Dejando de lado las tradiciones religiosas, muy respetables pero poco practicadas en mi caso, me centro en el rebujito emocional que se nos hace cada vez que se acercan estas fechas.
Aunque intentemos huir de todo ello y pensemos que lo hemos logrado, como otras tantas cuestiones, me da que nadie está suficientemente inmunizado a la Navidad: para bien o para mal.
Esta semana reflexiono sobre cómo me siento en mi sección de YouTube Yo Pienso, e invito a los demás a que lo hagan conmigo. Que se sienten cinco minutos y, mientras ven el vídeo, comprueben cómo llevan la Navidad este año. Y, remarco ese “yo y mis circunstancias”, porque es causa efecto a cómo lo vayamos a pasar y cómo nos vayamos a sentir.
¿La liturgia de la Navidad es un bombardeo a la felicidad de plástico? ¿Eres de los que canta villancicos o los aborrece? ¿De los que creen que es una fiesta para niños más que para adultos?
Pero más allá como lo lleve cada uno y cómo lo sienta, hay algo común a todos. Estoy segura que existe en nuestro círculo mas cercano, si no somos nosotros mismos, quien siente una profunda soledad, y es ahí donde podemos cambiar para mejorar. Desde hace muchos años tengo por costumbre que nadie que yo conozca se quede solo en Nochebuena, en Navidad o, para despedir el año. No lograré amortiguar el dolor de pérdidas, de ausencias que a medida que vas creciendo, se te van acumulando, pero podré ofrecerle mi cariño, abrazos y el calor de un hogar con conversaciones, risas y buena compañía. Por la calle, intentar saludar de otro modo y educar mi mirada para que no practique la indiferencia sino la atención a aquellos que en estas fechas sufren mucho más.
¿Y tú? ¿Cómo sientes este año la Navidad?
¡Feliz Navidad! ¡Felices Fiestas!