David Villa, buque insignia del Valencia, ha tratado hoy de quitarle importancia a sus palabras de después del partido ante el Sporting, equipo que les empató jugando con diez (2-2), y en las que afirmaba que «el planteamiento no había sido el correcto», señalando como culpable al entrenador, Unai Emery.
«Cuando digo planteamiento lo achaco a todo el equipo. Cuando hablé estaba en un momento caliente, cabreado por la manera de perder dos puntos y dije lo que pensaba»
Me gustaría hacer hincapié en sus últimas palabras: «Dije lo que pensaba». Para mí, está claro que, realmente, no se arrepiente de lo que expresó.
Además, hoy, en la Cadena Ser, un periodista asturiano muy cercano al Guaje, ha insinuado que Villa se la tiene guardada a su entrenador. ¿Por qué? Porque el técnico fue uno de los máximos culpables de que Villa no fichara este verano ni por el Madrid ni por el Barça. Emery exigió a su presidente, Manolo Llorente, un sustituto para Villa en la delantera, con lo que el dinero que ofrecían merengues y culés, por mucho que fuera, no era suficiente.