Mil historias de sexo y unas poquitas de amor Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

Mil historias de sexo y unas poquitas de amor

¿Puta es un insulto?

Para mí es un trabajo.

Que puta sea un insulto ni siquiera depende de la intención del que lo profiere, sino de cómo lo entiende quien lo recibe.

Pero tiene un sentido tan peyorativo que aunque el receptor no quiera darle el mismo matiz que el que lo escupe, al final no consigue zafarse de la ofensa, porque todo el mundo lo entiende así.

¿Que por qué me hago esta paja mental? Para aclarar a los cuatro pelaos que me llaman puta en este blog, que de momento no ejerzo, aunque no lo descarto, que no me insultan y que si están tan necesitados, les presento a dos amigas profesionales, que les harían un magnífico servicio por una pasta gansa. Porque a los cretinos les cobran suplemento.

Para mí es un trabajo, no como otro cualquiera, pero un trabajo, que según el nivel que tenga el/la que lo realiza, como pasa en todos los demás trabajos, puedes ser un pringao o tener una buena posición.

Ya he contado muchas veces que mi profesión frustrada es la de madama de un lupanar -qué bonita palabra-, pero… he sido periodista que salvando pocas distancias, viene a ser lo mismo.

A todos los demás les planteo el debate. Como siempre.

Mejor, bragas de cuello alto

Es mucho mejor enseñar poco y poco a poco que no todo y de golpe. Esto lo dice una amiga mía un poco conservadora con relación a despelotarse en la playa. Yo creo que es su filosofía para todo, que bien está si le va bien.

Lo dice ella y todos los que no se atreven a hacerlo o por pudor, más bien, o por ideas, que son a los que les parece una guarrada.

Mi amiga es tan militante que por no bañarse desnuda en su piscina -allí no la ve nadie y está en su casa- se mete en el agua en bragas.

Y cuando se me quedan los ojos como platos sólo con imaginármela, y le pregunto que por qué no se baña desnuda, me contesta que le da cosa tener el chichi al aire.

¡Pero si lo tienes bajo del agua y estás sola! ¿Qué más te da?

Pues le da, le da el nosequé y se pone las bragas. Bueno, más bien no se las quita

Este verano se fue a una playa nudista, dijo que a dar una paseo, y se quedó sentadita en un rincón con su braga puesta. En esta ocasión era la del biquini. Menos mal, pero si hubiera llevado puesta la blanca de cuello alto, esa misma que se planta.

Son las más cómodas, insiste.

¿Pero siguen buscando el punto G?

No deja de sorprenderme la cantidad de investigaciones y estudios que se publican relacionados con el sexo. No sé si todos conducen a procurarnos felicidad, que es de lo que se trata, pero espero que se empeñen en ello. Al fin y al cabo, el sexo lo es casi todo en la vida.

Acabo de leer uno que dice que según caminemos las mujeres, se puede adivinar si tenemos o no orgasmos vaginales. Tela, telita, tela. Las que los alcanzan dan pasos más largos y rotan más la columna. De las demás no dice nada, así que supongo que los tienen clitoridianos o simplemente no los tienen.

Otro informe se enreda en que ha encontrado el mítico punto G, que llevan buscando toda la vida, dentro de la vagina. Pero enseguida le han salido con que no está dentro de la vagina sino en el clítoris. La eterna discusión.

Lo que más me llama la atención es que casi todos los estudios los firman hombres se supone que muy experimentados en ese punto y con muchas ganas de encontrarlo. Es como el Dorado.

Tengo un amigo que mantiene que todo ese rollo del punto G es una patraña sin ninguna base científica y que lo mejor es que cada una sepa qué le da placer y cómo obtenerlo.

Y una amiga mía muy graciosa, cada vez que lee que ha salido una nueva investigación al respecto, le dice a su hombre: «Anda, anda y vete a decirles dónde está, que tú lo sabes muy bien, porque lo tienes muy descubierto y sin estudios científicos».

O haces esto o no hay sexo

«No me toques la pituitaria con esas tonterías. Déjame, porras, que me estás tocando mucho la pituitaria y no tengo ganas de que me mamonees más. Venga ya».

Y el otro seguía vacilándola y haciéndole carantoñas, mientras andaban por la calle delante de mí. Ninguno de los dos tendría más de 20 años y se supone que iban jugando, sobre todo él, con toqueteos, empujoncitos… Lo que suelen hacer los tórtolos que se ponen tontos un día de paseo.

