Hoy traemos una de las mayores gestas de la historia de España, un acontecimiento donde un pequeño contingente de soldados españoles, rodeados y sin provisiones, decidieron resistir por su país y porque era su deber. Fueron los últimos españoles en Filipinas, todo una muestra de valentía.
La película Los últimos de Filipinas (Salvador Calvo, 2016), nos muestra el Sitio de Baler, que fue el último contingente español en defender un territorio ante fuerzas hostiles y en medio de una guerra contra los yanquis que estaba perdida antes del comienzo.
Obtuvo nueve nominaciones a los Premios Goya aunque sólo recibió uno por el vestuario. También recibió críticas por cómo había mostrado a los soldados españoles y su comportamiento en aquellos momentos, lleno de intrigas, con una versión de teniente Martín Cerezo más cerca de un personaje malvado y sanguinario que de un héroe, que al fin y al cabo sólo trataba de cumplir con su obligación.
El Sitio de Baler
En 1571, Legazpi fundaba Manila en el archipiélago que recibía nombre en honor a su rey, Filipinas. Se convirtió en clave para la Monarquía Católica con el legendario Galeón de Manila. Pero el siglo XIX fue dramático parta el devenir del un país enfrascado en innumerables conflictos políticos y militares internos. La invasión napoleónica precipitó la caída de la mayoría de la España Americana. A finales de siglo sólo Cuba, Filipinas y Puerto Rico eran los restos del enorme Imperio que diseñaron los Reyes Católicos varios siglos antes y fueron dando forma sus herederos.
En 1898 daba comienzo a la Guerra entre España y Estados Unidos, cuya chispa fue la explosión fortuita del acorazado Maine, que fue vendida por la prensa amarilla norteamericana como un atentado español. La guerra fue corta, las diferencias militares entre ambos países era enorme, una primera potencia económica y militar frente a un país que solo podía oponer unos pocos barcos anticuados, y eso sí, una valentía que sería legendaria. Y uno de los momentos más increíbles fue el Sitio de Baler.
Los movimientos levantiscos en Filipinas ya se habían iniciado antes del comienzo del conflicto con los yanquis, pero tras el estallido de la guerra todo se precipitó.
Tras la sublevación en la Comandancia de Baler y la destrucción del destacamento, fue enviado el capitán de infantería Enrique de las Morenas (Eduard Fernández) junto a 55 hombres. Ante la inferioridad numérica decidieron refugiarse en la iglesia del pueblo, lo más parecido a una fortaleza donde almacenaron víveres, municiones y cavaron un pozo. Comenzaba el Sitio de Baler.
Tras la muerte del capitán, el teniente Saturnino Martín Cerezo (Luis Tosar) se puso al frente del destacamento. Durante el tiempo que duró el sitio, los intentos de asalto filipinos fueron habituales pero siempre rechazados.
Todo cambió a finales de año con el fin de la Guerra contra los Estados Unidos. En diciembre se firmó el Tratado de París, que significaba la independencia de Cuba, y la entrega de Filipinas, Guam y Puerto Rico a los estadounidenses. Pero todos los intentos de convencer a los sitiados de la nueva realidad fueron tomados como intentos de engaño, por lo que mantuvieron las posiciones y la bandera española izada.
Las bajas por los combates, alguna deserción y el fin de la mayoría de los víveres, hicieron de la defensa del sitio una situación límite donde los valientes soldados dieron lo mejor de sí para mantener una posición que creían legítima, y ni siquiera el uso de la artillería pudo doblegarles, como cuando en marzo de 1899 los sitiadores usaron un cañón de 75 mm contra los muros de la iglesia.
Tampoco la presencia de enviados españoles hicieron cambiar de opinión al teniente, ni tan siquiera cuando llegó el Teniente Coronel Aguilar Castañeda en nombre del General Diego de los Ríos, último gobernador español de Filipinas. Martín Cerezo que dudó de él por su vestimenta, le respondió que sólo obedecería las órdenes si las dictase el proprio general en persona.
«¿Qué tengo que hacer para que Ud. me crea, espera que venga el General Ríos en persona?» – Teniente Coronel Aguilar
«Si viniera el General Ríos, entones sí que obedecería las órdenes«- Teniente Martín Cerezo
Al final fue la casualidad la que logró convencer al teniente. Releyendo unos periódicos vio una noticia de un amigo que le hizo darse cuenta de la situación real que vivía Filipinas. Propuso a la tropa que le quedaba y a los sitiadores, una retirada honrosa sin pérdida de dignidad ni de honor. Las condiciones fueron aceptadas por los mandos filipinos. Una bandera blanca sustituyó a la española y el teniente entregó un escrito con lo pactado. Era el 2 de junio de 1899. 337 días después, los héroes abandonaban el lugar de manera honrosa y con los filipinos haciéndoles pasillo, al fin y al cabo había sido españoles más de dos siglos.
Llegaron a España el 1 de septiembre de 1899. Eran 33 soldados españoles, 33 valientes.
Fotografía de los últimos miembros del destacamento cuando llegaron a Barcelona (Wikipedia)
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Esta versión-revisión no es la buena. Adaptada a los nuevos tiempos de corrección ridídula y malos malosos pero sin un apice de realidad. Del gusto del nacionalismo catalán, eso sí.
No soporta una comparación con la buen, la clásica de Antonio Román de 1945, donde -ahí sí- se hace mención real a los políticos y palmeros, verdadera lacra de este país desde hace ya demasiado tiempo.
18 abril 2020 | 9:17 am
Los ultimos de filipinas, aquellos que lucharon hasta que se rindieron tras descubrir que España ya había perdido la guerra con Estados Unidos, ademas habian tres religiosos en sus filas, buena pelicula que recuerda tal acontecimiento, aunque mi preferida es la autentica y la clásica. Anque esta tambien esta bien..Y sobre todo es historia.
19 marzo 2022 | 5:59 pm