Entradas etiquetadas como ‘verguenza’

Destroza toda la vajilla en una comida de empresa por colgarse de donde no debía

A través de TikTok se ha hecho viral el momento en que un invitado a una comida de empresa hizo algo inesperado y destrozó gran parte de la vajilla en un santiamén. O_O

La usuaria @nika_ni2 compartió una grabación en la que se observa a uno de los comensales, que se atreve a colgarse como un mono de una de las lámparas del restaurante. ¡¡¡Craso error!!! Lee el resto de la entrada »

El ‘lanzamiento bumerán’ de una chica en los bolos que nadie puede explicar

El inusitado lanzamiento de una joven se ha hecho viral en las redes sociales por lo imposible de la acción. Parece un efecto digital, pero es verdad verdadera.

Relatar lo que sucede es complicado por el caprichoso comportamiento de la pesada esfera, pero voy a intentarlo que para eso me regalan varias suscripciones a la prensa digital todos los meses. 😉 Lee el resto de la entrada »

Queda atrapado en un inodoro cuando intentaba recuperar su iPhone 8

Un hombre de Liuzhou, en Guanxi (China), se convirtió en portada, muy a su pesar, de todos los noticiarios del país después de que su brazo quedara atrapado en un inodoro, cuando trataba de sacar su iPhone 8 que había caído dentro. O-O

El caballero, de apellido Tang, había estado bebiendo con algunos amigos (¡¡¡acabáramos!!!) en la cafetería de un hotel. En un momento dado tuvo que ir al baño y se le ocurrió la gran idea de consultar el móvil mientras se aliviaba. ¡¡¡Craso error!!! Lee el resto de la entrada »

Inventos útiles pero que da vergüenza usar

Todos llevamos un pequeño Homer Simpson dentro, reconocedlo. Seguro que alguna vez os habéis muerto de ganas por inventar una escopeta maquilladora o, incluso, un sillón váter que, como bien decía el patriarca de la familia amarilla, resuelve un gran problema: «Antiguamente si estabas viendo la tele y sentías la llamada de la naturaleza, tenías que levantarte para ir al baño… no había nada en el mundo que costara tanto, pero ahora con mi retrete reclinable para el hombre perezoso uno se puede sentar y soltarlo todo».

No obstante, ante todo genio (como Homer), siempre hay algún aguafiestas (como Lisa). Esa gente que cuando tú inventas el retrete reclinable para el hombre perezoso te dice: «¿Esperas que la gente haga sus cosas en el cuarto de estar?» porque en el fondo les come la envidia. Por eso, el post de hoy quiero que sirva de homenaje a todos los genios incomprendidos y de voraz crítica para todos vosotros, insensibles, que no habéis sabido valorar la utilidad de sus inventos porque os da vergüenza usarlos. Cracked ha elaborado una lista con 22 ejemplos y yo voy a tomar prestados los cinco que más me han gustado: inventos útiles, sí, pero que da vergüenza usar.

1. Una sauna portátil

¿Cuántas veces has deseado tener una sauna en casa pero por falta de espacio no te la has podido permitir? (Nótese mi tono de vendedor de teletienda). ¿Una? ¿Ninguna? Bueno, pues ahora es el momento de ver tus sueños hechos realidad porque con la sauna hinchable portátil que te presento podrás disfrutar de un baño de calor siempre que quieras, con la comodidad que te da estar sentado en tu comedor mientras lees una revista, bebes un refrigerio o ves la televisión. ¡Jamás fue tan fácil! Ahora bien, la cosa tiene una pega: es tan antiestético y tan… raro, que casi resulta menos embarazoso que te vean bailando con una muñeca hinchable.

