Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Tonterías que a nadie interesan

Como a veces me pregunto qué hay en mi cabeza para poder llevar 400 entradas largas en un blog de temario tan reducido y simplista como el correr, doy con soluciones dignas de llevarme concursos literarios. Lástima ni me presente ni los jurados puedan apreciar mi fino dominio de la sandez. Después del atracón de Osaka de ayer, aquí seguimos.

Hace 3 años escribía (Internet, que lo guarda todo) sobre lo divertido que iba a ser entrenar un poco en serio para poder hacer mi debut en los 101km de Ronda. El optimismo más ciego me invadía, me rodeaba como de plástico con burbujas de aire y preguntaba:

¿Vale de algo esto? Mañana voy a hacer 3 (o 4) repeticiones de unos 20′: bici estática (20-25-30′)+ remo (3000-3500-4000m)+ cinta hamster (4-4.5-5km entre 4.12 y 3.38), rec 1′, sin descanso entre bloques.
¿Es equiparable a algo o es un constructo inútil que me he fabricado para no salir a sacudirme 20km por Viñuelas?

Hace 9 años había encontrado la solución parcial al asunto de correr solo en la emigración. Ingresaba en la cuadrilla del AV Sagitta, hoy AV Phanos Amsterdam, cerraba cada día el cerebro, de 16h a 08h, y apartaba de mí los demonios de vivir solo, dormir solo, más que solo, alejado de mi pareja, embutido en una tripa gris y casi siempre lluviosa. Así que al trote o en bicicleta por Nieuwe Prinsengracht, Sarphatipark, cruzando el Singel, Museumplein, sur hacia Apollolaan y giro a Stadionplein, al viejo recinto de tierra batida donde Jan y los demás nos dábamos los mismos homenajes y nos cambiábamos en los mismos vestuarios que Fanny Blankers-Koen en los años 40.

Hace 20 años habíamos decidido jodernos y ver cómo pasaban por delante de mis narices los corredores en Barcelona. Al cumplir más tarde los años, tuve que quedarme de mero acompañante y ver cómo mi padre se paseaba por un MCB que salía y terminaba en el parque de la España Industrial. La mayoría de edad y sus inconveniencias. También pude haber iniciado mi carrera maratoniana trampeando y tentando la suerte, rellenar solo 1970 como año de nacimiento y que colase. Pero el entorno castellano, leal y adusto de mi familia obró en contra de la trampa. Relativa. En Abril debutaba en Mapoma.

Hace 28 años había terminado de participar en mi primera carrera, siendo el honorable último, obeso, colorado (momento en que mi santa madre, la Flora, dijo aquello de «si va a llegar así el crio no corre más«). Y compruebo que todo es medible y recordable en un flashback de todo a cien. Obeso, adolescente, veloz, Seboman, trampista y ultramaratoniano. Dios mediante.

5 comentarios

  1. Dice ser Cientounero

    Creo que los obesos infantiles que ahora corremos somos legión pues ayer mismo lo escribia Pedro en su blog (http://wild-running.blogspot.com/), un obeso que empezó a correr. Y seguro que ahora no hay quien lo pare.

    Como mancha en mi infancia, yo reventé el traje de primera comunión. Eramos familia numerosa y era el más relleno de la familia y rajé el traje a pesar de los arreglos de mi madre.

    30 enero 2008 | 16:12

  2. Dice ser sylvie

    Si hiciera este flashback leyendo mis diarios, podría morirme de la risa…
    Cuantos eneros en cuantos sitios distintos y con gente distinta!!…a veces me asusta ver que me hago mayor y que me siento bien sin más dinamismo que el correr…

    Cambios y más cambios…eso es la vida.

    besitos.

    30 enero 2008 | 17:21

  3. Dice ser wild runner

    Efectivamente cientounero, si bien yo no tuve a bien reventar ningún traje (poco faltó a alguno).

    Ahora suena divertido el comentario de tu madre. Seguro que nunca se imaginó que ibas a poder con 100km, con 24h seguidas y con tantas otras cosas. Enhorabuena 😉

    30 enero 2008 | 21:56

  4. Dice ser Cocolocus

    Para el estudio estadístico:

    ¿Todos los (ultra)corredores fuimos una bola/albóndiga/saco de patatas en nuestra infancia/adolescencia/juventud? 🙂

    Bienvenida sea la «conversión», en cualquier caso. 😉

    31 enero 2008 | 09:30

  5. Dice ser cvelayos

    Cocolocus, algunos (ultra)corredores aún lo somos… Al menos nos consuela pensar qué sería de nosotros si además le diéramos al sillón-ball en lugar de trotar por ahí…

    Me gusta mirar mis fotos de niño e intentar adivinar en la mirada de esa criaturita que un día fuí algún atisbo de en lo que me he convertido. Decisiones erróneas y algún acierto, circunstancias imprevisibles, caminos que no se tomaron, vueltas atrás…

    31 enero 2008 | 11:07

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