Yo me quedé con ellos al escucharle a la chica lo de la pituitaria. Me hizo gracia, por lo cursi, este trueque tan fino del ¡No me toques las narices!

Como él no dejaba el mamoneo, ella se lo soltó:

¡O me dejas de dar la coña o no follamos en una semana. Te va a pasar como la semana pasada cuando no me acompañaste a comprarme la camisa!

Lo dijo tan fuerte y tan de aquella manera que estuve a punto de recogerlo en mi casa.

Pero no hizo falta, se replegó a los deseos de la chica y siguieron caminando delante de mí como si aquello fuera lo más normal del mundo.

Cómo aprenden desde pequeñitos, la una y el otro. Qué pena.

¡Hala juanis, vamos a celebrarlo!

El ciclista, ganador de la etapa, sube al podio de la meta, donde dos macizas señoritas se le colocan una a cada lado para darle un ramo de flores y besos a pares en cada mejilla.

Las chicas, las más presentables de la localidad y expertas en la pose una pierna delante de la otra sin apenas cruzarla, sonríen tanto o más que el ganador, que todavía está exhausto por la hazaña y emocionado ante tanto aplauso, porque acaba de ganar el maillot amarillo o el maillot oro o como se llame la camiseta.

Una vez que ha bajado a la Tierra mira a cada una de las muchachas, que siguen muy pegadas a él por sus frontales, tira el ramo de flores por los aires, las amarra con ganas y les dice: ¡Hala juanis, vamonos de aquí que os voy a decir dónde me vais a besar y cómo me vais a felicitar!

Porque, a ver, yo soy el ganador y vosotras estais aquí para eso ¿no? ¿Para qué estais aquí? ¿Por qué hay dos macizas con los brazos abiertos esperando al ganador en las metas de todas las carreras?

Pues como parte del premio. Es lo que mismamente parece.

Ya tengo mi niño, que te folle un pez

Duro y gráfico, pero así han resumido dos chicos que conozco la historia de sus matrimonios.

Noviazgo corto, boda fugaz, se llevan la sorpresa, porque no lo esperaban ni por asomo, no querían, de que van a ser padres, lo son casi a la fuerza y después, la deblacle.

Uno de ellos no lleva ni cinco años y ya piensa en hacer las maletas. El otro es peor porque ha hecho un año que se ha casado, dos que conoció a la mujer y ya es padre de un churumbel, que todavía no quería tener.

El del primero más que lamento es hartazgo, decepción y agobio, porque ella está volcada en su hijo y en que él no salga más que con ella, no vaya a ser que mire a otra por la calle. De lo importante, nada. De lo que el quiere, nada. De su convicciones, nada.

A mí este chico me da mucha pena, porque es el típico caso del que ha ido forjando su vida sin que le gustara lo que estaba haciendo. Ni quería casarse, ni quería hijos, pero accedió a todo, porque se enamoró de ella, o eso creyó.

Su mujer consiguió su objetivo de formar una familia ya en el viaje de novios, y cuando tuvo lo que quería, poco más le interesaba.

Ella es una cabrona, pero él es el primer responsable de su situación. Asiente, pero insiste en que ni yo sé lo insistentes que pueden ser algunas mujeres con el tema de la maternidad.

Ni te lo imaginas, me dice.

Le gustan más las guarronas

«Mira Madonna. Cómo me gusta esta tía porque es una guarrona, tiene una pinta que parece que te la va a comer sin preguntarte».

¡Caray, qué imaginación y qué ganas le tienes! le contesté a mi amigo cuando me soltó su opinión de Madonna, que dicho sea de paso, a mí también me gusta.

Mi amigo dice que los tíos, por lo menos los que son como él -cree que todos- se pirran por chicas guarrindongas, descaradas y desinhibidas, aunque luego no se casen con ellas.

Esto último es lo mejor. Será porque ellas son las que eligen con quiénes se quieren casar.

Es lo mismo que nos pasa a las mujeres, le digo, que siempre nos tiramos a por los canallas, incluso con un puntito macarra, porque nos gustan más.

Salvo a una que yo me sé, a la que sólo le gustan los pulcros trajeados y encorbatados, que ya le vale, a las demás nos debe de pasar lo mismo que a los hombres con Madonna.