2. El paraguas para cortarse el pelo

Qué incómodo resulta que, pese a que te pongan los trapitos esos alrededor del cuello, siempre termines como Michael J. Fox en De pelo en pecho (Teen Wolf) cada vez que vas a la peluquería. Pues quiero que sepáis que también hemos encontrado una solución a eso: el paraguas a la inversa. Una (no sabemos si cómoda) especie de cazo gigante donde tú metes la cabeza mientras dentro del producto van cayendo los cabellos robados de tu cabeza por esas traicioneras tijeras (sí, amigos, me he venido arriba y estoy haciendo poesía de un corte de pelo). Todo, por poco más de seis euros… si te atreves a ponértelo, claro.

3. Come sin cuidado

Muchas veces, en esas comidas importantes en las que quieres quedar como un señor, evitas pedir esos alimentos que tanto te gustan para no mancharte los dedos. ¡Olvídate de esos momentos! (Aquí es cuando sale un fanegas tachado mientras come gambas con cuchillo y tenedor). Ahora, con trongs, perderás el miedo a estrechar la mano del directivo con el que compartes mesa y podrás seguir jugando al Apalabrados sin que el móvil se te llene de grasa. Prúebalo, que no te eche para atrás el hecho de que el resto del restaurante se te quede mirando.

4. Más equipaje, más barato

Estamos en crisis (¿cómo, que no lo sabíais?), por eso las compañías de vuelo de bajo coste son cada vez una solución más recurrente a la hora de volar. No obstante, tienen una pega (bueno, muchas, pero entre ellas…): solo puedes llevar un bulto pequeño si no quieres tener que facturar y pagar más, convirtiendo en ese caso una bajo coste en un aerolínea normal (lo que viene a ser un bic naranja en un bic cristal). Ahora bien, si quieres engañar a las compañías aún te queda una oportunidad: ¡USA RUFUS ROO! Sí amigos, con Rufus Roo dispones de una chaqueta con muchísimos bolsillos que te permitirán llevar hasta 10 kilos de equipaje. Es fácil de transportar, puedes pasarla por el escáner de seguridad, montar con ella en el avión y dejarla debajo del asiento. Su pega es más que evidente: algo tan práctico y que vale 35 euros no puede ser perfecto… obviamente tiene que ser más feo que Picio.

5. El paraguas ‘niño burbuja’

¿Cuántas veces has maldecido tu suerte en esos días de lluvia y viento en los que el paraguas se te da la vuelta, te moja más de lo que te protege y se convierte en un arma arrojadiza? Pues esos días ya son historia, pasado, prehistoria, pretérito pluscuamperfecto. Con el famoso Nubrella podrás hablar por el móvil porque te deja las manos libres para maniobrar. ¡Di adiós a esos incómodos paraguas que te obligan a transportarlos en la mano! Con Nubrella solo tendrás que abrocharte tu protector… y ¡a disfrutar de los días lluviosos! Se acabó mojarse la espalda. Se acabó no poder montar en bici por miedo a mojarte y no ver por dónde vas. Se acabó no poder contar con los dedos más de cinco cuando empieza a chispear. Por solo 40 euros puedes sentirte el niño burbuja con un par de contrapestaciones: serás el centro de atención de todos los que se crucen contigo y los pantalones se te seguirán mojando. De eso no te libra ni nubrella ni Doraemon.


PD: ¿Cuál os daría menos vergüenza usar? El sillón de Homer no cuenta.

Momentos «¡Tierra, trágame!»

BecConsejo: «Disimula o asume»

El otro día una compañera me habló, yo le respondí soltando una parrafada y resulta que ella ya se había ido. Como nuestra conversación era de punta a punta de la redacción y mirando a la pantalla, todos mis compañeros se dieron cuenta, se empezaron a reír y yo pensé «tierra trágame». Entonces me dije… ¿y si le preguntamos a la comunidad becaria en Facebook (somos más de 1.500) y Twitter (somos más de 1.600) cuáles han sido sus momentos #tierratragame?

Hubo una tibia aceptación en Twitter, pero en Facebook el experimento fue todo un éxito. Yo recordé (para mis adentros) la brutal caída por no perder el bus y una decena de personas acudieron a la llamada. El resultado es éste (más una viñeta que solo se podrá ver en la página de Facebook).

