
Ya os dije que iba a liarla en Nueva York. Ya que estoy aquí, no podía perder la oportunidad de hacer un experimento. Mi intención era demostrar lo subjetivo que es esto de la moda y que no por ir de marca o gastarse cantidades desorbitadas de dinero, uno va a lograr ir con más estilo o acaparar más miradas.
Pues bien, esta mañana (por la tarde en España) me puse un vestido que me compré en el mercadillo de Salvaleón (un pueblo de Badajoz) por nada más y nada menos que un euro, y me presenté con él en el showroom que Custo nos tenía preparado a la prensa especializada para enseñarnos, antes del desfile, su colección otoño-invierno 2010/11.
Yo iba un poco agobiada, ya que estaba ante lo mejorcito de la profesión con este modelazo y no hacía más que pensar que se iban a dar cuenta y comentarían lo cutre que me había vestido, pero cual ha sido mi sorpresa al observar que no sólo pasaba desapercibida, sino que hubo incluso quien me comentó lo chulo que era mi trapito.
Ha sido muy gracioso cuando Arancha, la periodista con la que viajo, le ha dicho a Custo que yo era una gran fan suya. En ese momento automáticamente ha dirigido su mirada a mi modelito, buscando una de sus creaciones, y se ha encontrado con un vestido de un euro ante sus ojos. ¡Muy fuerte!
Ha sido muy divertido, la verdad.
En un rato voy al desfile, luego os cuento. Además, Arancha ha entrevistado a Custo y he estado presente, así que también os daré cumplidas cuentas de algunas de las cosas que nos contó sentado en su despacho del Soho.
