Por Edu Casado
David Blatt, en una imagen captada en una rueda de prensa de las últimas finales de la NBA (EFE).
Nunca antes un entrenador con los datos de David Blatt había sido despedido antes de acabar la temporada. Nunca antes un líder de Conferencia (como lo es ahora Cleveland Cavaliers) había prescindido de los servicios de su técnico. Por eso, y pese a que nadie daba un duro por el coach israelí (nacido en EE UU) cuando llegó al equipo de Ohio, el despido de Blatt a estas alturas del año no deja de chirriar.
Tras filtrarse la noticia, una de las primeras informaciones que se difundió es que el jugador franquicia de los Cavs, LeBron James, no había sido consultado por el management y que se enteró de la noticia después de ser informado Blatt. Pero todo huele a excusatio non petita, accusatio manifesta.
Blatt llegó a Cleveland para dirigir a un equipo sin LeBron. Pero cuando ‘The King’ decidió regresar a casa, fueron muchos los que pensaron que a Blatt, con una experiencia muy dilatada en la élite, pero en la europea, se le quedaba muy grande el banquillo de un equipo cuyo objetivo irrenunciable es el anillo.
Desde Estados Unidos apuntan a que LeBron James y otros pesos pesados del vestuario, como el ala-pívot Kevin Love, no le tenían mucho respeto a Blatt. También se dice que, en cambio, sí tenían en alta estima a Ty Lue, hasta ahora segundo entrenador y que ahora asume los galones.
Por ello, el despido de Blatt, con un balance de 30-11 (sin precedentes en un entrenador ‘cortado’), apunta más a una exigencia de las estrellas del equipo que a una necesidad real. El tiempo dirá si se equivocan o han acertado.
