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María Benjumea: «Puedes hacer todo lo que te propongas»

¿Qué sabes de lo que es ser un emprendedor? ¿Cuánto de lo que crees que sabes piensas que son estigmas?

Hablar de emprendimiento es hablar de innovación y, más que de futuro, de presente. No todos los emprendedores son jóvenes, ni viven en Silicon Valley. España está repleta de talento y gente decidida u obligada, por distintas situaciones a REINVENTARSE.

A mí me gusta hablar del emprendedor para quien, tenga la edad que tenga, se reinventa, consigue darle la vuelta a las cosas y extrae mucho mejor el jugo al limón.

María Benjumea, fundadora de Spain Startup, empresa que gestiona el mayor evento de emprendedores del Sur de Europa (The South Summit) me da una clase magistral sobre el emprendimiento. Benjumea es una de las figuras españolas más importantes en el mundo de la empresa y el emprendimiento.

En 1994 marcó un hito en España creando Infoempleo.com, un referente en la gestión de recursos humanos, empleo y formación que llega a tener más de cuatro millones de usuarios registrados.

Desde entonces ha seguido el rastro de los ‘innovadores’ y de su propio lema, «querer es poder», que deja los límites en el rincón frente al gran horizonte de las posibilidades.

Apuesta siempre por el talento, por la innovación, el esfuerzo y la buena gestión de equipos para alcanzar el deseado éxito.

Charlar con ella nos ofrece un dibujo del perfil del emprendedor en nuestro país, la situación en España y los puntos débiles que habría que reforzar.

Después de la pandemia y el confinamiento que hemos vivido. Con el desconcierto y la incertidumbre de mochila que la mayoría llevamos, escuchar a María Benjumea es una oportunidad para creer en la REINVENCIÓN y la confianza en el TALENTO y las BUENAS IDEAS.

Con deseos de visitar nuestro patrimonio

Patrimonio es una palabra tan usada para dividir en vez de para unir que, ha generado en algunos rechazo en vez de orgullo. Nuestro patrimonio es la herencia del país en el que vivimos y no podemos vivir de espaldas a él, igual que no podemos vivir de espaldas a la herencia de nuestro núcleo más cercano: nuestra familia.

España es un país que, por su antigüedad y diversidad de pueblos – invasores- y reinos que la historia unió, tiene una riqueza mal aprovechada y, demasiadas veces entendida como fuente de división. Es por todo esto y por una complejidad difícil de resumir en pocas líneas por las que rechazamos formar parte y aprender de nuestro patrimonio.

Más allá de los cuarenta y siete lugares en nuestro país declarados por la UNECO como Patrimonio de la Humanidad : Catedral de Burgos, la Alhambra, Generalife y Albaicín de Granada, la mezquita de Córdoba, la sagrada Familia ( Barcelona), las murallas de Ávila… existen centenares de museos que albergan nuestros tesoros patrimoniales.

Con la crisis de la Covid-19, los cientos de museos españoles se deben reinventar para sobrevivir en medio del cambio. Es necesario idear nuevos modelos para seguir conservando los tesoros de nuestra historia y trabajar para que sigan protegiéndose como se debe.

Sin embargo, hay museos menores, menos considerados por la ciudadanía que han vivido en una permanente sequía antes de la pandemia y, llevan años luchando para ser reconocidos y protegidos por todos.

Hablar de patrimonio y de lo nuestro con tres mujeres que gestionan es una auténtica revelación a cómo la mayoría vivimos de espaldas a aquello que nos ha hecho lo que somos. Son Elena Hernando, Directora General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid; Alicia Vallina, Jefa de Estudios e Investigación en la subdirección de Publicaciones y Patrimonio Cultural del Ministerio de Defensa; y Margarita Moreno Conde, conservadora del Departamento de Antigüedades Clásicas del Museo Arqueológico nacional.

Con ellas aprender lo desaprendido es todo un viaje a que surjan de nuevo ganas de visitar aquello que ahora no nos es permitido; pero que hace unos meses, no lo deseábamos hacer por voluntad propia.

