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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Muñorock

Fin de semana de gira familiar. Cumple, cumple y cumple, que -mientras- otros viven su vida. El descubrimiento de la temporada ha sido el festival de rock que han organizado media docena de chavales del pueblo, montando el Muñorock. Concierto con grupos ambiciosos pero limitados, lanzándose a ese mundo proceloso del metal, del rock duro, y cosechando una plaza del pueblo llena y entregada, chavalotes que hacían migas con los míos y bellas ninfas alternativas que acariciaban a mis enanos mientras les enseñaban a mover la carioca. Por minutos los veía ya lejos, grandes, perdidos. Mayores. Ambiente sano, chavales ahorrando y consumiendo alcohol a precios más populares que el gasoil. Sin duda. Y le decía a mi santa eso de «dentro de nada, los nuestros patatí y patatán». Es el paso de la vida, inexorable.

Esta mañana aún dormitaban en las tiendas de campaña que lidiaban por un metro cuadrado en la parte alta de la pista polideportiva del pueblo. Caretos, vocecillas aguardentosas, nueces y cajas de resonancia de chavales con tonos de oboe adolescente, ojirritines, resaca rockera. Los he visto a la que bajaba de una sesión de «cordel de Sanchicorto», éste un recorrido cabrón que tenemos trazado los Arribas desde Muñogalindo a Santa María del Arroyo, subiendo tendidamente a los molinos, el monte de La Torre, para enganchar con los 150m de desnivel de la Cañada Real Leonesa Occidental, en dirección SW – NE y redonear unos 15km cayendo desde los 1300m de altitud hacia Muñogalindo. Magnifico test para comprobar que en las subidas aún tengo que serpentear entre las piedras caminando. De 1 a 10, estamos en el nivel 3.

Y Ratzinger, Das Papa, que ve como disminuye su recaudación. En los morros de la Italia sanguinolenta que persigue gitanos y firma bloqueos sociales contra la emigración (Lega Nord triunfante), dicen los católicos honestos -que los habrá, calculo- y que piden un control moral en esa Roma contra Roma. Por mi parte, no veo tan claro qué ha de tener Italia en miramientos por el mero hecho de estar a las puertas del Vaticano, institución de todo menos solidaria. Si me apuras, hasta sería necesario que siempre hubiera un contrapeso absolutamente radical al conservadurismo de las estructuras eclesiásticas, in situ. Parecido al contrapeso necesario entre la República francesa y el Mairie de Paris en aras de la redistribución de la política en Francia, las cosas de un solo color en política no conducen a nada bueno. En cualquier caso, como evolución del signo de los tiempos, ahora tocan las condiciones ideales para el caldo de cultivo de líderes de derecha populistas, tipo la Polonia de 2004, el Chile preliberal o la Francia -de nuevo- bloqueada por los sindicatos en 2008. Pero no más, no seamos paranoicos. Apliquemos los argumentos que ponemos para entender que España no se rompe, las garantías constitucionales pactadas en 1977 por todos los partidos, a entender también que determinadas libertades serán explicadas y controladas por el TS o el TC en cuanto algún sector de la política se pase de fascista. Y todo esto, de tirón, tras pasar un domingo en la ultramontana sierra madrileña. Donde las viejas discuten sobre genocidio selectivo mientras leen la Razón, los venidos a más llenan el tanque del depoísito haciendo molinetes con el llavero en el dedo índice, llavero españolizado y tuneado, los venidos a menos miran por encima del hombro a los anteriores, y todos hacen frente común para no se qué hostias de salvaguarda de la moral.

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