Bogar y yo

Bogar. Janos Bogar. Me lo encuentro por la calle Arenal en esta tarde de llovizna, paseando con sus zapatillas abiertas por los dedos, su mujer, simpaticona y grande, e intercambiamos más o menos los mismos saludos que por la mañana. Fourth in the 100km, dice ella. Bogar se entretiene con mis gemelos y les enseña el trofeo de 4º clasificado.

Siete horas antes, por las avenidas de Vallecas y Moratalaz, voy cumpliendo con el pesado protocolo de terminar los 50 (4h29) tras haber hecho un pequeño test sobre 42km (3h32) y dejarme ir por las siempre apabullantes avenidas de Fuente Carrantona, Arroyo Fontarrón, ya sabes. Lo más elevado de Vallecas y lo más elevado de Moratalaz, festoneado por un recorrido algo menos asesino pero con desniveles dignos de una prueba para superhombres. Es el km 5 de la vuelta (todas son de 10km) y en el avituallamiento corre la prisa, la elite viene, aunque no es tan elite hoy….

A ver, que viene Bogar

Janos Bogar es un enorme ultrafondista con un palmarés bestial. Este húngaro de fácil trato ha corrido los 100km a cerca de 15km/h. Sí, casi a 4.Y viene Bogar. Yo, entre tanto, estoy bebiendo mientras ni miro al reloj, procurando coger liquidillo en los biceps femorales para aguantar sin contracturas los km del 45 al 50. En parte bajada, en parte trampa. Y coincidimos Janos y yo por primera vez en el día. Él va camino de su km 55. Yo de mi 45. O sea, me dobla.

Bebe, le veo que abre cocacolas de lata, y tras un poco de spray refrescante en mis piernas arranco. Pero Bogar no arranca. Será temporal, en breve me quitará las pegatinas, la diferencia de ritmo es de un minuto por kilómetro, pero no llega. En la calle Luis de Hoyos Sanz el circuito va y viene 50 metros por la misma calzada, y ahí viene. No puedo creer que, al ritmo tan bajo que estoy trotando, aún le saque casi un centenar de metros. Pasa el 46, doblo casi caminando a dos compañeros del club Ñ ultrafondo y ahora sí. Janos Bogar me pasa al trotecillo. Pero a los 100m le engancho. Se ha parado en un momento psicológico importante, porque por el otro lado de la calzada viene Jaroslaw Janicki, el líder de la prueba, otro devorador de millas. Le saca 6.5km a Bogar; 16.5km a mí. Bogar tira un rato más, yo intuyo que este efímero momento de fama no es mi sitio y me dejo caer.

En Arenal, 32, a las 7.15pm, sonríe al darle el alto. ¡Janos!, ¿everything ok?. El rubio de los pelos de punta, el ultrafondista de los hombros de camionero, de deltoides como morcillas, el tipo que corrió 100km en 6h31, el magiar que sintió mi aliento en la nuca durante un segundo, el hombre que ha ganado siete veces esta prueba de ultrafondo, para riendo y hace un gesto de 4º, pero que todo ok, que grasias. Es humano. Parece todavía más humano cuando mis enanos le enredan en la copa gigantesca que la organización le ha dado. Cuando le preguntan ametrallándole con las carreras de papi, las zapas y que se le ven los dedos. Mundo ultra.

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