¿O no?

¡¡¡Dios, un amuleto para follar!!!

David Beckham cree que un amuleto que se ha comprado le va a mejorar su vida sexual. Y como todo en él es de diseño, también el collar místico, que según cree él es lo que le ayuda a tener deseo.

¿De verdad se lo creerá? Esta gente ha llegado a tal extremo que ya no saben ni follar solitos.

El amuleto en cuestión es un collar «espiritual» de cuentas de gemas y cristales, que lleva en la muñeca, y que tiene un caracol, que promete mejorar la vida sexual, la salud y el éxito en el trabajo.

Lo que no entiendo es lo de la espiritualidad, yo creía que mejor la carnalidad para este menester.

Y todo eso lo consigue un caracol de cristal. Y yo comprando anillos vibradores a pilas, ¡Ay alma de cántaro! lo que te estás perdiendo sin el dichoso caracolillo, que ni hace falta encender.

Por lo visto, el collar ha sido un éxito en Hollywood, como no podía ser de otra manera, porque allí son todos muy místicos, así que los fabricantes han hecho el agosto y piensan hacer el septiembre y el octubre.

«Nuestra línea espiritual ha sido muy popular entre las estrellas, como Britney Spears y Courtney Love, pero desde que David lo utiliza las ventas han subido considerablemente», dicen.

Una vida sexual anormal

Con todas las letras. Lo dice una señora en relación a la vida sexual de los curas, en una carta que leí este fin de semana Público. Dice entre otras cosas:

… En países donde la justicia es más eficaz, se arruinan pagando a la fuerza indemnizaciones por abusos a los niños confiados a la custodia de esos varones que hacen promesa de llevar una vida sexual anormal.

Y la respuesta de Rafael Reig no tiene desperdicio:

¿Qué es una vida sexual normal? ¿Existe eso? ¿Es un término estadístico? Porque en ese caso imagino que lo normal será el adulterio, ¿no? Sin embargo, ¿cuántas personas hacen promesa de fidelidad; es decir, según usted, de llevar “una vida sexual anormal”? Si no es estadístico, ¿qué es? ¿Un concepto moral? ¿Una norma sanitaria o higiénica? ¿Un consejo del Gobierno de España? ¿Qué es para usted una vida sexual normal? ¿Incluye masturbarse pensando en su sobrino menor de edad? ¿Incluye follar sin ganas, por compasión, por amor o por resentimiento? ¿Se admite el uso de aparatos, películas porno y espejos? ¿Grabar en casette a tu pareja corriéndose para escucharlo luego en el metro con los cascos es normal? Defina vida sexual normal, por favor, a ver si puede.

Pues eso, que allá cada cual.

Y para vosotros ¿que es una vida sexual anormal? ¿Es lo que dice el lector, referido a los curas? ¿Y una vida sexual normal?

Ya estoy de vuelta… de casi todo

Y por eso, al mal tiempo, buena cara, que diría una amiga mía muy echá palante.

A ella su jefe la ha cambiado por otra más joven, porque la experiencia y el saber en una mujer de esta edad no suman sino restan, por lo que ya sabemos y yo no voy a repetir aquí, y su hombre cualquier día le dice también adiós por lo mismo.

Ay que ver lo puñetera que es esta edad para seguir trabajando en condiciones, dice mi amiga. Cuando por los años ya te has hecho un hueco ganado a pulso, llegan unas domingas bien tiesas y con muchos menos años que las tuyas y de un meneo te mandan al rincón de la oficina, que es como decir mismamente a Cuenca.

Y lo peor es que ni siquiera puedes curarte en salud diciendo que «ellos se lo pierden», porque ni saben qué se pierden ni lo van a saber en su puta vida.

Así que mi amiga ha decidido emprender una nueva existencia, hacerse unos arreglitos en el alma y en el cuerpo y darse un homenaje con un conocimiento reciente y más joven. Lo pescó delante de mis narices este mes, cuando salíamos a correr todas las mañanas y mientras yo estiraba mis piernas y mi torso, ella pegaba la lengua con los corredores.

Este ha sido el gran premio a mis esfuerzos, dice.

Jajajajajaja. Me parto con esta mujer.

P.D. Queridos, gracias por estar ahí.