Nagore Aguirre, la maestra agitadora del mundo de la coctelería

Si alguien me dice piensa en la figura de un bartender, sin poderlo evitar, mi imaginario dibuja una silueta masculina, con pajarita y chaqueta blanca a lo Humphrey Bogart en Casablanca, o camisa y sonrisa abierta a lo Tom Cruise en Cocktail. Difícilmente, debo reconocer, me imagino una mujer manejando las botellas, mezclando espirituosos y ofreciéndome un sofisticado combinado.

Por ese motivo me gustó conocer y saber mucho más de Nagore Aguirre, una “creadora de experiencias” como le gusta definirse, que ha logrado abrirse camino y triunfar en un gremio mayoritariamente de hombres.

Nagore Aguirre llegó al mundo del bartender casi por casualidad, “para ayudar en san Fermín a un amigo que tenía un bar”, Cuando su familia esperaba que estudiara una carrera, ella con tan sólo 27 años era ya propietaria de su propio bar en Pamplona y en 2015 llegó a ser finalista de la competición más importante del mundo en Coctelería (Worls Class Competition).

Cuando grabamos este vídeo, trabajaba en Madrid en el restaurante Arrechu, encargada de crear nuevas mezclas y experimentar con los espirituosos. Fue imagen mundial de la marca Campari y “se resiste a seguir los estereotipos de la profesión”.

Ella muestra su fragilidad, sonrisa y coquetería dentro y fuera de la barra. Lo mismo que su profesionalidad. Convertirse en una role model como ella y otras compañeras como Ariana Chía (campeona del World Class Competition 2016) o Carolain Spencer, ha sido experimentar los propios recelos de una profesión que tenía las puertas cerradas a la mujer. Y no sólo eso, sino incorporar otro color, gusto y sofisticación al mundo detrás de una barra.

Fuera etiquetas, abandonar los uniformes y romper en estética. Ellas lo han sabido hacer y cada día son más las mujeres que se atreven a hacer de la mixología su profesión.

En este One to One, Nagorre Aguirre no sólo habla de ella y de sus experiencia sino que nos ofrece una pequeña clase magistral, preparándonos tres de sus combinados preferidos: Dry Martini, Whisky Sauer y Gin Tonic con ginebra de trufa.

María José San Román, chef y fundadora de la asociación Mujeres en Gastronomía

Ya lo dice el refrán popular “la unión hace la fuerza”, y proporciona en el caso de las mujeres chef españolas visibilidad al talento, a la experiencia y a la competitividad. María José San Roman, chef del restaurante Monastrell – reconocido con una estrella Michelin desde noviembre de 2013-, además de empresaria hostelera de éxito, es la fundadora de la asociación Mujeres en Gastronomía. San Román desea en el mundo de la gastronomía la misma presencia de hombres y mujeres y, sobretodo reconocimiento. Las cocinas han estado, según cuenta, relegadas a la mujer a lo largo de la historia hasta que comenzaron las condecoraciones, momento en el que fueron relegadas.

Ella viaja por todo el mundo ofreciendo la esencia de su cocina de productos de su tierra, tales como es el azafrán,del que se considera una experta a nivel internacional, el arroz y el aceite de oliva extra. En esos viajes no pierde ocasión, para convencer de la necesidad de dar visibilidad a las mujeres chef en convenciones, ferias, encuentros…Habla con nervio, con pasión, siempre activa de mente y receptiva a cualquier iniciativa que fomente la visibilidad y el reconocimiento merecido de las mujeres en la cocina.

María José San Román es una empresaria hecha a sí misma, con las ideas muy claras y un discurso optimista, conciliador pero firme. Ella lidera Mujeres en Gastronomía, la asociación española que reúne a las mejores cocineras de nuestro país, incluidas todas las galardonadas con estrella Michelin.

Charlar con ella fue una oportunidad de viajar a su esencia, de engancharte a su energía, a su positivismo, a su deseo por hacer del mundo un lugar mucho más colaborativo, más unido y por ello mucho más rico. Esta charla es un bocado, un aperitivo de su fuerza, de su personalidad, de su arrojo y de su lucha en la cocina y fuera de ella.

Twitter desde dentro, con Nathalie Picquot

La crisis del Covid-19 ha hecho descender nuestra actividad cotidiana, pero ha multiplicado otras como el consumo televisivo, de plataformas y de redes sociales. Hace cuatro meses tuve la oportunidad de conversar con Nathalie Picquot, directora general de Twitter en España y Portugal desde 2017.

