BecConsejo: «La vergüenza no sirve para nada»
Desde siempre se ha hablado de la crisis de los cuarenta. Para los más nuevos, la crisis de los cuarenta era aquello que les entraba a los hombres cuando se veían demasiado mayores, cuando comprobaban que las jovencitas ya no se fijaban en ellos. Solían arreglarlo comprándose un coche (o eso decían, porque por aquel entonces no había plan 2000 E) deportivo, caro y… bueno, al estilo Peter Griffin.
Ahora la cosa ha cambiado. La crisis de identidad ya no llega a los cuarenta, sino a los treinta, o a los veinte. Suele darse cuando uno se ve ahogado por la hipoteca, durmiendo con la persona equivocada y haciendo todo aquello que con dieciocho se prometieron que no harían jamás. La crisis llega cuando se acuestan, echan un vistazo atrás y dicen… ¿se puede saber qué he hecho?

La historia es que con esto del cambio climático (yo cuando no sé a quién culpar culpo al cambio climático, que veo que es algo que hace mucha gente) la crisis también llega al mundo animal. Aquí tenemos a una gaviota adoptada por por el señor Steve Grimwood, después de que el animal cayera por su chimenea. Al principio quiso dejarla en libertad, pero la gaviota no quería ir a ningún sitio, porque no tenía dónde ir.
En la casa había tres gatos y la gaviota se hizo amiga de los mininos… una relación tan estrecha que empezó a comer comida de gato, en un cuenco de gato y como si fuera un gato.
Dice la prensa británica que el ave se ha echado novia y ha montado un nido en el tejado, pero que aún vuelve a casa tres veces cada día (desayuno, comida y cena).
PD: ¿Cómo andáis vosotros de crisis de identidad?