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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

[microrrelato] Dos citas el mismo día

Os regalo un breve, muy breve, conmemorando esta fecha tan valentiniana. Para mí, San Valentín es recordar a mi mejor amigo del colegio. Valentín, ‘tinín’, con el que me reí hasta que nos echaban de clase para seguir riéndonos en el pasillo. El que me llamaba ‘maestro’ cuando llegaba a casa por el lateral del parque. En ese parque dejó de estar cuando un día su cuerpo, castigado por todas las drogas posibles, colapsó

DOS CITAS EL MISMO DÍA.(2012)

Me dejaba las huellas dactilares del dedo corazón derecho sobre ese clítoris que parece la ruedecita de un ratón. Iba bajando por en las filas de un calendario que me construí, como si esuviese descolgándome de las lianas de la selva escrita en rayas y espacios blancos. Casualidad o no, sobre un fondo horrible de tono naranja apagado, el día catorce del mes próximo coincidían dos fallos en dos concursos literarios a los que optaba.
No era extraño. Presenté un par de cosas o tres a lo primero que me enviaron a través de diversos correos. Mi guía en el mundo de los escritores noveles mantenía un irregular flujo de consejos y pistas, al tiempo que yo maltrataba mi bandeja de entrada de asuntos pendientes y, sin duda alguna, cercenaba más de una convocatoria de las que me avisaban. Su paciencia, el desconocimiento de mi gestión literaria y que vivíamos separados, en fin, qué decir. Lo mismo podía tener anotados dos fallos el mismo día que dos fechas distintas para el mismo plazo de entrega.

Pero en aquel caso había algo más. Catorce de Febrero.
El certamen de cuento corto y el concurso de microrrelatos sobre el desamor, la pasarela para los noveles disparadores y el foro informal de talentos sobre doscientas palabras, el rollito que habían desmadejado a través de las redes sociales, donde las chicas soltaban su ira y los chicos su fatal vergüenza, y la convocatoria urbanita – tan antagónica- sobre un blog de diseño rojo, negro y blanco de gafas de pasta gruesa, ambos polos de esa magnética casualidad posaban uno encima del otro, separados escasamente por unas celdillas casi transparentes, por las que se podían haber comunicado entre si.
El día de San Valentín, la editora y el principal distribuidor de sus obras en España hacían público, a la vez y por dos medios distintos, la ruptura de su amor.

1 comentario

  1. Dice ser Quique

    No quería nada. Simplemente venía a empujar para llegar al cuarto de kilo…
    A los buenos días!

    15 febrero 2012 | 13:15

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