RAÚL RIOJA
Solo habían pasado algo más de cinco minutos de la temporada, y daba la sensación de que todo había cambiado en la Conferencia Este. Un verano entero de movimientos en el despacho de los Boston Celtics, con las llegadas de Kyrie Irving y Gordon Hayward, se fueron al traste con la terrible lesión del alero recién llegado de Utah.
Los Celtics, siempre orgullosos, plantaron cara hasta el último minuto pese al tremendo varapalo, pero pese a ello queda la sensación de que, de nuevo, los Cavs de LeBron se han quedado sin un rival a su altura en el Este. Los esfuerzos de los de Cleveland volverán a centrarse en planear, durante los seis meses de la temporada regular, en pensar cómo plantar cara a los Warriors en las Finales de la NBA.
No son más que conjeturas, por supuesto, pero en solo un día y pese a los dos malos partidos de Cavs y Warriors, raro será que no se vea la enésima revancha entre ellos en el mes de junio.
Aunque después de lo de la pasada madrugada, lo importante sea volver a Hayward sano sobre una cancha de baloncesto. Sea cuando sea.