Cuando un jugador de la NBA tiene su apodo alcanza una nueva categoría. Se eleva un poco más hacia el cielo de los más grandes. El otro día me quedé alucinada viendo como en una transmisión de un partido de los Portland a Rudy Fernández le habían bautizado como The majorcan rocket. Es decir, El cohete mallorquín.
Cada vez que tocaba el balón, le sobreimpresionaban unas llamas en los pies como si fuera a despegar por su potencia de salto y su rapidez. En sólo unos meses, el alero de Badalona ya ha dejado su huella meteórica en América.
Marc Gasol también tiene un alias. En este caso es The Tank, el tanque. Un sobrenombre que le viene por su enorme potencial. Su hermano Pau ya es conocido en la NBA como E.T. Y el mismo Sergio Rodríguez, el canario de los Trail Blazers, es para los estadounidenses de la canasta Spanish Chocolate.
José Manuel Calderón está huérfano de un apodo made in USA. Pero ha crecido tanto como jugador de los Raptors que hasta la prestigiosa revista Slam hizo una campaña en el número 124 de la publicación para buscarle uno. Eso sí el speaker de Toronto le presenta ya en castellano. «Desde España… número 8…. José Calderón”.
Los nuestros pueden mirarse ya en el espejo de los más grandes, casi más conocidos por su apodo que por su nombre o apellido, como:
LeBron James. The Chosen (El Elegido)
Dyane Tyrone Wade. Flash. (El Destello)
Kevin Maurice Garnett . The Mask (La Máscara) o The Big Ticket
Hakeem Olajuwon. The Dream (El Sueño)
Allen Iverson. The Answer (La Respuesta)
Larry Joe Bird. Legend (Leyenda)
Earvin Johnson. Magic (Mágico).
Michael Jeffrey Jordan. Air Jordan.
