Fue una gran tragedia ocurrida en los comienzos del cine, en 1897. Apenas dos años antes, los hermanos Lumière habían comenzado las proyecciones en el Gran Café de París.
El Bazar de la Caridad era una obra social que se realizaba en mayo en la capital francesa. Se trataba de una fiesta destinada a recaudar dinero para los más desfavorecidos, un acontecimiento en el que participaban las grandes damas de Francia. En aquel año de 1897, se decidió incorporar un espectáculo de aquel nuevo invento llamado cinematógrafo, tan reciente y que tanto divertía a la gente. Se realizó en la calle Jean Goujon, muy cerca de los Campos Elíseos, donde se instaló la caseta del evento. Para la proyección se contrató a una empresa del famoso cinematógrafo Joly-Normandin.
La llama surgió por una cerilla y el contacto con el vapor de éter de la cámara, que incendió los restos de película.
El público asistente estaba principalmente formado por mujeres de alta cuna y algunos niños, lo que dio más dramatismo a la tragedia. A mitad de la proyección, la lámpara, que estaba formada por vapor de éter, se apagó y al tratar de encenderlo con una cerilla surgió una gran llama que provocó el incendio. La pequeña puerta de salida pronto se bloqueó quedando encerrados la mayoría de los asistentes, de los cuales fallecieron un total de 140. Entre las víctimas estaba la duquesa de Alençon, hermana de Sissi, la emperatriz de Austria.
Mala publicidad
El suceso dio muy mala publicidad al cine, que fue asociado como una diversión peligrosa. La prensa dio eco al suceso, añadiendo el sensacionalismo causado por el origen social de las víctimas, que no olvidemos que eran de la alta sociedad parisina.
Uno de los problemas que provocó la tragedia fue la película. Estaban formadas por un soporte de nitrato que era muy inflamable. Por aquel entonces, debido a la limitación en la duración de las películas, los proyectores utilizaban una sola bobina, de la cual iba saliendo la película que terminaba en una caja. Esa ubicación era potencialmente peligrosa de incendiarse, como así sucedió.
Tras el suceso los fabricantes trataron de solucionar el problema de la ubicación de la cinta una vez pasaba por la bobina. Otras mejoras necesarias como el desarrollo de una película no inflamable aún tardarían en aparecer unos 50 años. A raíz de este drama, las autoridades trataron de implementar mayores medidas de seguridad antiincendios en lugares como los cines o teatros. Una de las consecuencias directas del incendio fue el comienzo de a odontología forense.
El nacimiento de la odontología forense
La necesidad de identificar a las víctimas que estaban más desfiguradas, obligó a buscar alternativas que encontraron en sus dientes. Al ser mujeres de la aristocracia francesa (condesas, duquesas, marquesas,…), los dentistas disponían de completas fichas de sus dentaduras, por lo que fue posible su identificación.
¿Quieres saber cómo este incendio creó la odontología forense?
Os recomiendo el artículo ‘El incendio de un cine fue el nacimiento de la odontología forense’.
Excelente artículo que describe cómo era la alta aristocracia francesa a finales del siglo xix.
31 diciembre 2021 | 5:36 pm