Ha pasado un tiempo suficiente como para hablar sobre la reflexión periodística olímpica. En esto del correr, ya me entendéis. Además recibía el viernes el nuevo corricolari con editorial discordante respecto de la opinión atosigante de las medallas. Y el dia 25 empiezan mis pequeñajos a disfrutar de uno de los deportes del calendario olímpico. Y el cocido, a fuego lento, está mejor.
El tema está en que, según los sufridos periodistas, que conocen de la dureza del deporte rey porque salen a diario a correr para doblar sesión durante 8 meses, bosques por la mañana y series por la tarde en las que el ácido láctico ‘sube a 30mmoles’, se ha fracasado en no sacar las medallas que el presidente de la RFEA anunciaba en pleno proceso febril, atascado a antigripales, o confiando en que descalificasen a un mínimo de 4 finalistas por prueba.
Se fracasa cuando no se compite al máximo nivel. Y los atletas que iban a Beijing 2008 son el máximo nivel que tenemos. Leo hoy que «a unos Juegos se va a ganar medalla. No a pasárselo bien. Eso de que lo importante es competir queda para los niños. Todas las horas de entrenamiento deben dar mejores frutos.» En efecto. Lo que nadie sabe es a qué se presentan el 80% de los deportistas a los Juegos. Los atletas de aquí posiblemente iban además a su máximo nivel. Pero llega el evento cuatrianual y no se machaca a tanto jamaicano, negro africano, rubia europea y asiática exprimida como se pretendia. «¡Quiero causas, claves, quiero un informe en mi mesa en media hora!», le gritan a los responsables mientras confunden nombres de finalistas de peso con jugadores de waterpolo. Hoy mismo leía que, a partes iguales (dí que sí, ecuanimidad ante todo, qué hostias) «¿Falta de motivación? ¿Excesiva presión? ¿Mala suerte? ¿Inferioridad insalvable? Pues más bien de todo un poco.»
Mientras, conjugo lo que veo a diario con los niños y adolescentes españoles y tiro atrás de las imágenes del atletismo de base de los 80 (gente de la generación de Barcelona 92). Entra en edad de competir a alto nivel una generación que han nacido hijos únicos en una sociedad plenamente sedentarizada, que además mima (hasta 5 adultos por niño en un parque) y atiborra al escolar eximiéndole de apreciaciones tales como ”esto cuesta esfuerzo; gánatelo”. Las categorías inferiores del atletismo se tambalean. Vayan ustedes a crosses locales y verán cuántos chavales corren en categorías infantil o cadete. El papel de la mujer, tras unos años de avances espectaculares, me parece que está sufriendo un retroceso fruto de las nuevas posiciones conservadoras de esta sociedad de nuevos ricos. Las chicas, o empiezan a hacer menos deporte, o a haraganear más en los botellones de los aparcamientos; sus hermanas mayores o madres hacen deporte como escapada al stress laboral y familiar, mientras sus hermanos y padres retornan a los bares y a sacar abonos de temporada tras esa Eurocopa que exprimen hasta 5 cadenas de televisión.
Hay que empezar a reconocer cosas. Entre ellas, la siguiente. Lo grave de un atletismo globalizado es pretender correr como las sociedades más limpias y genéticamente más dotadas, o lanzar o saltar como las sociedades más farmacéuticas. No es culpa de Higuero o de Molina si quedan sextos porque han estado durante 200 días al año saliendo a darse palizas de nivel keniano, suficientemente dignas como para un bronce. Pero el León es de Aranda. Otros son kikuyu. Uno tiene que soportar el Marca o los de Antena 3 haciendo reportajes y apuestas. Otros, machetazos.
Amén. Totalmente de acuerdo.
Para aquellos que practicamos el atletismo, independientemente de ritmos y niveles, sabemos todo aquello que implica: esfuerzo, superación, sufrimiento…
La gente que no conoce un poco este deporte sólo valoran resultados y no todo aquello que está detrás y que no se puede apreciar a simple vista.
Si además tenemos en cuenta que existen países con mucha tradición atlética y que la suerte y pequeños detalles tienen un gran peso… pues está claro que conseguir una medalla olímpica es tarea complicada.
