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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

[viajar] Retomando mis preferidos: Londres

Este año volveré con mi troupe a pisar suelo británico cual Almodóvar con su roadshow, sus carmenmauras, sus ailoviupedros y -sobre todo- ruido. Y es que el otro día jugábamos cenando a definir con tres adjetivos nuestra familia. Las palabras bullanguero, escandalosos y horrenda salían con la absoluta justicia de los niños. Así, a mediados de Julio desembarcaremos again en Reino Unido de su majestad con gafas de cerca. Han pasado ya cuatro años y a los críos se les nota más implicados, el euro ha equilibrado a 1.14 aproximadamente el ratio con la libra esterlina y, en esencia, estamos preparando la aventurilla de mis chimpancés en su próxima estancia (solos) en el extranjero.

Y Londres será quien nos acoja durante una semanita. Queen’s Quay en el 58 Upper Thames St será la base de operaciones de la segunda parte de las vacaciones. La última vez ya nos quedamos con ganas de ver la Tate Modern; los niños no estaban aún preparados para ello. Este año estaremos alojados enfrente. Entrar y salir solo para admirar la Venus del Espejo de Velazquez en la Tate Gallery, las sombras en St James’s Park o el barullo alrededor de Victoria Stn son cosas que todo perteneciente a esta familia debe conocer. Ver cómo suena Clapham Junction, los sórdidos túneles para bajar al tube desde Covent Garden y Paddington con sus hoteles en lanes hoy regentadas por chinos. Tomarse una pinta en Haymarket tiene que esperar un poco, pues difícilmente mis retoños sabrán saborearlo.

O el afternoon tea en Claridge’s.

Elegí en 2001 la joya del Art Deco para una escapada desde nuestra vieja residencia holandesa. Un miércoles que llegábamos de pedalear desde nuestos respectivos empleos dije a mi santa, que traía cara y cuerpo empapados desde Sloterdijk, ‘no hagas planes para este fin de semana, que te llevo a un sitio sorpresa’. Apenas cincuenta minutos de vuelo nos dejaban en London Gatwick para entrar en ese túnel sociológico que supone el tren hasta Victoria Stn. La sorpresa era una invitación al té de la tarde que ofrece por un precio relativamente razonable la inmensa leyenda hotelera de Brook St. Tea, scones, cucumber sandwiches, cream & strawberry marmalade mientras uno escuchaba polkas de Strauss al piano y cotilleaba sobre los enormes turistas texanos y las viejas asiáticas forradísimas de pasta. Sin duda un paso obligatorio para conocer una mínima parte de ese mundo paralelo de los adinerados.

Consejo gratis del día. Viajes cuando y como llegues a Londres, recomiendo siempre entrar en tren. Es un fastidio llegar a la city usando los autobuses de cualquier compañía. Es parecido a entrar en Roma por carretera, la impresión es de que te introduces en algo interminable y caótico. La ruta que usaba siempre para bajar a Londres sustituía vagar por la A12 metido en un autobus de National Express por la tranquila entrada por Shenfield, Islington, Brentwood y zapar imaginariamente en aquellas negras paredes y taludes construidos con el comienzo del siglo XX hasta asomar en Liverpool St Stn.

Más favoritos, en breve.

4 comentarios

  1. Dice ser Bernardo

    Pues la última vez que yo fui, entré en Londres en autobús viniendo de Stansted y me pareció emocionante hacerlo atravesando nada menos que Baker St.

    26 mayo 2010 | 10:21

  2. spanjaard

    Bernat, es que eres un fan de Sherlock Holmes. O de ¡Danger Mouse! 🙂

    26 mayo 2010 | 11:27

  3. Dice ser Bandoneon

    No se cuando fue tu ultima visita a Londres pero creo que algunas cosas te van a decepcionar. Pret A Manger es ahora el restaurante nacional y se hace muy complicado conseguir un buen fish and chip al que agregarle vinagre. Lo que ofrecen es mas para turistas deseosos de ser como los locales pero no demasiado. Los pubs tampoco son lo que eran. Ahora son lugares apacibles y relajados con aire obsenamente impoluto y familias completas disfrutando de un ambiente que ya no es el ambiente del pub de cuando los trabajadores iban a buscar su pinta a la barra. La comida hindú sigue siendo un sello de personalidad de la ciudad y por supuesto los parques. Harrods ya no es del padre de Al Fahyed y esta mucho mas barato lo cual lo deja inaccesible para mis bolsillos pero popularizado. Si. Londres es mucho mas que eso, pero esas pequeñas cosas la hacían tambien muy especial.

    26 mayo 2010 | 12:02

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