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Una sorpresa algo ‘picantona’ dentro de Google Maps

BecConsejo: «Busca, que algo encontrarás»

Vamos a darle una vuelta de tuerca al post de hoy. En Google Maps, un usuario encontró una foto de 2009 en la que se podía ver una forma fálica en Waikato, Nueva Zelanda. Ahora os voy a contar dos versiones de la historia: una es real (y aburrida) y la otra es conspiranoica (falsa y mucho más divertida). Quedaos con la que más os guste.

  • VERSIÓN REAL

A través de Google Maps se descubren muchas cosas, algunas interesantes y la mayor parte de ellas becarias (chorradas sin fundamento que nos valen para entretenernos un rato) pero no por ello hay que despreciarlas. La última que ha llegado a manos de un servidor proviene del Fairfield College, en Hamilton (Nueva Zelanda) y es una imagen tomada por satélite en la que podemos ver varias formas fálicas gigantes (dicen que hay seis, pero las que mejor se aprecian son dos de ellas).

La prensa neozelandesa bromea sobre la situación: una coña hecha probablemente por escolares que solo habría sido conocida por los autores de la fechoría la está viendo medio mundo, gracias a la tecnología de Google Maps.

Bueno, gracias a Google y a David McQuoid, quien buscaba una vivienda en la zona cuando se encontró con el… bueno, ya lo habéis visto, es un pene gigante. Al principio creyó que era una obra de arte… eso fue porque no preguntó al director de la escuela, a quien no le hizo ni pizca de gracia y anda en busca de los culpables.

Al parecer, los hechos sucedieron durante un fin de semana y la imagen ya es la de un césped normal, porque el conserje lo arreglo. Sin embargo, con las imágenes satelitales no hay derecho al olvido. Game Over.

  • VERSIÓN MISTERIOSA

[Voz de interesante] Si sois de los que os vais por la pata abajo cuando os hablan de los círculos alienígenas en los campos del Reino Unido… es porque aún no habéis visto esto.

Viajamos a Nueva Zelanda, a una zona llamada Waikato. Waikato debe su nombre al río del mismo nombre y es una palabra maorí que, tradicionalmente, se ha traducido como agua que fluye (esto no aporta nada, pero Iker Jiménez siempre lo cuenta).

Allí, en medio de una zona residencial, observamos una extraña forma fálica… es una especie de llamada a la fecundación, un grito, probablemente extraterrestre, a través del cual los visitantes buscaban atraer, quizás, a los habitantes de la Tierra, para procrear con ellos o, quién sabe, simplemente para interactuar, conocer sus costumbres, esas costumbres del misterioso pueblo maorí que, probablemente, tuvo contacto con estos extraños seres que conocían a la perfección el cuerpo humano.

PD: ¿Qué versión os gusta más, la real o la inventada?

PD2: ¿Conocéis más imágenes curiosas encontradas en Google Maps?

PD3: Sí, a veces se me va la cabeza escribiendo el post y hoy ha sido uno de esos días.

Un piso de estudiantes que da asco

BecConsejo: «Cuando no te guste un libro, ciérralo, cuando no te guste una web, no vuelvas»

En mis años de estudiante he conocido a compañeros que vivían en pisos compartidos de lo más variopinto: personas con la casa ordenadita (los menos, para qué engañarnos), seres humanos que convivían con cierto orden y una relativa suciedad (la mayoría de casos) y animales en cochiqueras que ellos se empeñaban en llamar «casa».

Sin embargo, pese a que he visto pisos sucios y desordenados (con platos por fregar desde hace más de una semana y suelos en los que te quedas pegado), no había visto ninguno como el de estos muchachos neozelandeses, que tienen el dudoso honor de tener la casa más sucia de Nueva Zelanda.

Si en el país oceánico existiesen programas como Gente o Callejeros, es posible que encontraran casas aún más sucias, pero de momento lo único que tenemos es esto, el piso donde viven seis estudiantes (Jarred Turnbull, Tahi Poasa, Hamish Catherwood, James Lentjes, Geert Lepoutre and Adam Lill) desde hace ocho meses.