Este es un buen momento para conocer las tripas de este gran altavoz del que disponemos y consumimos cada vez más personas. Su uso ha mutado desde su nacimiento en San Francisco en el año 2006. Ni ellos ni nosotros podíamos imaginar que un día estaríamos frente al estado de emergencia mundial por una pandemia. Ellos intentan combatir contra la contaminación informativa sobre el virus y las fake news, que embrutecen el gran abastecimiento de foros útiles e información que diariamente se mueve en esta red social.

Me contaba Nathalie que, al contrario del conocido dicho popular,»Lo que sucede en Twitter no se queda en Twitter». Esta red, como otras están ayudando a propagar movimientos sociales como el #yomequedoencasa o solidarios como #yomecorono o, incluso el #yomemuevoencasa.

Actualmente, según datos de la plataforma de marketing TheSocialFlame el hashtag más usado es #Coronavirus. Nada sorprendente en apariencia, pero hablando con Nathalie Picquot me descubrió toda la información relevante que desprenden nuestros tweets más allá de las palabras que lo contienen, pone énfasis en el buen uso de la red social. En estos tiempo inciertos y de desconcierto generalizado, puede que sea de las mejores recomendaciones. Ponerle conciencia a todo, también a nuestros tuits para evitar la contaminación informativa y el alarmismo gratuito.

Una charla rica para conocer cómo redes sociales como Twitter nos han transformado, unido y, en momentos de crisis como esta pueden convertirse en perfectos aliados para buenas causas.

 

 

¿Qué le pides al nuevo Gobierno?

El pasado 3 de febrero el Rey presidió la apertura formal de la XIV legislatura de la Cortes españolas. Con el primer gobierno de coalición y vientos de derecha huracanados, la necesaria estabilidad no va a ser fácil, pero sí necesaria para retos ineludibles como la transición ecológica, la integración social y la transformación digital. Y retos sociales como la mejora del modelo educativo, la retención del talento y la creación de puestos de trabajo cualificado y la revisión de un sistema sanitario maltratado por los últimos recortes. En la larga lista de cuestiones, no me dejo la territorial, incluyendo Cataluña, un tema que, en mi opinión, ha eclipsado otros que nos preocupan a la mayor parte de la ciudadanía y que han visto mermado su protagonismo en medios y en el debate político.

Pero… ¿Qué confianza tiene la ciudadanía al nuevo Gobierno? ¿Qué le pide? ¿Qué aspectos preocupan más?

Esta semana, en la sección Convénceme de mi canal de YouTube he salido a la calle para olfatear nuestra emocionalidad política y reconozco haberme sorprendido gratamente en la confianza que todavía existe, aunque se repiten las reclamaciones: más ayudas, menos recortes, mejora de educación, trabajo y atención a los mayores. Y según los ojos de quien lo mire, de izquierdas o de derechas, varía el enfoque pero no el fondo.

Ningún ciudadano tiene la solución a los agujeros negros que seguimos arrastrando, para no seguir con teniendo un índice de paro tan alto o, incluso, para que el conflicto territorial gane al debate y necesidad social. Conciliador no va a ser el adjetivo que por desgracia acompañe esta legislatura. Los más pesimistas dicen que será combativa, agresiva y nada constructiva. Los optimistas que ilusionante…

Habrá que esperar a los cien días para ver por dónde suenan las trompetas y seguir en la estela de aumentar la confianza política, sin depender de mayorías o decretazos para lograr una buena legislatura.

Soledad versus compartir


La soledad ya está considerada como la mayor epidemia de nuestro siglo. Una corriente transgeneracional que nos provoca los mayores sufrimientos a pequeños, adultos y ancianos. Al mismo tiempo engrosa la lista de tabúes sociales; aquellas palabras o conceptos de los que huimos socialmente, renegamos de confesar que nos sentimos solos y lo dejamos para nuestras confesiones íntimas.

En España hay 4,7 millones de hogares unipersonales y la cifra incrementa cada año exponencialmente el sentimiento de soledad: una de las principales causas de exclusión social.

Sin embargo, mientras que este bicho de la soledad nos carcome a todos en nuestra más estricta intimidad, públicamente seguimos con el soniquete de que «en soledad se aprende más» o «que es mejor estar solo que mal acompañado».

