BecConsejo: «Sí, quizás no le haya pasado nada aunque le cayó un árbol en la cabeza, pero… ¿crees que es normal que en vez de planchar la ropa la fría en la sartén?»
Este BecConsejo no sé si llegaréis a utilizarlo alguna vez en vuestra vida, pero viene que ni pintado para el raro, raro, raro caso que os traigo hoy.
Antes de nada, he de confesaros que viene de un tabloide británico, con lo que os aconsejo que a todo lo que nos cuenten le rebajemos un par de puntos de amarillismo. Es decir, si habla de un gasto de 3.000 libras (algo menos de 3.500 euros), pensad en la mitad; si dice «adicto al sexo», pensad en «recupera el apetito sexual»… bueno, ya me entendéis. Son simples precauciones, por si acaso algún día el protagonista de nuestra historia da la cara y nos llevamos una decepción.
Angelo de Luca es un anciano de 81 años que está en arresto domiciliario por un (y cito textualmente) «extraño accidente que lo convirtió en adicto al sexo». El hombre vive en Biasca, Suiza y hace poco estuvo en coma cuatro días después de que le cayera un ciruelo (es un árbol, para los que seáis de letras, como yo) en la cabeza.

Todo parece indicar que ese golpe cambió los esquemas mentales de Angelo, que se convirtió en un libidinoso adolescente obsesionado con dar rienda suela a su… juventud. Dicen que gastó 3.500 euros (euro arriba, euro abajo) de sus ahorros en una sola sesión (¿es eso posible?) en un burdel cercano.
¿Alguien cree que fue porque el golpe del árbol le volvió adicto? No es posible que el hombre, tras el accidente, pensara… «joé, tengo 81 años, me queda un telediario y medio… ¿para qué quiero el dinero?»
El problema es que sus hijos no ven tan claro eso de quedarse sin herencia, así que la han tomado contra él y controlan ahora sus dos casas y su cuenta bancaria porque, según un juez, Angelo no está capacitado para manejar sus asuntos.
PD: El pobre Angelo se ha quedado sin sexo, sin dinero, sin casa y sin hijos. Vamos, los hijos los tiene, pero si llegan al punto de denunciarle para que esté en arresto domiciliario… casi mejor que no los tuviera.
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