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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

No se puede caer más bajo

Tengo un rato. Os cuento. Ayer venía escuchando el programa Carne Cruda de Radio 3 y, el locutor Javier Gallego ‘Crudo’ repetía las palabras de un cantante belga llamado Jacques Brel.

«No me dejes… Ne me quitte pas…No hay frase más humillante, más humillada, más desesperada… Sólo cuando está todo perdido, cuando sabes que ya no vale de nada, das un paso más, un paso más hacia abajo, bajas un poco más la cabeza, como un toro para recibir la puntilla, y dices eso de: no me dejes.»

Nada, es curioso. El estado más desastroso. Gallego sigue:

«Pero nadie se había atrevido a cantarlo con tanta crudeza, a desnudarse de manera tan salvaje, tan impúdica y cantar a los cuatro vientos frases tan desgarradas como ésa que dice: “déjame ser la sombra de tu sombra, la sombra de tu mano, déjame ser la sombra de tu perro”… cualquier cosa para seguir cerca de la persona amada, de aquella que nos desprecia… «

Pensando las cosas detenidamente, no es malo tener -al menos- una persona a la que pedírselo. Muchos malviven naufragando en la soledad. Esa soledad les impide tener un asidero, por desesperado que sea.

¿Tienes tu a alguien?

6 comentarios

  1. Dice ser Bandoneon

    Si le tenes que pedir a alguien que no te deje es que ya hace mucho que no está donde creias que estaba. O peor aun, es que vos no estás donde creias estar. Ne me quittez pas no es un grito emitido al caer bajo sino de darse cuenta de pronto que uno ya esta caido y en el fondo.

    23 marzo 2010 | 18:59

  2. Dice ser Carlos

    Leñe paisano, profundos estamos hoy…

    Aún creyendo entender el trasfondo de tu entrada soy más bien de la línea de pensamiento de Bandoneón. Llegado el caso de tener que suplicar tan desgarradoramente la compañía de alguien en concreto, quizá mejor estar solo, o al menos buscar esa compañía en otro lado.

    Difícil cuestión en todo caso, que no se puede valorar de antemano hasta qué niveles de súplica seremos capaces de llegar por amor o por miedo.

    23 marzo 2010 | 19:27

  3. spanjaard

    Pues mira, yo creo que somos aristotélicos animales sociales. Tan bajos estamos dispuestos a caer que nos afiliamos, nos casamos, aguantamos que nos machaquen, que nos pegue el marido, que nos sojuzguen… Y haríamos cualquier cosa por retener una compañía, por mala que sea.

    23 marzo 2010 | 19:52

  4. Dice ser Atalanta

    Grande, Imprescindible Brel. Respecto al post, te aseguro que prefiero estar solo a suplicar. Hace años pasé por una situación similar -me da que como todos- y, como bien dice Bandoneon, esos ruegos a esas alturas carecen de sentido porque ya no existe nada-aunque eso a toro pasado se ve muy claro- No sé si afortunada o lamentablemente me convertí en un ser mucho más cerebral… que disfruta aún más de la belleza de ese desagarrado de Brel porque lo entiendo a la perfección.

    23 marzo 2010 | 21:40

  5. Dice ser Pablo Vega

    Para mí:

    La soledad es un estado casi perfecto en el que el ser un humano puede desarrollar un porcentaje altísimo de sus capacidades.

    La compañía es algo que puede ser interesante en momentos puntuales para experimentar determinadas sensaciones que no puedes experimentar en soledad.

    Para mí (2):

    Si tengo demasiada necesidad de lo segundo es que me estoy fallando a mí mismo por algún motivo.

    23 marzo 2010 | 21:58

  6. Dice ser Bandoneon

    Pablo: todos estamos solos. La soledad no es un estado sino una realidad que de vez en cuando logramos desdibujar de nuestro horizonte.
    La soledad no es ni buena ni mala: es inevitable. Por esa inevitabilidad la soledad es tambien indiscutible. Otro asunto diferente es como vamos a negociar esa soledad con nuestros eventuales compañeros de viaje. ¿Somos capaces de (y necesitamos) suplicar? ¿Somos tan dignos y autosuficientes como para no suplicar?
    Esta noche no tengo ganas de caer bajo, pero creo que mañana a la mañana va a ser diferente.

    23 marzo 2010 | 22:37

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