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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Crisis y carreras, "the cash crash"

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[«The bib crash…» ENGLISH version]

Me llama un campeón, un organizador y peñista de muchos conocido. Lleva más de veinte ediciones sacando adelante una prueba de ruta y siempre ha tenido a gala, para traer los mejores de la disciplina, dotar unos premios en metálico y demás. Es su estilo, que respeto aunque comparto muy poco, pero es su carrera. Destilo y sintetizo la conversación:

– Oye, que está la cosa muy mal y que tenemos que recortar en algunas partidas.
– Tu me dirás, que eres el jefe – le interpelo.
– Los premios los reducimos un 40% y suprimimos la plaquita y los homenajes y tal y cual.

El hombre prefiere ir machacando con martillo de plata. Hombre, no celebrar un clásico como este es una pena, por mucho que la carrera sea un monumento a la poca cosa. Digamos que, en vez de perfil bajo, sería casi un rayote de tiza en el sótano de los perfiles. Él, que pertenece a una generación de organizadores muy sutilmente tradicional, con su federación y su chip y su comida homenaje a los medios de comunicación, se ve con el alma en un puño porque «de 600 a cero, de 800 a 400″… me va desgranando ejemplos de colaboradores que se agarran a la crisis económica. Su reducidísimo grupo de voluntarios, la asociación deportiva que lo come todo, todos lo sufrirán. El perfil bajo se convierte en una necesidad, le dicen. Con la crisis, los escasos patrocinadores y colaboradores que habitualmente le torean, pues que se retraen más todavía. Instituciones incluídas, las que gestionan impuestos (año a año, crecientes).

Pero no quiere ver otra cosa. El patrocinio de su prueba está construido peleando a mano sobre parcheo e insistencia contra la trampa, la ignorancia y el incumplimiento de promesas. O, si lo ve, prefiere cerrar los ojos y seguir adelante con su carrera. Desde que le conozco está pendiente, meses después, de que le liquiden los pagos. En épocas de bonanza, ojo. Sin crisis, su prueba tampoco lograba sacar la cabeza entre los fastos, la ciudad que lo engulle todo, que ignora el deporte de la calle. No había crisis ni lugar para la queja estúpida y el ventajismo cabrón del protocapitalista terrateniente español. A mi campeón le veías toreado e ignorado por la propia abulia. ¿Crisis? Sí, moral.

Es una mancha de aceite que va inundándolo todo a pesar de que muchos pretendemos que el correr es un deporte barato. Pero es una economía de mercado y un dorsal para 500 supone un coste fijo y mínimo. Nadie (salvo excelentes relaciones con diputaciones provinciales o alcaldías) saca adelante una prueba gratis total. Mi club también pasa por meses de flaqueza frente a nuestro evento gordo, las 24. Presupuesto cero, es la consigna. Tiraremos de fondos del club y de la ayuda material del Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz. Nunca ha habido premios en metálico pero si faltan 200 pavos, que falten de la manera menos visible que se pueda, donde comen 100 comen 150. Cualquier prueba necesita seis o siete mil euros para sostenerse y, a ver, cómo compatibilizas tú el amateurismo total y la participación en una prueba popular con los años que se avecinan. Y presupuestando de la nada un millón de calas.

Reflexiones sin liquidez.

3 comentarios

  1. spanjaard

    Feel free to get an English version at: http://blog.42k195.com.

    24 febrero 2009 | 12:36

  2. Dice ser Carlos

    Jodido asunto.

    Yo no puedo presumir de organizador, si acaso de colaborador, pero me suenan todos esos problemas, esas interminables horas de búsqueda de patrocinadores, de material, de voluntarios… Es un trabajo tremendamente ingrato, porque la mayoría sólo reparan en él cuando falla, y detrás hay gente que roba tiempo a su familia por pura afición.

    Y lo de la cirsis… Pues sí, una tabla a la que se agarran muchos que antes no tenían excusa y te soltaban unos Actimeles a punto de caducar porque les dejaras tranquilo…

    24 febrero 2009 | 19:36

  3. spanjaard

    Talmente.

    24 febrero 2009 | 20:12

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