La soledad ya está considerada como la mayor epidemia de nuestro siglo. Una corriente transgeneracional que nos provoca los mayores sufrimientos a pequeños, adultos y ancianos. Al mismo tiempo engrosa la lista de tabúes sociales; aquellas palabras o conceptos de los que huimos socialmente, renegamos de confesar que nos sentimos solos y lo dejamos para nuestras confesiones íntimas.
En España hay 4,7 millones de hogares unipersonales y la cifra incrementa cada año exponencialmente el sentimiento de soledad: una de las principales causas de exclusión social.
Sin embargo, mientras que este bicho de la soledad nos carcome a todos en nuestra más estricta intimidad, públicamente seguimos con el soniquete de que «en soledad se aprende más» o «que es mejor estar solo que mal acompañado».
En mi último Yo Pienso reflexiono sobre el mal empoderamiento que se le ha hecho a la soledad como adalid del aprendizaje y el autoconocimiento. Y abogo por el COMPARTIR como la base mucho más sana, enriquecedora y divertida, no sólo del aprendizaje, sino también como política de vida. «No sabes estar solo» y mi reflexión ante eso es: ¿Acaso es divertido estar solo? Porque debajo de esa frase recriminatoria a impulsar nuestra independencia, nos aleja del potenciador más importante para nuestra felicidad: el poder de RELACIONARNOS. Está demostrado que es tu red social quien, en momentos de debilidad o difíciles, te sostiene; te mantiene a flote ¿Por qué no comenzar a dejar la soledad como algo metafísico y darle más valor al COMPARTIR?
Comparo la relación de la soledad y el compartir con la que la crítica de cine hace al género del drama y la comedia. El drama se lleva todos los premios, siendo considerado ‘más cine’, mientras que la comedia se lleva el aplauso del público como mejor premio.
Lo mismo ocurre que con la soledad, por eso invito a que sea compartida. A perder el miedo a hablar de ella. A comunicarnos y sobre todo a no juzgarnos por el desear compañía.
El compartir hay que publicitarlo igual que la soledad, así quizá dejemos realmente al libre albedrío la posibilidad de elegir en qué estado deseamos estar por encima del juicio colectivo.
Estar rodeada de gente y ser dependiente de tus amigos no te hace menos o peor persona. Te hace potenciar tu sociabilidad, el poder de relacionarte. Ser inclusivo y no exclusivo.
Yo me apunto al compartir. ¿Y tú?
Buena reflexión sobre el compartir o llevar una vida en la soledad .
Yo personalmente me niego a vivir una vida sin compartir, sin aprender, sin darme cabezazos.
03 febrero 2020 | 7:06 pm
Gracias Sandra sos un ser humano espectacular, te admiro, tengo todos tus libros e intento verte en todos los programas que trabajas, intento no perderme ninguno, Y es verdad estoy totalmente de acuerdo con un vídeo. Creo que el compartir es mucho más bonito y maduro y precioso y de todas las formas que quieras o quieran llamarlo- Yo toda mi vida he compartido todo con Amigos, Parejas, Gente, que te regala el camino de la vida y me resulta algo fructífero apasionante sano, y te diviertes y lo pasas mejor siempre.
Vivo sola y es una de las cosas de las cuales siempre reniego, quiero, necesito, estar en compañía y compartir ya sea las pequeñas y grandes cosas. Gracias y no cambies. Cariñosamente Graciela.
12 febrero 2020 | 3:55 pm