le pone nada una mujer embazada y tampoco ella, aunque sea la suya. No la considera una mujer sexy, a pesar de que hasta hace ese tiempo era para él la más atractiva del mundo.

Así que ella se ha quedado a palo seco hasta que tenga a su hijo, y bien que le fastidia, dice, pero por más que insiste, a él le cuesta hacerlo.

Conozco algún caso más de hombres a los que les da reparo una barriga para follar.

Me he acordado de la historia porque acabo de leer en algún sitio que a Brad Pitt le parece muy sexy Angelina Jolie embarazada. Claro que esta mujer está atractiva hasta dándole a la fregona y puede que no sea un buen ejemplo.

No se lo había escuchado a ningún hombre cercano, más bien todo lo contrario: que será muy bonito, emotivo, enternecedor…, pero atractivo las mujeres embarazadas tienen muy poco, por no decir nada.

De ahí a no gustarles follar con ellas, como le pasa al marido de mi amiga, va un trecho.

Mi prima Carolina hacía al revés: follaba mucho y hasta el final y eso le provocó, una vez, que rompiera aguas y tuvieran que salir pitando al hospital.

Pero a su hombre no le parecía nada sexy, y se lo decía con mucha guasa.