Ojo: no sólo cambia la mente, sino el mismísimo órgano de pensar. La práctica de la meditación resulta que mejora de modo sustancial el rendimiento en tareas de atención y la velocidad de las respuestas; incluso sustituye al sueño. Y no sólo eso: a largo plazo altera la estructura misma del cerebro. Así lo indican comparaciones preliminares entre practicantes asiduos y no meditadores: quienes meditan tienen más desarrolladas determinadas áreas del cerebro que se sabe son centros de la atención y el procesamiento sensorial. La meditación es, pues, una forma de ejercicio mental, y como cualquier músculo el cerebro se desarrolla si se usa mucho y bien.
Gracias, BoingBoing
como puedo enseñar a los niños a meditar
30 noviembre -0001 | 0:00
Deberías haber informado de esto el jueves, antes de que CArlos Fanlo escribiera su «texto»…
15 noviembre 2005 | 21:02