No he dormido apenas y es que no he visto una alfombra más larga que la de los Oscar de este año. Se nota que hay mucho paro y que los actores quieren pasearse a ver si les sale trabajo. ¡Qué poco glamuroso mi comentario! Yo os he hecho mi selección con las mejores y peores vestidas de la gala de los Oscar 2014.
Tengo clarísimo que hay una ganadora absoluta, y no solo por haberse llevado la estatuilla a casa, sino por ser la más bella de todas. Me refiero a Lupita Nyong’o. ¡Bravo! Por dios, necesitamos traernos a su estilista a España a que ponga un poco de orden. Ese Prada sencillísimo en aguamarina fue una pasada. Esa falda plisada tenía un vuelo que me recordaba a los que lucían las grandes estrellas de la época dorada de Hollywood. ¡Arte! El momento diadema fue el punto exquisito que todos esperábamos. ¡Enhorabuena!
La segunda posición es para la más grande: Meryl Streep. No se conforma con ser la mejor actriz, la más agradable, la más graciosa, la más solidaria, la más comprometida… Sino que además es la más elegante y apuesta por gente que está empezando en la moda. La actriz eligió un sencillo diseño en blanco y negro firmado por Prabal Gurung. ¡También de matrícula de honor!
Después de empezar así, todo sabe a poco. Pero siendo justos hubo quien también acertó y brilló en la alfombra aunque no al nivel de Lupita y Meryl. Es el caso de Amy Adams. Muchos la acusaron de ir demasiado sencilla aunque es una crítica que jamás entenderé. Llevaba un vestido palabra de honor en azul marino de Gucci que a mi parecer era delicioso. ¡Fue la más fina de la noche!
Muy parecida pero en rojo pasión y de Dior Alta Costura fue Jennifer Lawrence. Por la misma razón que a Adams fue para mí una de las mejores de la cita.
La última que salvo de la quema es a la oscarizada de este año, la maravillosa Cate Blanchett. Un romántico vestido de Armani Privé basado aplicaciones florales sobre el nude de su diseño.
Ahora paso a poner suspensos, que hay que decir que en mi opinión fue de lo que más hubo. Empezaré por nuestra queridísima Penélope Cruz. Empiezo por ella porque lo que se dice mal no iba, pero sí que me desilusionó. Ella siempre consigue sorprendernos y en esta ocasión se quedó corta con el diseño de Giambattista Valli Alta Costura en rosa pastel muy suave con escote palabra de honor roto con un detalle asimétrico. Ni fu, ni fa. Ahora, donde le pongo un cero patatero es en el look que eligió para la fiesta posterior: un vestido negro de volantes que parecía de mala calidad y propio de boda de pueblo. ¡Un horror!
A las que sí que suspendo son a las dos actrices que se decantaron por Elie Saab. Me refiero a una embarazadísima Elsa Pataky en verde esperanza con demasiada pedrería y muy ajustada para su estado, y a Angelina Jolie con un diseño de la misma firma con también demasiada pedrería. Elie Saab debería renovarse o morir. porque abusa demasiado del ‘brilli, brilli’.
Tampoco vi favorecida a mi queridísima Julia Roberts con ese Givenchy de encaje negro con el que parecía una señora de buena familia de luto.
Y lo mismo dijo del Gucci de Anne Hathaway con escote halter metalizado y en forma de tubo. ¡Muy sosaina y poco favorecedor! Tampoco me gustó nada el diseño blanco y negro que se puso para la fiesta posterior. De hecho, me pareció mucho más feo si cabe.
El que menos me gustó de todos fue el elegido por Glenn Close, un Zac Posen con corte sirena y tejido demasiado grueso. Daba la sensación de que estaba sudando muchísimo.
Y es que hemos tenido un fin de semana muy de alfombras porque el sábado en los Independent Spirit Awards también hubo para comentar. Yo me quedo con la presencia española representada por María León, espléndida con un diseño verde menta del sevillano Roberto Diz, Kira Miró con un Paul K en negro súper elegante y Belén Rueda con un vestido blanco y negro que ni entiendo, ni la favorecía en absoluto. Son las tres embajadoras de Piaget y estuvieron acompañadas por el más bello entre los bellos, Martiño Rivas y el más diplomático entre los diplomáticos, Miguel Ángel Muñoz.