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Ahora mamá es más joven que su hija

Antes no. Antes era normal, pero se operó… y ahora a la que le ha metido años es a su propia hija. ¡La madre es la que está sentada!

–> FOTO: The Sun

Janet Cunliffe, una británica de 50 años, estaba desesperada por parecer más joven, por ser como su hija. Así que invirtió 10.000 libras en su nuevo proyecto corporal: pechos, labios, ojos, nariz, extensiones de pelo…

A su hija Jane, a la que ahora por la calle le preguntan que si es su hermana mayor, no parece importarle con tal de verla feliz: «Mamá está mejor que Madonna con la misma edad». Más bien parece la instigadora, porque ella es quien le ha cambiado el vestuario de arriba a abajo. El cambio es estremecedor.

–> FOTOS: The Sun

Su primera operación de pecho fue tras su divorcio, pero cuando se vino con su nuevo novio a la Costa del Sol descubrió un abanico de posibilidades estéticas. A partir de ahí ya fue un no parar. En el texto de The Sun, diario en el que he encontrado la noticia, no dice nada de ‘lipos’, pero yo creo que algo hay.

PD: No hay duda de que ahora es mucho más guapa que la hija, aunque yo, por más que miro, no puedo evitar tener cierta sensación de tongo.

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¿A qué se dedica su madre?

Miren, que es un cielo de mujer, me rebotó un forward bastante gracioso. Yo, hasta el momento, sólo lo había visto en inglés, pero alguien se tomó la molestia de traducirlo (y me viene de perlas).

La verdad es que, errores cognitivos al margen, lo cierto es que esto de querer ser como los papás es algo bastante habitual.

No es mi caso, evidentemente. Mi padre no fue censor del régimen, ni censor de mi casa, ni ascensor, ni nada que se le parezca.

Sin embargo, imagino que muchos de vosotros repetís la profesión paterna y a mí, sinceramente, no me habría importado.

Es curioso, solemos pasar por una época de devoción por nuestros padres para luego rechazar todo lo que viene de ellos porque son unos carcas (el famoso pavo tiene mucha culpa de ello) y solemos acabar queriéndolos como al principio para, una vez se hacen mayores, hacerles poco caso, porque ya tenemos a nuestros hijos y nuestros padres son ahora los abuelos… esos de «no le hagas caso al abuelo» a los que visitamos de mes en mes, cuando toca.

Mi punto débil son los abuelos, ya lo sabéis, pero con los padres, como no puede ser de otra forma, también me sale la venita sensible.

Además, los padres de hoy son los abuelos de mañana…

PD: Yo que quería escribir algo de humor… y al final me he terminado poniendo reflexivo. Otra vez.

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Madre no hay más que una

El lunes fue uno de esos días que dejan momentos inolvidables a la par que entrañables. Mil historias previas a la Navidad que a todos nos enternecen. Pero si tuviera que escoger una, me decantaría, sin duda, por el gesto más bonito de una madre. Como sabéis, los periodistas somos, a veces, uno de los sectores más criticados, pero también es cierto nos pueden llegar a hacer, públicamente, el regalo más bonito. Eso es lo que le pasó a Guillermo Rodríguez, jefe de sección de ‘publico.es’ en pleno sorteo del Gordo de Navidad.

Guillermo, más conocido como ‘Guirodi’, cumplía 35 primaveras y lo que menos se esperaba es que su madre, Milagros, se pusiese al tanto de las nuevas tecnologías para dejarle un comentario de felicitación que, a posteriori (rima con ‘Guirodi’) fue el más valorado por los lectores.

No hay duda de que esto da un vuelco a la clasificación de momentos emotivos del año. Tanto que, inmediatamente después de conocerse la noticia, se creó en Facebook un grupo llamado «yo también quiero un hijo maravilloso como Guirodi». Un fenómeno que adelanto hoy en exclusiva y que dará mucho que hablar, porque la historia de Guillermo es de esas que merece la pena contar.

Tras llamar a Público e identificarme como el Becario de ’20 minutos’ (no se han reído de mí) y obtener su permiso para publicar esta historia, algunos de sus compañeros, como Luis, me han relatado el duro camino que tuvo que andar antes de llegar a la cima: «Desde segundo de EGB suspendía e iba a septiembre y una profesora, en sexto, le dijo que no sería nada en la vida. Además falló un penalty fundamental en su adolescencia. Pegó una patada al suelo y el balón llegó manso a las manos del portero».

En la foto se ve cómo era ‘Guirodi’ de pequeño y cómo es ahora, ya hecho un mozo, en la redacción del periódico. Me comentan que esas enormes gafas tienen una explicación: «Las rompía constantemente y decidieron comprarle unas mucho más grandes y resistentes».

PD: Reconozco que me hubiese gustado que mi madre me dejase un comentario en el blog, pero bueno, ella, a su manera, también me homenajeó ayer después de un duro día de trabajo. «¿Cómo estás mi vida? Te he preparado tu comida favorita para que repongas fuerzas», me dijo. Y efectivamente, mamá dio en el clavo: tenía un inmenso plato de croquetas caseras para mí solo, y de postre, yogur de fresa (de los de marca). Madre no hay más que una.