BecConsejo: «No tengas prisa»
Ya sabéis cómo funciona esto. El otro día os pedía disculpas porque llevaba varios días posteando noticias frikis curiosas. Pues bien, ahora me toca hacer lo mismo pero en lugar de por poner noticias, por hablar de tele. El lunes el Homo APM?, el martes la gala de los 40 y el miércoles… el miércoles La mañana, con Mariló, uno de mis programas favoritos de la tele, sin duda.
Esta vez el aviso viene (nuevamente) de mis padres. Me dijeron que Mariló, la encantadora Mariló, la había liado parda en la cocina preparando un sorbete, y allá que me fui a comprobarlo. Vi nuevamente los hechos
y comprobé cómo, antes de que la cosa fuera a peor, Mariló recordaba que una vez, en su casa, metió en la licuadora una cuchara de palo (que le habían llevado de Costa Rica) e «hizo serrín», como bien le apuntó el cocinero.
Pues bien, allá que andaba Mariló preparando el sorbete y, como no escarmienta, metió la cuchara (esta vez de metal, no de palo… nunca tropieza dos veces con la misma piedra, aunque sí con una parecida) antes de que pararan las hélices…
Sí, como bien sospecháis, se cargó la licuadora que estaban estrenando para la ocasión. Bueno, mejor dicho, «la licuadora se rompió», que es el método español de romper las cosas: las rompemos y hablamos de ellas como si tuvieran vida propia y se metieran solitas cucharas de metal en plan suicidio.
Ejemplo ficticio (espero)
-Hijo: Papá, se ha roto el ordenador
-Padre: ¿Qué ha pasado?
-Hijo: Se me cayó, sin querer, desde el balcón de un décimo piso.

Claro, visto el escenario, Mariló se sorprende y dice:
– Se ha roto la licuadora
– Con esos meneos no me extraña – le responde una muchacha desde la ultratumba fuera de plano
Así que nada, toca comprar otra licuadora para las recetas de La 1. Los malvados dirán que esto en la época de Inés Ballester no pasaba, que nos la cobrarán porque en la televisión pública son así de agarraos. Tampoco seáis viles, que Mariló es un encanto de mujer, aunque algo impaciente, eso sí, a la vista de su forma de tratar los pequeños electrodomésticos.
Ahora, amigos, para que no nos pase lo de Mariló, vamos a hacer una cosa. ¿No meter cucharas en la licuadora hasta que no se pare del todo? Bueno, podría ser una opción, pero es demasiado fácil. Nosotros debemos ir un paso más allá: pensemos excusas becarias por si «se rompe», que es una tradición que estamos perdiendo:
1. Estaba así cuando llegué.
2. Me la han tocado: lo he hecho mil veces en casa y nunca ha pasado nada.
3. Si no tuviera que hacerlo yo siempre todo no pasaría esto.
4. La culpa es tuya, que me miras y me pones nervioso.
5. Eso no está roto. Le ponemos un poco de pegamento y arreglao.
Si es os ocurre alguna más, yo estoy abierto a sugerencias.
PD: Para que luego digáis que con el blog del becario no se aprende.