En mi último Yo Pienso reflexiono sobre el mal empoderamiento que se le ha hecho a la soledad como adalid del aprendizaje y el autoconocimiento. Y abogo por el COMPARTIR como la base mucho más sana, enriquecedora y divertida, no sólo del aprendizaje, sino también como política de vida. «No sabes estar solo» y mi reflexión ante eso es: ¿Acaso es divertido estar solo? Porque debajo de esa frase recriminatoria a impulsar nuestra independencia, nos aleja del potenciador más importante para nuestra felicidad: el poder de RELACIONARNOS. Está demostrado que es tu red social quien, en momentos de debilidad o difíciles, te sostiene; te mantiene a flote ¿Por qué no comenzar a dejar la soledad como algo metafísico y darle más valor al COMPARTIR?

Comparo la relación de la soledad y el compartir con la que la crítica de cine hace al género del drama y la comedia. El drama se lleva todos los premios, siendo considerado ‘más cine’, mientras que la comedia se lleva el aplauso del público como mejor premio.

Lo mismo ocurre que con la soledad, por eso invito a que sea compartida. A perder el miedo a hablar de ella. A comunicarnos y sobre todo a no juzgarnos por el desear compañía.

El compartir hay que publicitarlo igual que la soledad, así quizá dejemos realmente al libre albedrío la posibilidad de elegir en qué estado deseamos estar por encima del juicio colectivo.

Estar rodeada de gente y ser dependiente de tus amigos no te hace menos o peor persona. Te hace potenciar tu sociabilidad, el poder de relacionarte. Ser inclusivo y no exclusivo.

Yo me apunto al compartir. ¿Y tú?

El trazo invisible: mujeres restauradoras

Detrás de cada cuadro que observamos en un museo no sólo está la mano de quien lo hizo, sino el trazo invisible del restaurador. Un trabajo meticuloso, silencioso y que requiere de una paciencia sublime. En el recorrido por dar visibilidad a mujeres, tuve la oportunidad de entrar en las tripas de una de las áreas de restauración más importantes del mundo: la del Museo del Prado y descubrir que, hoy, es una profesión de mujeres.

En un museo de más de dos cientos años de historia, ellas se encargan de que las pinturas, esculturas y dibujos que observamos no pierdan ni la luz ni la personalidad con los años. Son las guardianas del arte, que trabajan durante meses para dejar lista una obra para volver a ser admirada.


En el mismo claustro del Museo del Prado me reúno con cuatro mujeres que desarrollan su profesión con vocación admirable y humildad en sus palabras sabias. Escucharlas es llegar a poner otra mirada sobre cualquier obra artística; es llenar de vida aquello que es invisible a los ojos pero transmite cada trazo, cada color, cada composición.

En el Afterwork Mujeres Restauradoras nos quitamos los complejos y decidimos aprender sobre cómo mirar un cuadro, cuánto lleva el cuidado del mismo y todo el trabajo artístico, manual y científico; todo el trabajo en equipo que se desarrolla alrededor de la restauración de una obra.

Os presento a mis cuatro invitadas:


Sonia Tortajada, restauradora de escultura:

“El restaurador no debe de dejar su huella”

Mayte Jover, documentación técnica y laboratorio:

“La restauración es una trabajo de equipo”

Inmaculada Echeverría, Gabinete de Documentación:

“El gabinete de documentación técnica que se fundó oficialmente en 1981 lo inauguró una mujer, Carmen Garrido”

María Álvarez Garcillán, restauradora de pintura:

«Creemos que es una cosa muy femenina, cuando hasta los años 70 solo había hombres en la restauración»

Con ellas os aseguro que desearéis volver al Prado y, con la intimidad requerida, buscar vuestro cuadro preferido y observarlo como nunca antes habíais hecho.

La Navidad… ¿Quién no tiene sentimientos encontrados con ella?

Dejando de lado las tradiciones religiosas, muy respetables pero poco practicadas en mi caso, me centro en el rebujito emocional que se nos hace cada vez que se acercan estas fechas.

Aunque intentemos huir de todo ello y pensemos que lo hemos logrado, como otras tantas cuestiones, me da que nadie está suficientemente inmunizado a la Navidad: para bien o para mal.

