Blas Sandonís

1878 aproximadamente; Blas Sandonís, cabrero portugués de alguna zona cercana a Monfortinho o más al norte hacia las zonas asperotas del Duero, decide salir a buscar fortuna al otro lado de la raia. Recala en Alaejos, provincia de Valladolid, donde contrae matrimonio con alguna castellana apelillada Medina, engendran a Doroteo, entre otros, al que legará habilidades y oficio.

Doroteo el cabrero se casa con Plácida Castaño, alta, seca, que le dará 13 bocas que alimentar, seis enterradas y siete vivas en los años 10 de la miseria castellana. En la huerta del Duero a orillas de Toro, la Bóveda de Toro, Valdefinjas, zonas de pinar, huerto, dehesas y toros, Doroteo pastorea el ganado de otro, las churras y cabras de algún señor de Venialbo, mientras los hijos grandes van ayudándole entre hambre y hambre, las hijas mayores hacen de madre a los pequeños, y nace Florencia. La Flora. Sandonis.

Ayer comento a mi mujer que por la tarde me siento como si hubiera salido a correr una horita. Sin embargo, eran las 5.50 cuando arranco el día. A las siete, quedamos para iniciar la SidraUltraMaraton. Etapas de unos 50km en línea recta hacia el encuentro con una pandilla de euskaldunes. Villalba-Becerril de la Sierra-La Barranca-Collado del Piornal-La Maliciosa con parada a 2100m de altitud para saludar las cenizas de Pepe Martín de Vidales y tomarnos con él un trago de caldo caliente y un picoteo-Bola del Mundo (2240m)-Puerto de Cotos-Monasterio del Paular-Rascafria. Los GPS varían alrededor de los 50km400m. Siete horas con muchos tramos trepando y no menos tramos a casi 16km/h. Todos regados con los chistes rurales y el cafrerío de Jose Berrio, Akele, Justo el Mudo y Pepe Villarino.

«Yo te veo como los cabreros, hala, caminando horas y horas», me dice totalmente curada de espanto. Con la tranquilidad de saber que, si le digo que correremos durante siete horas y pico, será eso. Sin vahídos. Sin problemas. Será la genética Blas Sandonis.

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