Resultan sorprendentes las declaraciones de Blanca Romero sobre el padre biológico de su hija (que el gran público no conocía hasta ahora) en la revista Hola: «Le dije: ‘Por favor, si algún día lo nuestro no va bien, lo único que te pido -no te voy a pedir dinero y jamás te voy a molestar- es que nos dejes tranquilos y no me la quites, no la lleves nunca contigo a Londres».

La madre, el padre y la hija. Foto de 1998 que Blanca Romero subió a su cuenta de Instagram

¿Cómo puede pedirle a un padre que desaparezca del mapa? Londres está a una hora y media en avión y no, en mi cabeza no entra ese “lo único que te pido”, como si fuera poca cosa, porque no es poca cosa que una madre le pida a un padre que en caso de ruptura renuncie a su hija. Menos aún me entra que el padre, un modelo alto, guapo y con dinero, aceptase.

“Estuvimos juntos, después lo dejamos y yo me vine a Gijón cuando me quedé embarazada. Tiempo después volví a París y volvimos a estar juntos hasta que la niña tenía casi un año, que fue cuando nos separamos definitivamente», explica en esta exclusiva, abriendo la caja de Pandora: no da el nombre, pero los periodistas del corazón investigan, y vete tú a saber cuándo darán con la identidad del top model, que cuando la niña tenía 11 años contactó con ella porque quiere conocer a su hija.

«Le pregunté a la niña y Lucía me dijo que lo quería conocer. Y apareció. Pero fue una historia que tuvo su tensión, él se marchó y no volvió a molestar», cuenta Blanca en la entrevista, y yo sigo sin entender el vocabulario que utiliza Blanca: un padre no molesta a su hija.

Lucía Rivera Romero

La ya no tan niña, Lucía, es impresionantemente guapa, como lo es su madre (y como, según vimos en la foto que publicaron en Instagram, también lo es el padre), además de vitalista y entusiasta. Supongo que vivirá muchos más encuentros en el futuro con el padre biológico, porque el padre adoptivo es Cayetano Rivera, que la adoptó cuando vivió su historia de amor con Blanca pero que, según declaraciones de él mismo que ha recogido la revista Diez Minutos, lleva dos años sin verla y sin hablar con ella. Dos años es mucho tiempo para perderse a Lucía, oiga.

«Caye conoce perfectamente toda la historia que estoy contando aquí. Y tanto Lucía como yo le respetamos. Yo le respeto totalmente y le guardo muchísimo cariño, porque también es una persona muy buena y es el padre de una niña maravillosa. A fin de cuentas, esta es la historia de una niña y no hay más. Tampoco hay que esconderla».

Total, que la madre publicó la foto con el padre antes de que Hola publicara la jugosa exclusiva, una imagen que eliminó de Instagram cuando ya se había publicado en todos los medios habidos y por haber.
«Subí esta foto porque en Instagram todos decían: ‘Lucía es igual que tú’, ‘es igualita que la mamá’. Y la realidad es que se parece un montón a su padre biológico, las piernas, la barbilla, la boca… son totalmente de él. Fue algo espontáneo y no piensas que pueda acarrear esa cantidad de comentarios ni esa forma de juzgarme así. No fue con intención de ofender a nadie ni nada», explica sobre una foto que subió su hija hace tiempo y que aún puede verse en su Instagram.

Yo estoy tratando de entender el porqué de esta exclusiva, en qué le puede beneficiar a la niña algo así… ¿qué pensáis vosotros?