Esta semana reflexiono sobre cómo me siento en mi sección de YouTube Yo Pienso, e invito a los demás a que lo hagan conmigo. Que se sienten cinco minutos y, mientras ven el vídeo, comprueben cómo llevan la Navidad este año. Y, remarco ese “yo y mis circunstancias”, porque es causa efecto a cómo lo vayamos a pasar y cómo nos vayamos a sentir.

¿La liturgia de la Navidad es un bombardeo a la felicidad de plástico? ¿Eres de los que canta villancicos o los aborrece? ¿De los que creen que es una fiesta para niños más que para adultos?

Pero más allá como lo lleve cada uno y cómo lo sienta, hay algo común a todos. Estoy segura que existe en nuestro círculo mas cercano, si no somos nosotros mismos, quien siente una profunda soledad, y es ahí donde podemos cambiar para mejorar. Desde hace muchos años tengo por costumbre que nadie que yo conozca se quede solo en Nochebuena, en Navidad o, para despedir el año. No lograré amortiguar el dolor de pérdidas, de ausencias que a medida que vas creciendo, se te van acumulando, pero podré ofrecerle mi cariño, abrazos y el calor de un hogar con conversaciones, risas y buena compañía. Por la calle, intentar saludar de otro modo y educar mi mirada para que no practique la indiferencia sino la atención a aquellos que en estas fechas sufren mucho más.

¿Y tú? ¿Cómo sientes este año la Navidad?

¡Feliz Navidad! ¡Felices Fiestas!

Malos conductores y tópicos de género

Aunque cualquier cosa que destile a ‘guerra de sexos’ me parece demodé o de sitcom de los noventa americana, lo cierto es que los tópicos de género siguen presentes en nuestra sociedad y parecen tener raíces muy profundas. Sin pretensiones negacionistas,es verdad que los avances en igualdad de género se producen aunque más despacio que la tecnología.

Centrándome en los tópicos de género, decidí salir a la calle, preguntar y tratar de hacer un perfil base del mal conductor. Mucho ha llovido desde las películas de Alfredo Landa y compañía donde se perpetuaban comentarios como “¡Mujer tenías que ser!” o, por suerte, desaparecieron pegatinas con mensajes como “Mujer al volante, peligro al instante”. Incluso, y ya con la posibilidad de analizar nuestro ADN, han llegado ha localizar un gen responsable de la mala conducción. Pero la ciencia y las creencias toman caminos divergentes en muchas ocasiones.

Mi sorpresa fue más que agradable al comprobar que comenzamos a enterrar la adjudicación del mal conductor a un género y potenciamos mucho más el temperamento o la cualidad de carácter sobre la persona que conduce: sea hombre o mujer.

Más allá de los estudios que determinan que la velocidad, la impaciencia con el tráfico, la música alta o las infracciones más peligrosas son cometidas por los hombres, mientras que las mujeres, aunque son más respetuosas, tienen más accidentes leves y no suelen responder con con acciones agresivas o impulsivas al volante.

Sin embargo, más allá de los estudios, salir a la calle y darse cuenta que, al menos en el barrio de Malasaña de Madrid no eran pocos los que no hacían mención al género, sino al carácter para señalar una conducción temeraria o torpeza al volante, abre el cielo a la esperanza de que son ciertos los cambios y, poco a poco, se van arrancando las malas hierbas de los tópicos de género.

En un ejercicio previo a que veas el vídeo: Piensa bien tus respuestas a los siguientes supuestos:

  • Circulas por las autopista a 120/130 y un coche te adelanta a toda pastilla o, te pide paso enganchándose al trasero de tu auto ¿Qué conductor imaginas?.
  • El coche de delante se para para aparcar…1 intento….2 intentos….3 intentos… ¿Qué piensas?
  • En un ejercicio de honestidad, mídete como conductor y piensa cuantas veces coges el móvil, respondes de forma agresiva, superas la velocidad permitida, pasas la ITV fuera de fecha, no sabes cambiar la ruede, cruzas las manos al girar el volante, conduces con una sola mano…

Y después de todo este examen de conciencia, ¿no te parece muy adecuado el dicho dime de que presumes y te diré de qué careces?.