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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Spanjaard&Cabesc Flying Circus, día 1

Pensándolo bien, sería más de ley apropiarme del apellido de Monty Python, hoy online y ajustados en modo diario irreverente. Más por el pavor que le tengo a la cosa que por egoismo, créanme. El circo ambulante del loco sudado con las zapatillas polvorientas y la mirada perdida, ya saben. Les contaré (hasta tres debería haber contado antes de dedicarme a esto del correr).

Cojo cualquier mapa de carreteras disponible, y entre Tomelloso y Ossa de Montiel no hay vida inteligente. Por medio hay googleados unos 35km. Vale que saldrán mil vides y mil sendas, que el amanecer romperá aprisionando en mi pecho la agonía y la emoción. Pero sin ayuda exterior, Iván, si lees esto, recuérdalo en mi sepelio, será cachondísimo afrontar este primer tramo en autosuficiencia. Y es que es un primer tramo. Arrancaré sobre las 5 o 6 de la mañana, por ajustar horarios, de la capital de la uva. Dirección ESE por la carretera local, la casa de los Chicharros, las casas de Gualo, nada y todo vitivinícola remontando hasta los casi 1000m de altitud. Atravesar la cañada real conquense y encaminarme hacia Ossa. ¿No es un famoso ciclista de allí, Oscar Sevilla, puede?. Mal asunto, los ciclistas solo se hacen fuertes en yermos y torrados lugares, en cuestones, en fríos páramos o en sierras infames. Que me perdonen en Salou, en Aranjuez o Sevilla. Mejores cosas hay que hacer en esos puntos idílicos que hacerse ciclista. En Ossa de Montiel solo hay una cosa que hacer: poner el cuentahoras a cero, olvidarse del cuentakilómetros y beber y comer decentemente. Por que desde Ossa a El Bonillo, según mapa que mire, carta de navegación barata o sofisticado SIGPAC, no hay nada. De nuevo la compañía perfecta (sic) para un día de Agosto, Miércoles, y el sol dándome en la ceja derecha mientras lo veo de reojo, cómo remonta hacia mi sien para sacudirme durante horas y en tanto no encuentre una sombra.

De Ossa a El Bonillo, dice la caminería histórica y lo topografiado por el IGN que se va por el sincrético «camino de Ossa a El Bonillo«. Uno, que trae años de pueblo encima de sus canas rizadas, sabe que corresponde, tiene que corresponder, con un camino de caballería. Y eso significa que está libre de vallados y muros, de fincas o dehesas privativas. Aunque se haya cercado es dominio público y solo queda calibrar alturas, sombras posibles y cruceros. Altitud cota 1000, secano enrevesado y cuatro retazos de arbolado. Cotizará la sombra de chaparro a precio de dSign98 de Ivoclar. Habrán sido otros 20 y se habrán hecho las horas más crudas del día. Salvo tormentón o día de canícula. Y es que en nuestros pensamientos siempre dejamos huequecito para la esperanza transparente.

El Bonillo, espero, sea un oasis manchego de carretera. Cumplirá entonces las funciones básicas que le pediré al lugar. Comercios abiertos a mediodía, gasolinera (útiles compañeras) y cobertura para el 112. El Bonillo ha de contener un pasado interesante. De este lugar salen caminos con nombres de larga distancia, canciones de autor para los lectores de mapas: «camino de El Bonillo a Murcia», Desde ahí ya estará todo hecho. Habremos pasado de la cincuentena de kilómetros y todo debería ser un paseo con el mero objetivo de llegar al cerro de Juan Crillas, a Lezuza, a su hostal. Y consumiendo el menor número de energías, que al día siguiente se incorporarán el resto de los mortales a esta expedición sibilina y chiflada.

4 comentarios

  1. Dice ser Yoku

    Te vas a cagar.

    11 julio 2008 | 08:26

  2. spanjaard

    Lapatabajo, Fran.

    11 julio 2008 | 09:43

  3. Dice ser sylvie

    Están locos estos romanos!!!

    y esto era en agosto, no?…cuando el fresquito y eso…

    besitos

    11 julio 2008 | 12:28

  4. Dice ser Cientounero

    Desde luego si sobrevives nunca más tendrás calor.

    ¡A por todas!

    12 julio 2008 | 23:36

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