200 momentos abierto a la blogosfera

Entraba con una idea en la cabeza pero me he encontrado con una sorpresa. El contador de entradas menciona 199 entradas asi que, creo, toca hacer balance. Tras las primeras tardes con horario de verano de
2006 empezaron a caer casi a diario reflexiones sobre un mundo al que me veo encadenado por una especie de adicción física, pero de que intento alejarme una y otra vez por salud mental.

Doscientas entradas para 365 días es además una labor de pastoreo ingente. Creo no haberme repetido demasiado, ya que había tela como para cortar una docena de sotanas. Dolores, lesiones más o menos postrantes, preparaciones en serio de madrugada, de noche, tandas al sol con la mochila al hombro desde esta calle Pradillo que me sirve de sustento hasta Fuencarral tren o, incluso, hasta Alcobendas (sí, soy el suicida que los viernes de verano, a las 15h30, pulula sin camiseta y con mochila por la vía de servicio de la carretera de Tele5).

Alguna crónica de muerte anunciada (Donosti), de legendarias ultras (el solsticio de verano por la rampa colmenareña), de paseos y de vistazos mal tirados y con la aguja enhebrada a puñetazos y la aparición de los interlocutores que hacéis que esto no sea un monólogo tonto y pedante. Santi Palillo, Cabesc, Sergio, Bulderban, Carlos mi paisano, Ana exploited climber, Cancho, Juanma el Ucraniano de Aigues Vives, el mago Pepo, mi holandesa escribiente, mi Teresa revisora pero oculta, los del concurso que maldigo (el de 20minutos), y esos que me miran sin saber quién soy, los de uniforme, los de la ORA, los nacionales miraculos, mangas subidas el segurata asesino, o la Susi, que yo también tengo mi Susi, como Mendicutti.

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