Saludos
08 septiembre 2008 | 13:42
Eeeehhh… hola, gracias por tus reflexiones, a las que daré aún unas cuantas vueltas en mi sartén (olla). Aunque no expones conclusiones definitivas, no estoy muy de acuerdo con alguna de tus insinuaciones: parece que sugieres que las medallas constituyen un indicador de una sociedad (que reflejaría entre otras cosas el nivel de esfuerzo y la importancia del deporte base en la misma); igual que, para otros, el número de medallas sería aún más, un indicador adcional sobre la economía y el bienestar de una sociedad, como el número de coches vendidos por mes… Me parece que no estoy de acuerdo con ninguna de las dos cosas (la categoría de indicadores que puedan tener tanto los coches como las medallas). Coincido contigo, sin embargo, en que no se inculca la cultura del esfuerzo y en que habría que potenciar (= educar e invertir dinero en) el deporte entre los más jóvenes (yo también veo lo de las categorías infantil y cadete en atletismo y da bastante pena); pero las medallas españolas en Barcelona 92 no se debieron a eso, a mi parecer, sino a una inversión específica en el deporte olímpico, igualito que lo han hecho en China (a mayor escala) estos últimos años. Es verdad que las medallas pueden tener un cierto «efecto emulación», y quizás sea ése todo el valor que cabe atribuirles. Si se quieren usar como excusa para que se tome conciencia del pobre estado del deporte base y de la ausencia de cultura del esfuerzo de que hablas, seguramente estará bien, pero creo que probablemente se trata de un razonamiento falaz…
08 septiembre 2008 | 14:03
Gracias Pablo por la aportación. No sugiero nada sobre las medallas, salvo que indican el sumatorio de participantes que llegan en 1º, 2º o 3er puesto. Sí que son un indicador de la política deportiva estatal de cualquier lado. En eso estoy dispuesto a llegar contigo a cualquier lado.
Lo que sí aporta una buena base de participantes de deportes escolares es que, cuando se necesite una masa crítica para generar una figura, que haya donde escoger. Actualmente no se está garantizando una base sólida en muchos deportes. Claro que hay deportes donde se apuntan cuatro colegas y al final dos son suficientemente buenos como para despuntar (doma clásica, esgrima, ¿sigo?).
08 septiembre 2008 | 14:20
Tu ves en los andamios a españoles , o repartiendo el butano , o de camareros ( en madrid ) , pues muy pronto en las olimpiadas , ( atletismo ) será lo mismo , para los inmigrantes lo que no queremos nosotros , lo más fuerte , el trabajo en solitario , los entrenos duros etc.
Eso si el fútbol , y los demás deportes de diversión , que no nos los toquen.
08 septiembre 2008 | 17:24
Buena reflexión Spaanjard, a pesar de los dirigentes deportivos tenemos unos atletas del copón, de lo mejor.
08 septiembre 2008 | 23:07
Acertadísima reflexión Luis. No se me ocurre ni un pero.
Saludos. 😉
09 septiembre 2008 | 08:59
Puto crack!
09 septiembre 2008 | 13:27
O sea, que lo importante ya no es participar? Mucho Jandro has visto tú este verano.
Por otro lado, las cosas están cambaindo, este próximo sábado inicia sus entrenamientos la sección deportiva de la Falla J.J.Dómine, objetivo «San Silvestre Valenciana, 30.12.2008, 4km.» y posterior fiesta de fin-de-año-anticipado-por-todo-lo-alto. Raro será que de ahí no salgan futuros medallistas.
Un abrazo, golfo.
09 septiembre 2008 | 16:37
La Sansil Valenciana este año es de 4 km?? Joe, cada día más corta.
En fin, estoy de acuerdo contigo, Spaanjard, lo del deporte base es «básico» y completamente olvidado. Si es que estamos todos muy relajaos en el sofá…
10 septiembre 2008 | 14:42
Hatshet, precisamente sobre relajamientos y sofá escribo ahora mismo. Saludos perezosos.
10 septiembre 2008 | 15:01
fome la infomasion me aburro chaooooo…….
15 octubre 2008 | 00:07