Archivo de septiembre, 2019

Decepcionada pero… ¡a votar!

Las nuevas elecciones del próximo 10 de noviembre nos han sentado a todos como un jarro de agua fría. Hemos seguido con desespero cómo se cumplía el plazo de pactos y la incapacidad política para formar gobierno. Los EGOS son muy malos; lo dicen los que entienden de psicoanálisis, pero parece que nuestros políticos de análisis hacen poco y mucho de pelea de gallos para ver quien es el más chulo del corral.

En este vídeo nuevo de YouTube, en mi sección bautizada como YO PIENSO, comparto reflexiones sobre cuestiones que me preocupan y ocupan. La decepción es un mal estado que, de dejarnos llevar, nos atrae al abatimiento, a la falta de ilusión y la pesadumbre.

No podemos evitar la decepción, pero sí reflexionar bien sobre cómo gestionarla. La responsabilidad de nuestra acción no puede ser promovida por la rabia, el enfado o la contaminación de una inoperancia política.

Planean sombras de baja participación para las próximas elecciones y pudiera ser, que pensaras… ¡Merecido se lo tienen! Pero el precio es para nosotros, los ciudadanos, no para ellos. Porque nuestra fuerza sigue siendo el voto, aunque le hayan perdido el respeto por EGO y más tonterías del poder.

Te invito que reflexiones conmigo, que compartas tu decepción y, que por unos minutos, te sientes, veas el vídeo y te des ese tiempo para saber qué harás.

¿Me acompañas? ¿Me cuentas? ¿Me compartes tus inquietudes?

No hay mejor modo que el debate, que la compañía en tiempos de decepción para recuperar la ilusión por un futuro… estoy segura que mejor.

¿Nos cortamos cuando hablamos de sexo?

Hablar de sexo nos sigue poniendo el rubor en las mejillas y hace que nos suba la temperatura corporal. A pesar de que el modo de practicarlo, con las nuevas tecnologías, se ha diversificado y ampliado, en expresarnos sobre ello seguimos estando, en muchos casos, como en la Edad Media y el obscurantismo.

Para empezar, ni si quiera nos ponemos de acuerdo con lo que consideramos como sexo.

Un estudio del Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana realizado en 2010 determinó que no existía un consenso sobre lo que la gente consideraba qué era sexo y preguntó a personas entre 18 y 96 años (500 personas) qué significaba el término para ellos. ¿El sexo oral, por ejemplo, se considera sexo? No, para alrededor del 30%. ¿Y el sexo anal? Para el 20% por ciento de los participantes, no. Un sorprendente número de hombres mayores no consideraron el coito pene-vagina como sexo.

Quizás como casi todo, este problema se resuelva con EDUCACIÓN.

El 50% de las mujeres y el 51% de los hombres afirman NO haber recibido una educación sexual suficiente. Y el 90% de la juventud dice haber aprendido sobre sexo a través del porno.

Recuperando mis orígenes de reportera he salido a la calle para ver si me convenzo de que ya no sentimos vergüenza al hablar de sexo y, mucho menos, con nuestra pareja. De si confesamos nuestras fantasías, si compartimos nuestros gustos o, por falta de comunicación, dejamos la creatividad para fuera de la cama y no dentro.

Sobre estar preparados para hablar de sexo, he comprobado que no no tiene edad sino proyección de un antiguo tabú que nos sigue condicionando. Lo veamos como lo veamos, hablar de sexo corta y más si alguien te para en la calle y te pregunta.

¿Le cuentas a tu pareja lo que te gusta en la cama?

Ya es hora de apostar por una educación sexual en la que veamos el sexo como algo normal y necesario.

Fake news, los riesgos de estar mal informados, un debate con Encarna Samitier, Ana Pardo de Vera y Carmen Torres

A golpe de clic, sin movernos de casa y usando un solo dedo, estamos sometidos diariamente a una cantidad de información que somos incapaces de procesar. Tanto es así, que saltamos de un lado a otro, leyendo apenas los titulares y, dejando en nuestra retina memorizados datos que, no sabemos qué nivel de veracidad tienen. Eso sí, nos decidimos, en un golpe de impulsividad, darle difusión en nuestras redes hasta llegar a que esa noticia se haga viral. ¿En qué lugar del proceso queda la comprobación de la veracidad? La voracidad con la que consumimos datos sin control y la velocidad con la que se expande la información, ha creado en los últimos años un desafío global.

¿Cómo detener las llamadas fake news? ¿Por dónde empezar? ¡Cuántas noticias falsas, titulares engañosos, bulos lanzados ex profeso con la intención de intoxicar la cadena imperante! El juego de la información se ha convertido en un pantanoso lugar donde pocos saben nadar.

¿Qué futuro nos espera si no detenemos esta avalancha? ¿Cómo reconocer la información de calidad de las trust news? ¿Cómo evitar que el choque de narrativas sobre un mismo punto termine dando por válido lo que es falso? Hay ejemplos en Reino Unido con el Brexit, con la llegada de Trump. ¿Se puede regular? ¿Es el fin de la información?. Para 2022 se espera que en España se consuman más noticias falsas que reales. Algoritmos de análisis en las grandes plataformas ya se han puesto en marcha para realizar la primera criba, incluso acompañadas de algún símbolo distintivo.

Hace cuatro años, se creó LENA, Leading European Newpeaper Alliance, la alianza de periódicos líderes en Europa con el objetivo de compartir los riesgos de la transformación de la era digital de la información. Se llegó a la conclusión de la necesidad de priorizar la calidad ante la cantidad ¿Se está cumpliendo? ¿Cuál es el balance? ¿Podemos escapar de las fake news?.

El primer You Tube Live de la temporada ha arrancado con uno de los principales desafíos de nuestra era. Algo todavía no resuelto, una avalancha agresiva que necesita ser reconocida.

Tres mujeres líderes en el periodismo escrito me han acompañado para debatir la cuestión, los riesgos de estar mal informados. Son Encarna Samitier, directora de 20minutos, Ana Pardo de Vera, directora de Público y Carmen Torres, periodista de El Independiente.