BecConsejo: «Cuida la salud»
Mucha gente tiene alergia al polvo, a la penicilina o al polen. Eso entra dentro de lo normal, de lo previsible. Sin embargo, los hay que no tienen tanta suerte, porque como bien nos contaba hace unos años el doctor Antonio Nieto se puede ser alérgico «a casi todo, incluso a la piel de iguana». ¿No os lo creéis? Veréis, veréis…
10. El cerdo que no quiere barro
Unos dicen que es por miedo, otros que por alergia… lo cierto es que hay un cerdo en Bendale (Reino Unido) que en 2008 no pisaba el barro sin sus botitas verdes porque no quería tocarlo. Uno de los cerdos más famosos del mundo es Cinderella (Cenicienta) propiedad de Andrew y Debbie Keeble; un gorrino con botas de lo más pulcro.
9. A su esposa
Darren Young, un conductor de autobús de Sprotbrough, Reino Unido, alcanzó a la fama (si se puede considerar fama) después de que la prensa internacional asegurara que era alérgico a su esposa. La verdad es que era alérgico a un componente que se usa de forma habitual en las cremas (su mujer las utiliza) y su cuerpo se hincha como un globo cuando entra en contacto con él. Afortunadamente se lo tomaba a broma: “Sue (la mujer) no necesita el dolor de cabeza como excusa en la cama. Me dice que ha usado una loción corporal que puede matarme…”.
8. A la vida moderna
Debbie Bird es de esas personas que dicen lo de «antes se vivía mejor que ahora… no había tanta tecnología». Lo que ocurre es que Debbie tiene motivos para decirlo: cocinar alimentos en un microondas, hablar con alguien a través de un teléfono móvil o conducir un coche son verdaderos suplicios para ella. Dicen que es alérgica a la vida moderna, pero la verdad es que es demasiado sensible a los campos electromagnéticos que crean, eso sí, los artilugios que ahroa usamos casi a diario. Su casa es casi un búnker: paredes, ventanas y cama protegidas, todo para que la reacción alérgica que sufre su piel no se produzca.
7. A algunos besos
Laura Kukic no es realmente alérgica a los besos, sino a las nueces. ¿Por qué entonces lo de algunos besos? Bueno, tiene trampa, pero todo tiene una razón. El año pasado, cuando Laura tenía 14 años, terminó en el hospital después de que su pareja le diera un beso… y todo porque él había desayunado cereales. Decía la pobre que había sido un piquito de nada, que no era nada apasionado, un simple beso de amigo… ¿no se habría lavado los dientes en todo el día el muchacho? ¿Tendría un paluego?
6. A todo
Molly Harrad es una niña británica cuyo caso salió a la luz en 2009, cuando ella tenía 10 años. Todos los grandes medios británicos publicaron lo que llamaron «alergia al siglo XXI»; no en vano, Molly no puede llevar calzado normal, calcetines normales, ropa normal y no puede pisar la moqueta. Tampoco puede consumir muchos alimentos como el pan, la pasta, la leche, el chocolate o los huevos, lleva unos guantes especiales, toma numerosas pastillas… Dicen los padres que no habría sufido esa alergia si hubiese nacido hace cien años. Será por los padres, porque la cría también es alérgica al césped, y de eso también había el siglo pasado.
5. A su propia casa
Algunos hombres (y algunas mujeres) buscan excusas para no parar por casa: a veces es el trabajo, otras le ha llamado un familiar… pero pocas veces veréis que alguien diga que tiene alergia a su propia casa. Sin embargo, eso le ocurría a Guy Wood, un británico que sufre alergia a ciertos pegamentos y pinturas que, obviamente, se encontraban en su vivienda. Por eso, mientras su mujer y su hija estaban en casa, él pasaba el tiempo… en casa de sus amigos.
4. A la madera
Dan Hill era un banquero británico con un buen sueldo, pero un día pensó «qué demonios, yo quiero ser carpintero», de modo que esta copia del baloncestista Thiago Splitter decidió dejar su trabajo y pasarse a las maderas. Desgraciadamente para él, no contaba con que sufría alergia a este material: una erupción inundaba su cuerpo y sus ojos le estallaban. No se rindió y trabajó con guantes, máscaras y cremas, todo hasta que descubrió que su alergia no era a todas las maderas, y ahora trabaja con aquellas que no le producen reacción.
3. Al agua
Ashleigh Morris es australiana y tiene ahora 21 años. Saltó a las primeras páginas de la prensa internacional en 2008 cuando se conoció que sufría urticaria acuagénica, también conocida como alergia al agua. Su cuerpo sufre una dolorosa erupción cutánea cada vez que entra en contacto con el agua, de modo que no puede bañarse en el mar ni en una piscina. Es más, cada vez que se da una ducha (siempre duran menos de un minuto) sufre un dolor insoportable que la deja llorando con bastante frecuencia. Para que os hagáis a una idea, la foto que veis a la derecha es el cuerpo de Ashleigh después de salir de la ducha.
2. Al esperma de su marido
Este caso es de «si no lo veo, no lo creo». Julie Boyde es alérgica al esperma de su marido, Mike, y lo descubrieron en la noche de bodas. Según contaban en la prensa estadounidense, después de varios años de amistad él se atrevió a pedirle salir, mantuvieron una relación durante un tiempo y finalmente se casaron. El problema llegó en la noche de bodas: «Siempre habíamos sido cuidadosos, siempre habíamos usado protección, pero pensamos… estamos casados, así que si nos quedamos embarazados, nos quedamos embarazados», cuenta ella. Al parecer, notaba mucho dolor, como si le «clavaran agujas» y «estuviera ardiendo».
1. A su hijo
Es sin lugar a dudas la alergia más rara que he visto hasta el momento. Joanne Mackie sufre alergia a su propio hijo y desde que dio a luz su cuerpo se llena de manchas rojas que le producen un intenso picor cada vez que tiene cerca a su criatura. Afortunadamente, un tratamiento especial ha hecho posible la reconciliación entre ambos, si bien hay un 95% de posibilidades de que le ocurra lo mismo en su próximo embarazo.
PD: Si conocéis alguna alergia extraña, podéis incluirla en los comentarios.