Eran simples formas proyectadas por una fuente de luz, como las que hacemos con las manos para los niños. Se pueden considerar como uno de los espectáculos más antiguos y el origen de una especie de cine rudimentario, donde se conseguían objetos en movimiento que hacían las delicias de niños y mayores.
Utilizando simplemente las manos y una fuente de luz se consiguen divertidas escenas como ese juego infantil que todos hemos hecho alguna vez. Ya los hombres primitivos experimentaron este espectáculo mediante las formas que proyectaba el fuego sobre las paredes de las cavernas. Sobre el origen de las sombras chinescas existen diferentes teorías que se pierden en tiempos muy antiguos. Algunas de esas nos cuentan que, pese a su nombre, surgieron en la Isla de Java varios milenios antes de Jesucristo. Otras datan su nacimiento en la China Central y durante el primer milenio antes de nuestra era pasó a la India o incluso que se trató de un viaje al revés, desde la India hasta China. En la India fueron tan populares que no faltaban en eventos como bodas o bautizos, donde se representaban poemas épicos con héroes y dioses. De lo que tenemos constancia segura es de la existencia de espectáculos de sombras en China en el siglo XI y es por ello por lo que se les ha conocido siempre como sombras chinescas.
El espectáculo se basaba en una serie de figuras hechas de piel que se movían mediante unos sistemas de alambres. Sobre ellas se proyectaba una luz y se creaba un juego de sombras. Desde China se extendieron por otros países como India y todo el Extremo Oriente, llegando al Imperio turco de donde se expandió a muchos países europeos. De esta forma los viajeros que venían de Oriente lo introdujeron en Europa durante el primer tercio del siglo XVII. A principios del XVIII ya se ofrecían espectáculos regulares de sombras chinescas en diferentes lugares como Londres o Venecia, y a finales del siglo se habían puesto de moda en el resto del continente.
Pese a que otros inventos rivalizaban en espectáculos similares como los de la linterna mágica de Kircher, el éxito de estas representaciones fue enorme. En Londres se decía que era el mejor de los espectáculos que jamás se había exhibido, e incluso en Alemania el literato Goethe fundó su propio teatro de sombras.
Ambrogio, conocido como Ambroise, fue un personaje clave en su expansión y gracias a él llegaron los espectáculos a París o Londres. Tal fue el éxito que surgieron numerosos imitadores y a finales de siglo la capital inglesa se vio saturada de este tipo de espectáculos. En 1772 comenzaron los espectáculos en Versalles y se alargaron durante un siglo. En 1880 se popularizaron en una especie de café-clubs dónde se añadían las sombras chinescas a los espectáculos musicales o de cabaret. Los teatros de sombras llegaron a España en 1775 a través de Francia e Italia. En 1800, una compañía teatral italiana realizó la primer exhibición al público en un teatro de La Rambla barcelonesa.
A finales del siglo XIX surgió un nuevo espectáculo de masas. A principios del siglo XX el cine comenzaba a imponerse como espectáculo y el juego de sombras prácticamente se había extinguido. Había durado milenios…
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Imágenes: Historia Universal del Cine (1982, Planeta)