Los muchachos participaron en un concurso de la radio donde buscaban el piso más cochambroso del país… ¡y se llevaron el 52% de los votos! No es para menos… tienen papelera por tenerla, porque el suelo es un gran cubo de basura, y lo peor de todo es que están orgullosos de ello.

Tanto es así que dicen que no lo ven mal, que lavan los platos pero que lo otro (la higiene, vamos)… como que no les va. Además, tienen el cuajo de decir que si pudiesen encontrar «algunas chicas para que lo limpien sería ideal».

En la casa hay un séptimo habitante (una rata), un agujero en el techo y usan el horno como calefacción. Por cierto, por si pensáis que todo esto es sólo una foto que enviaron al concurso y que luego la cosa no es para tanto, creo que debéis saber que los del programa de radio montaron una barbacoa en casa para cerciorarse de que aquello era así, y la visita acabó con la Policía dispersando a 30 personas que estaban en el domicilio (vamos, que si es un papel, se lo han currado de lo lindo).

Minucias, si tenemos en cuenta que los bomberos estuvieron posteriormente en la casa porque a los muchachos, que son todo corazón, les dio por quemar muebles… (vamos, los huéspedes perfectos, el casero seguro que está encantado con ellos).

PD: Esta gente luego no se echa novia en la vida y van de víctimas. ¿Qué esperan, casarse con la rata?

PD2: Sabéis que la fama a veces acarrea problemas… ahora les amenazan con el desahucio si no limpian la casa (zas).

Hoy hace un año…

El incendio que nadie recuerda

Los nuevos perros más feos del mundo

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El loro más raro del mundo está en peligro de extinción

La radio en España tiene cosas muy interesantes (no todo es Carrusel, que a mí me encanta… pero hay vida más allá), pero le falta publicidad. Una de esas cosas es América Valenzuela, que se encarga de Ciencia al cubo en RNE. El otro día, América hablaba de un extraño loro, el kakapo, que está en peligro de extinción.

El kakapo es un loro que no parece un loro, la verdad. No puede volar, es un ave nocturna, está gordo y se está extinguiendo. Al pobre animal se le acumulan los problemas.

Vayamos por partes.

¿Por qué no puede volar?

No siempre fue así. Cuando llegaron a Nueva Zelanda, el kakapo era más pequeño y volaba, como cualquier otro loro. A medida que sus depredadores se fueron extinguiendo, el kakapo no tuvo la necesidad de seguir volando, así que lo dejó de hacer y simplemente… lo olvidó.

Ahora se dedica a escalar los árboles y a caminar por el suelo usando su bigote (sí, tiene bigote… y un gran sentido del olfato). Usa sus alas como paracaídas cuando salta desde algún árbol y se ha acostumbrado a dormir de día y vivir de noche.

¿Por qué está gordo?

Mide unos 60 centímetros y puede llegar a pesar cuatro kilos. Si eso no es gordo, que venga Dios y lo vea. Lo cierto es que una vez que dejó de volar no necesitaba seguir a dieta, aunque no creáis… escalar árboles también requiere su esfuerzo.

Sea como fuere, lo cierto es que se ha dejado llevar por la buena vida y, como es capaz de acumular grandes cantidades de grasa, se ha vuelto un loro pesado, en el sentido literal de la palabra.

¿Por qué se está extinguiendo?

La colonización humana ha sido clave en este aspecto. Extinguidos sus depredadores, el loro dejó de volar y se convirtió en presa fácil para los roedores introducidos por los humanos.

Su táctica de camuflarse con la vegetación es útil para esquivar los ataques aéreos, pero ineficaz con animales a ras de suelo.

¿Cuál es su situación ahora?

El gobierno neozelandés se ha empeñado en recuperar al kakapo, del que sólo quedan 124 ejemplares.

Se encuentran en dos islas limpias de depredadores: Codfish y Anchor (las que aparecen en el mapa de arriba). El gran problema es que sólo ponen ocho huevos cada Mundial o Eurocopa, (cada dos o cuatro años, vamos).

Para colmo las hembras no llegan a ser fértiles hasta las 11 años y no todos los huevos tienen dentro polluelito. La solución, de momento, puede ser la inseminación artificial.

PD: Antes cazaban muchos kakapos y se repartían por los museos de todo el mundo. Es posible que hayáis visto alguno.

(FOTOS: Departament of conservation)

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