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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

En Zaragoza, maratón…

A mediados de Abril, la alegría saltaba para los amigos del Ebro y comarcas circundantes, a los amantes de la carretera, perdón, que así parece que hablo de camioneros y del puticlub de Pina de Ebro. Digo que anunciaban la celebración de un maratón urbano en la capital aragonesa.

Seis meses después, todo brilla y las empresas han modelado un entorno que hoy he visto, como diría yo, flojo y casi tembloroso ante medianas fiestas de domingo. Zaragoza me ha parecido, a horas tempranas o a horas caóticas, una especie de Buenos Aires en pequeño, un Marrakesh descuidado en el que unos socavones provocan 20 kilómetros de variados atascos por parte del Ebro y por la parte de La Muela. Por Zaragoza pasé por primera vez montado en un Renault 5 con una nevera repleta de muslos de pollo y pechugas de la Florencia y una hermana canija guerreona que hoy participa en pateadas de hasta 42km195m.
Pero parecía, desde mi perspectiva de visitante de media mañana, de metido a ejecutivo, que tanto anuncio de Expo y de Delicias station y eventos ceporros y plataformas logísticas y grandiosos montantes Zaragoza Ciudad del Golf, habían modelado igual que lo han hecho con espantajos como Coslada, Alcobendas, las afueras de Avila o la Cañada Real. Esta sobremesa he cruzado en medio de un viento septembrino por la Plaza de Roma, Delicias arriba, Bélgica, Avenida de Madrid, Calanda, Avenida de Jaca, Luis Buñuel y salida por la Via que te saca centrípeta como una loca hacia la A-2.

Me he quedado helado. Los que corráis el próximo evento zaragozano tendréis mucho tiempo para levantar la cabeza de los kilómetros iniciales a, qué se yo, la media maratón. Luego la cabeza se quedará más bloqueada mirandoos los gemelos, las punteras de las zapatillas, ya sabéis. Cada vez que estiréis las cervicales y bajéis la testuz volveréis a esa concentración del kilómetro 32. Pero cada vez que subáis la frente y bajéis los hombros en esos movimientos de relajación en los que se intenta retomar lo perdido para siempre, mientras huele al último sietemil, quizá os encontréis con bloques descolgados, avenidas con un asfalto «no es lo que piensas», supongo que incluso habrá tuneados tatuados en los laterales de vuestra carrera, vallas y más vallas de Bues & cia, y a lo mejor el próximo 30 de Septiembre Zaragoza necesita de que la comprendas, que ha tenido un pasado y un crecimiento desordenado, que hace lo que puede.

Y que hay un buen puñado de organizadores que intentan sacar adelante medias, maratones, carrefures y cristos benditos. Se meta por medio un equipo político oportunista o una empresa ventajista y resultadista, los corredores maños (saludos, Trinkel, Muri, Lobo, Julio, etcétera) tienen una especie de premio doloroso. Una de esas que duele preparar, duele inscribirse, duele pasar el km30 y duele, aunque menos, terminar.

2 comentarios

  1. Dice ser magopepo

    Y agua, mucha agua. Su maratón, que es suya, que para eso discurre por allí. Y su agua, suya también por idéntico motivo.¿De quién sino?Saludos.

    12 septiembre 2007 | 06:59

  2. Dice ser Sylvie

    Adoro Zaragoza por los amigos que tengo allí, pero es cierto todo lo que dices de ella…Podría agenciarse el lema de Teruel…incluso todo Aragón en general…con lo bella que podría ser!besitos.

    12 septiembre 2007 | 08:43

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