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Un perro tiene una segunda boca donde debería estar su oreja

Las redes sociales están que echan humo por el caso de Toad, una perrita de 5 años que se diferencia bastante del resto de canes y que recibe el apoyo incondicional de Heather Hernández, su dueña. ¿Cuál será la razón de peso? Si está en titular, para que creas intriga ¡¡¡so merluzo!!! 😉

El animal, de raza pitbull, cuenta con una segunda boca ubicada en la parte lateral de su cabeza. Esta reemplaza a su oreja, dispone de un par de dientes y hasta produce saliva. ¡¡¡Lo nunca visto!!! Lee el resto de la entrada »

Las historias más rocambolescas que nos dejó el año 2011

Es domingo, pero también día 1 de enero. Por eso me ha parecido que no tenía mucho sentido elaborar un Lo más raro de la semana, máxime cuando fijaos en las fechas en las que estamos y aún no hemos hecho un recopilatorio decente (bueno… decente no lo será nunca) de lo menos malo del blog (ya sabéis que como no hay nada bueno no podemos recopilar «lo mejor») durante 2011.

La forma más democrática que se me ha ocurrido para la selección de hoy ha sido elegir las entradas que más éxito tuvieron en el año que se nos fue. Como sabía que se os quedaría corto, también voy a recordaros cuál fue la viñeta becaria más destacada en Facebook y el tuiteo estrella en la comunidad becaria.

De postre, os regalo cuáles fueron mis tres posts favoritos del año, de los que no figuran entre los 20 de más éxito (aunque están muy cerquita). ¡Vamos para allá!

1. El tuiteo estrella fue…

2. La viñeta con más ‘me gusta’ fue…

3. Los 20 posts con más éxito son…

(Cada foto tiene el enlace al post, basta con pinchar en el circulito de la derecha donde pone «LINK»)

4. Y mis tres entradas favoritas…

Maya, una maga de los pinceles | Desastre hecho con Photoshop | El fin del mundo del 11/11/11

PD: SÍ, SÍ, SÍ, POR UN DÍA NOS HEMOS LIBRADO DE TROLLY… ¡¡ALELUYA!!

Las cosas más raras extraídas del cuerpo humano

BecConsejo: «Aprovéchalo siempre, por si es el último»

Es un clásico: hay documentales, artículos en periódicos y revistas, horas de radio y televisión dedicadas a ello, pero nunca es un mal momento para recopilar unas cuantas cosas extrañas sacadas del cuerpo humano. No, no me refiero a apéndices ni piedras, que eso al fin y al cabo entra dentro de lo posible. Me refiero a lápices, gusanos o ¡botellas!, que eso es menos habitual. ¿No os lo creéis? Luego me decís…

10. Un cepillo de dientes

Una joven de 22 años intentó en 2009 (entonces tenía 20) provocarse el vómito con un cepillo de dientes. El problema es que se lo tragó accidentalmente y tuvieron que operarla para sacarlo de ahí. La protagonista de los hechos, Martha Restrepo, aseguró que se los estaba lavando, pero tenía las manos enjabonadas y por eso se lo tragó. Me cuadra más lo primero.

9. Una bala en el oído

Michael Moyla, corredor de Rabobank (no, no es ciclista, pero siempre quise decir eso de «corredor de Rabobank» después de un nombre extranjero). Perdón, perdón… empezamos. Michael Moyla descubrió que los dolores de cabeza que tenía obedecían a una bala que tenía detrás de su oído derecho.

Resulta que la mujer de Michael dormía con una pistola bajo la almohada. Sonó la alarma en casa y ella se asustó, sacó el arma y se le disparó accidentalmente. No me preguntéis cómo, pero él no se enteró. Lo peor para ambos es que ella tenía antecedentes por traficar con cocaína, lo que le impide tener armas, de modo que fue detenida.

8. Una aguja en el culo durante 31 años

Lao Du es un hombre chino que estaba resfriado en 1978, fue a ponerse una inyección, la aguja se rompió y se le quedó dentro. Notó que algo no iba bien, un dolor incipiente ahí donde la espalda pierde su casto nombre, de modo que fue al médico nuevamente. No sé que le dirían, pero aquello no lo encontraron. Vuelta a casa con la aguja en el culete.

Así pasaron los días, las semanas, los meses y los años hasta que, en abril de 2009, localizaron a la compañera puñetera y la sacaron.

7.Un electrodo en el vientre

Raquel de la Cruz sentía dolores en el vientre desde que dio a luz a su primer hijo, nacido a través de una cesárea. Le realizaron una ecografía, pero todo parecía normal. No obstante, después de una gastroenteritis que agudizó su dolor le hicieron una radiografía que descubrió «un objeto metálico similar a una pulsera» entre el útero y la vejiga. Cuatro años después le hicieron una nueva cesárea y le extrajeron un electrodo (tornillo) de los usados en la instrumentación quirúrgica.

6. Una rama en el pulmón

El ruso Artyom Sidorkin fue al hospital para ver a qué obedecían sus fuertes dolores en el pecho y su tos con sangre. Los médicos le hicieron una radiografía y descubrieron que en su pulmón había algo que parecía un tumor. Y digo parecía porque cuando le hicieron una biopsia encontraron extrañas agujas verdes clavadas en el tejido. No era un tumor, no, era una rama de abeto de cinco centímetros, fruto de un extraño brote.

