El esperado regreso de Isabel Preysler, en la recién reinaugurada Florida Park, ha sido todo un bombazo. La filipina no solo es la reina del papel couché, sino también del marketing y sabe justo cuándo y cómo dar las noticias para conseguir el impacto deseado. Después de varios meses de amor y retiro veraniego, aprovechó para enfundarse un vestido blanco y anunciar que se casa sí, pero de otro color, en una ceremonia íntima.
«Ya ha habido pedida pero no hay fecha de boda. Fue bonita, por supuesto, pero no ha habido anillo ni regalos, nosotros somos más espirituales». Isabel que hace gala de una comedida espiritualidad, anunciaba así la que va camino de ser su cuarta boda y lo hacía en pleno photocall de una conocida firma de relojes y otra de joyas de las que es imagen.
Todo apunta a que este enlace reunirá a sus hijos, puede que también a alguno de los de Mario, y tendrá lugar Nueva York. Es allí donde el escritor se ha quedado una gran casa, tras su divorcio que se hizo efectivo este verano. Además, fue la ciudad de los rascacielos donde la pareja hizo público su idilio para la revista de cabecera de Isabel, ¡Hola!
Si tenemos en cuenta que hasta ahora las tres bodas anteriores de la Preysler fueron en invierno, no sería de extrañar que la reina de corazones eligiese la estación más fría del año para dar de nuevo el ‘sí quiero’ al Nobel.
Conociendo un poco los gustos refinados de la socialité y su afán perfeccionista cuidará al máximo cada detalle de la ceremonia, especialmente su estilismo. Su cuarta boda será muy diferente a todas las anteriores que tampoco tuvieron nada que ver entre sí. Hacer un repaso a los matrimonios de la ex mujer de Julio Iglesias es dar un paseo por su biografía y ver su evolución, porque si en algo es experta la filipina es en dar el ‘sí quiero’.
Con solo 19 años, Isabel, prometió amor eterno al cantante un gélido 23 de enero de 1971 en Illescas, Toledo. La jóven, recién llegada de Manila, llevaba un vestido de aires monjiles que parecía una fusión entre novia y comunión. Blanco nuclear, con cuello alto, volantes setenteros en las mangas y un fajín color champán. La ceremonía fue multitudinaria y portada de todas las revistas de la época.
Isabel fue de lo más discreta en su segundo matrimonio con Carlos Falcó, el 23 de marzo de 1980. El Marqués de Griñón le confesaba amor eterno a la que fue su esposa durante cuatro años en la intimidad de la ermita de su finca toledana. Ella esta vez dejaba atrás el rigor y se casaba con un vestido con chorreras, plisados y bien de encaje.
La última boda de la Preysler con el ex Ministro de Economía, Miguel Boyer, fue en los juzgados de la madrileña Calle Pradillo y también en enero. Isabel optó en 1988 por un traje sastre con falda de tubo ribeteado en visón.
No hace falta prestar mucha atención al armario de la socialité para descubrir con facilidad cuáles son sus diseñadores de cabecera. Isabel, imagen también de la firma Pronovias, podría optar por un exclusivo diseño de Elie Saab para la marca española, al estilo del que en color champán vistió en 2014 en la cena de Porcelanosa en Escocia, donde se reencontró con el literato peruano cuando aún nadie sospechaba que llegarían a estrechar ‘tanto’ su amistad. En la boda de su hijo Julio José con Charisse, en 2012, repitió Pronovias en azul noche con pedrería.
Otro de los diseñadores patrios y favoritos de Isabel es Alfredo Villalba. Con sus modelos la hemos visto brillar de la mano de su prometido en la última ceremonia de los Premios Goya. Cuando desde la Gran Manzana anunció su noviazgo con Vargas Llosa también apostó por él y por un vestido en malla metalizada.
En su inmenso armario también tienen cabida variados diseños del libanés Zuhair Murad. Uno de los más espectaculares es el transparente con el que la vimos en la fiesta ‘personaje del año’ de la revista Vanity Fair en 2014.
Será su privilegiada genética, el batido verde que se toma cada mañana, sus cenas divertidas con amigas de los viernes o su ayuno del domingo, pero yo haría un pacto con el diablo por llegar como Isabel Presyler, retoques mediante, a los 65 años. ¡Se ponga lo que se poga estará seguro estupenda! Ojalá el matrimonio, ¡Hola! mediante, decida hacernos partícipes de su ilusión y esperemos, que esta vez sí, de su amor eterno.
**Fotos: Gtres y ¡Hola!