Montesquieu reloaded: el cuarto poder

Divide el barón Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu, los poderes del Estado en ejecutivo, judicial y legislativo. Bueno, pues aquí tenemos el figurativo, que es lo que hace nuestra familia real en minúsculas, figurar. Pintar la mona. Pintar, lo que se dice pintar, algunos personajes reales pintan menos que Cagancho en las Ventas. Pero aquí mucho. Y casi a diario, digo yo que por necesidad de la prensa, de la Red o de su puñetera madre (la de la Red, no la del rey, que luego te aplican esa figura tan democrática de ‘injurias a la corona’).

La última, tras la penúltima del suplemento dominical monográfico de los Asturias, es ese rumor confirmado por la Real Federación Española de Caza que dice que el rey de aquí, Juan Carlos I el Campechano, se piró de viaje privado de caza programada de osos a Rumanía. Toma ya. Viaje privado porque no se habrá enterado nadie, pero pagado con lo público (con su asignación anual).

Y todo por ejercer un derecho democrático a disfrutar una afición legal, un derecho constitucional que nos está dado a todos los españoles. Que no lo digo yo, que lo dice Andrés Gutierrez Lara, el presidente de esa federación (real, claro). Yo quiero que me dejen emborrachar a alguno, sedarlo, soltarlo por un bosque, que me paguen el avión, los cartuchos y hasta los bocatas de panceta para pasar la mañana. Que lo seden bien sedado no sea que se revuelva, o él o alguno de los suyos, me ataque y ocasione heridas irreversibles. Así, borracho y alejado, entre la maleza, acercarme yo y descerrajarle dos andanadas de cartuchos para que se desplome ante mi mirada de cazador-recolector que ejerce un derecho. No me refiero a un miembro de la familia real española con minúsculas. No……. No. Dejadlo ahí.

Con lo contento que llegaba yo anoche a casa tras 3 cuatromiles por debajo de 16 minutos… Si es que pareceis diseñados para hacerme renegar. No, los osos no. Los otros.

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