5. Balas en la cabeza

Quizás penséis que esto de las balas en la cabeza es algo inusual, pero al parecer es casi más común que operarse de miopía. Tan pronto encuentas a un joven turco con una bala en el cráneo durante diez años, como un anciano a quien le extraen una bala de la Guerra de Corea después de 60 años o una mujer de 77 años a quien una bala de la II Guerra Mundial la atormenta desde los 13. Lo dicho, esto es más habitual que un capítulo repetido de Los Simpsonsn a mediodía.

4. Arañas en el oído

Los zumbidos que oía y el dolor que sentía Jesse Courtney en la cabeza eran por culpa de dos arañas (una viva y otra muerta) que se habían instalado en su oído. Los hechos tuvieron lugar en 2007, cuando Jesse dijo que oía continuamente cereales siendo bañados con leche. Irrigaron su oído por dos veces y extrajeron a las arañas (del tamaño de la goma de borrar de un lápiz), que conservó en un bote.

3. Un gusano en el cerebro

En 2008, Rosemary Álvarez tenía 37 años y un gusano en el cerebro. Bueno, más que un gusano era un ‘Taenia solium’, que llegó a su cuerpo tras ingerir un alimento contaminado por una persona que tenía el parásito. El animal le causó numerosos problemas, entre ellos entumecimiento de un brazo y dificultades para tragar. No obstante, cuando se lo retiraron su vida volvió a la normalidad.

2. Un lápiz en la cabeza

Al más puro estilo Homer Simpson, Magret Wegner convivió con un lápiz en su cabeza durante 55 años después de que a los cuatros años se cayera portando un lapicero en la mano. Éste se introdujo a través de su piel y desapareció en su cabeza, causándole durante cinco décadas jaquecas y hemorragias nasales. El lápiz, de ocho centímetros, fue extirpado… bueno, más o menos. Aún conserva dos centímetros.

1. Un feto que llevaba en su vientre 30 años

Lusianni Isa descubrió en marzo de este año que los dolores que sufría en la zona abdominal era causa de un embarazo que tuvo hace 30 años… aunque nunca llegó a dar a luz. Esta haitiana de 65 años acudió a curanderos y médicos para que la trataran, pero nadie encontró la razón. Fue ahora, 30 años después de su gestancia, cuando descubrieron que había sufrido un embarazo fuera del útero, lo que provocó que el feto (de dos kilos) quedara petrificado en su vientre.

PD: A mí una vez me quitaron un reloj… pero ni fue un médico, ni hubo anestesia…

El loro más raro del mundo está en peligro de extinción

La radio en España tiene cosas muy interesantes (no todo es Carrusel, que a mí me encanta… pero hay vida más allá), pero le falta publicidad. Una de esas cosas es América Valenzuela, que se encarga de Ciencia al cubo en RNE. El otro día, América hablaba de un extraño loro, el kakapo, que está en peligro de extinción.

El kakapo es un loro que no parece un loro, la verdad. No puede volar, es un ave nocturna, está gordo y se está extinguiendo. Al pobre animal se le acumulan los problemas.

Vayamos por partes.

¿Por qué no puede volar?

No siempre fue así. Cuando llegaron a Nueva Zelanda, el kakapo era más pequeño y volaba, como cualquier otro loro. A medida que sus depredadores se fueron extinguiendo, el kakapo no tuvo la necesidad de seguir volando, así que lo dejó de hacer y simplemente… lo olvidó.

Ahora se dedica a escalar los árboles y a caminar por el suelo usando su bigote (sí, tiene bigote… y un gran sentido del olfato). Usa sus alas como paracaídas cuando salta desde algún árbol y se ha acostumbrado a dormir de día y vivir de noche.

¿Por qué está gordo?

Mide unos 60 centímetros y puede llegar a pesar cuatro kilos. Si eso no es gordo, que venga Dios y lo vea. Lo cierto es que una vez que dejó de volar no necesitaba seguir a dieta, aunque no creáis… escalar árboles también requiere su esfuerzo.

Sea como fuere, lo cierto es que se ha dejado llevar por la buena vida y, como es capaz de acumular grandes cantidades de grasa, se ha vuelto un loro pesado, en el sentido literal de la palabra.

¿Por qué se está extinguiendo?

La colonización humana ha sido clave en este aspecto. Extinguidos sus depredadores, el loro dejó de volar y se convirtió en presa fácil para los roedores introducidos por los humanos.

Su táctica de camuflarse con la vegetación es útil para esquivar los ataques aéreos, pero ineficaz con animales a ras de suelo.

¿Cuál es su situación ahora?

El gobierno neozelandés se ha empeñado en recuperar al kakapo, del que sólo quedan 124 ejemplares.

Se encuentran en dos islas limpias de depredadores: Codfish y Anchor (las que aparecen en el mapa de arriba). El gran problema es que sólo ponen ocho huevos cada Mundial o Eurocopa, (cada dos o cuatro años, vamos).

Para colmo las hembras no llegan a ser fértiles hasta las 11 años y no todos los huevos tienen dentro polluelito. La solución, de momento, puede ser la inseminación artificial.

PD: Antes cazaban muchos kakapos y se repartían por los museos de todo el mundo. Es posible que hayáis visto alguno.

(FOTOS: Departament of conservation)

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