(FOTO: Adrianh)

@Sergi_C_M. Ir a un «aula de estudio» y darte cuenta de que te has metido en una clase y estás sentado en la mesa del profesor.

@JoseYeahh. Mercadona, hacer la cola, pasar dos cestas repletas de cosas con el supermercado lleno y al pasar la tarjeta… ¡¡CADUCADA!!

@AnaCastelao. Salir de la piscina del barrio con medio bikini…

@XavierCalvoMir. Cuando a tu chica la llamas por error con otro nombre.

Mairu. Ese momento en que sales del bus, tropiezas te caes y miras a tu alrededor pensando «por favor que no lo haya visto nadie…» te levantas más rápido de lo que se cambiaría Superman y sigues andando sin mirar atropellando a todo aquel que te pregunta: «¿Te has hecho daño?».

Ariana. Me caí de la bici estando parada y encima delante de bastante gente. Al final la que más se rió fui yo.

María. Iba una pareja por la calle que se llevan una diferencia de años considerable, (él es mayor que ella) con sus dos hijas. Se encuentran con otra pareja (se conocían más ellas), se saludan y charlan, la niña pequeña no paraba quieta y le mandan callar, hasta que dice el hombre que se encontraron: «¡Muchacha, haz caso a tu abuelo!» (no sabía que el hombre mayor era el padre).

Paloma. Un día que iba monísima de la muerte con minifalda y unas manoletinas, y cuando iba a cruzar alguien me dio una patada al zapato derecho y se fue en línea recta a una alcantarilla. El tío que me dio la patada solo fue capaz de decirme «lo siento» y la gente me miraba el pie y se partía de risa. Tuve que sentarme en un banco sentada sobre mi pie hasta que pude comprarme unos zapatos nuevos. La broma me costó 120 euros porque encima la zapatería era de lujo.

José Ramón. un amigo y yo en un bar viendo el Barça-Madrid (5-0).

Milagros. En un cóctel de «José Luis» estaba charlando con unos amigos y di un manotazo a un camarero. Se le cayó un bandejón de jamón serrano y todo el mundo se quedó mirándome. Yo me quería morir.

Susana. Mi hija mayor está empeñada en encontrarme novio. El otro día, al pasar delante de una cafetería, había un chico bastante majete en la terraza y mi hija empezó a decir, a gritos y señalándole: «¡¡¡MIRA MAMÁ!!! ¡¡ES PERFECTO PARA TI!!, ¡¡¡PERO MÍRALO!!! Me debí de poner roja como nunca en mi vida y encima el chico no paraba de reírse…

Delia. Un día en el centro donde trabajo, creí que ya no quedaba nadie y me puse a cantar y a bailar. De repente escuché la puerta del baño y salió una chica… Me paré en seco y pensé: «¡¡Tierra trágame!!» Nos dimos las buenas noches, comprobé que no había nadie y ¡terminé mi gran actuación!, jajaja.

María. Habíamos quedado unos cuantos para ir de fiesta, y un grupito llegábamos tarde, así que una amiga mía nos metió prisa para ir a un bar que se llena con la mirada. Ella iba monísima de la muerte: vestido cortito, medias  transparentes y tacones. Teníamos que cruzar una calle y el semáforo para los coches estaba en rojo, pero a punto de ponerse en verde. Ella, ni corta ni perezosa, se puso a cruzar y le tocó correr al ver que los coches se ponían en marcha, con tan mala pata que tropezó a la orilla de la acera, quedándose abierta de piernas mirando hacia la acera contraria . No seria tan embarazoso si no llega a estar al otro lado la tuna, en la que un chico de nuestra carrera estaba. Quisieron cantarle una canción, pero muerta de vergüenza, la chica continuó su camino…

PD: Hoy os recomiendo otro blog. Se llama Las mariposas producen huracanes, de Manjo, un solete.