Cuando ayer me planteaba cómo podía empezar un artículo sobre la frustrante tercera temporada de The Affair, recordé aquella vez que me preguntaron sobre mi personaje preferido de Mad Men, y no supe qué decir porque todos me parecían despreciables. Con el tiempo he aprendido a comprender que los personajes más despreciables pueden ser los mejores personajes posibles, incluso los preferidos de alguien. Esa es la gran contribución de The Affair en un panorama seriéfilo inabarcable y agotador, el riesgo (y el mérito encomiable, que no es tarea fácil) de profundizar en sus figuras con pasión y sin prejuicios. Es algo que logran pocos guionistas actuales, pero si de alguien nos fiamos para esta empresa es de Sarah Treem y Hagai Levi, sus productores, curtidos en la fabulosa En terapia, de HBO; convirtieron el mundo emocional de personas comunes en intrigas dignas del thriller más adictivo.
Es precisamente eso lo que han querido perfeccionar en The Affair. No diría que su propuesta para Showtime es la que presume de los mejores protagonistas actualmente, pero sí que es la que mejor los entiende, la que mejor retrata su compleja psicología, en un puzle casi perfecto de acciones, emociones y motivaciones. Por ello también creo que es una de las series mejor escritas hoy; puede patinar a la hora de gestionar el peso de sus tramas, o a la de conceder más espacio a unos personajes que a otros, pero no en la coherencia con la que están construidos. Ese es mi balance de la última entrega de The Affair: confieso que muy mal lo tienen que hacer para que la abandone a estas alturas, pero también que comprendo a aquellos que se han sentido estafados con ella. ¿Hacia dónde va The Affair? Pues ni idea.
La tercera temporada (emitida en España por Movistar+) se estrenó el pasado noviembre con dos importantes retos por delante: por un lado, superar el listón de su brillante entrega anterior, y por otro, continuar la marcha sin el macguffin que había espoleado la serie desde su comienzo. Tras saber que fue Helen quien atropelló a Scott Lockhart después de que Alison le empujara hacia la carretera para defenderse de su ataque, y que Noah decide ir a la cárcel para proteger a las dos, ¿qué camino les queda a sus protagonistas? The Affair no ha conseguido superar aquel clímax, ni el desafío de eliminar la fórmula criminal (por mucho que esta fuera lo menos importante de la serie) para quedarse solo con el drama emocional… Ni siquiera ha sabido mantener el interés en los personajes que tan bien había desarrollado.
Los nuevos episodios comienzan tres años después de lo narrado en la temporada previa, cuando Noah sale de la cárcel y debe empezar una nueva vida. No solo se enfrenta al rechazo de sus conocidos, de sus hijos, incluso de Alison, también a la misteriosa aparición de un hombre que le apuñala en mitad de la noche. Inicia así su enésimo descenso a los infiernos, aderezado con oscuros detalles de su infancia, como la relación con sus padres: ¿es John Gunther (sorprendente aparición de Brendan Fraser), el vengativo guardia de la prisión, quien le está amenazando o es todo fruto de su imaginación? Los grandes desaciertos de The Affair los ha provocado el excesivo protagonismo de Noah; que el personaje que peor cae a la audiencia aparezca en casi todos los capítulos, por mucho que se profundice en sus heridas psicológicas (causadas por la culpa de la infidelidad, y por otros secretos) es dispararse en el propio pie.
El gran respiro nos lo ha dado el resto de los personajes, a los que se concede mucho menos espacio. Helen se ha revelado como uno de los principales atractivos, y más después de saber que fue ella quien mató a Scott y calló por su propio bien. ¿Será capaz de sobrellevar la penitencia de que su exmarido esté pagando su condena? También nos interesan el nuevo fichaje, Juliette, la profesora francesa, y Alison y Cole, pero a estos últimos se les ha dado una línea narrativa algo impostada; sus conflictos sobre la paternidad (sobre todo los de ella) son interesantes, pero reunirles románticamente es quizá un error que la serie volverá a pagar más adelante. El episodio de desenlace tampoco nos deja muy claro cuál será el futuro; solo se centra, de nuevo, en Noah, al que al menos deja en un lugar más esperanzador.
The Affair ha confirmado esta temporada que su fortaleza es su forma de abordar a los personajes, y que la estructura de los puntos de vista individuales sigue siendo muy jugosa, pero también que Sarah Treem y Hagai Levi son autores muy frustrantes de thriller criminal. Y encima Showtime se ha propuesto estirar el chicle, como ha hecho con todas sus grandes series de los últimos diez años, de Dexter a Homeland. ¿Habrá salida para The Affair? Lo veremos en la próxima, porque habrá cuarta temporada, claro.
¿Seguís The Affair? ¿Qué os ha parecido esta última entrega?
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coño Jimmy McNulty
02 febrero 2017 | 10:53 am
Frustrante es la palabra, pero amigo mío Helen no asesino a nadie… Fue Alison quien lo hizo…. 😀
02 febrero 2017 | 7:02 pm
pues se ha caído el castillo de naipes. una pena, pero esta tercera temporada no ha sabido hacia dónde tirar y ha focalizado demasiado en noah. explico mejor mi decepción en este enlace: https://elcadillacnegro.com/2017/02/08/the-affair-a-la-tercera-fue-vencida/
08 febrero 2017 | 10:59 am
no me agrada la tercer temporada .juliet aburre y lo paranoico de noah igual .una pena .espero que la cuarta temporada este a la altura de la primera y segunda.
19 noviembre 2017 | 10:43 pm
Comparto mi opinión como espectadora de la serie:
https://esoqueamo.com/2017/12/17/the-affair/
Muy buen artículo!
13 enero 2018 | 12:23 am