Siempre me pasa lo mismo con Homeland. Comienzo cada nueva temporada con una sensación de tedio y pereza insalvable, y la termino otra vez entregado, adicto a la enésima aventura de Carrie Mathison. Al menos es así desde la tercera entrega del thriller político de Showtime, que es, oficialmente, el momento bisagra oficial para los fans, y creo que también para los creadores. Fue entonces, cuando patina de forma oficial la trama de Nick Brody y hay que eliminarle finalmente, cuando descubrimos que aquella Homeland tan rabiosa y paranoica que la hizo diferente y moderna no podía durar para siempre. ¿Mejor la cancelación o el reinicio? Por suerte, fue lo segundo. El equipo de Howard Gordon y Alex Gansa supo darle vida después de aquella muerte; la convirtieron en una versión mejorada de 24, que también era creación suya, pero incluso así sigue siendo el ejemplar conspiranoico más actual y completo.
Gran parte del mérito de que Homeland haya resurgido de sus cenizas con tan buena cara es la construcción del personaje de Carrie Mathison. Ella ya fue el gran atractivo de la serie durante sus primeros capítulos, y una inyección de adrenalina y mala leche en las figuras femeninas de la televisión; hoy muchos personajes nos parecen similares a ella, porque el ritmo con el que las series se ponen al día en tono y estereotipos es fulminante, pero que una mujer bipolar estuviera «al cargo» de la CIA en 2011 fue todo un bombazo. Que fuera más brillante cuanta menos medicación tomaba, que estuviera obsesionada con el 11S y dispuesta a todo por evitar un nuevo atentado, también; y que fuera capaz de acostarse con un terrorista para ello, todavía más. Respecto a la interpretación de Claire Danes hay opiniones encontradas, pero yo siempre la defiendo. ¿Cómo no va a tener tics una mujer que está siempre desquiciada?
La exploración psicológica de Carrie Mathison y de las enfermedades mentales también tuvo su backlash, y en gran parte comprensible. Sobre todo en una época en la que parecía casi obligatorio que, para ser una antiheroína, una mujer tuviera que estar enferma o ser adicta a algo, según lo que sugerían series como Homeland, Nurse Jackie (con su oscurísima Edie Falco) o la sueco-danesa Bron/Broen (gran Saga Noren, que sufre síndrome de Asperger). ¿Es que las mujeres no pueden ser grises, despreciables, o simplemente malas por naturaleza, como Tony Soprano o Don Draper? Otro desacierto en la construcción de Carrie Mathison fue su descenso a los infiernos por Nick Brody, cuando aquellos encuentros sexuales con los que la espía intentaba convertir al terrorista en un triple agente (¿recordáis esa maravillosa trampa de comienzos de la segunda temporada?)alumbraron una tópica dependencia emocional.
Lo interesante de Carrie Mathison, sin embargo, es que se ha reinventado a lo Britney Spears y Chenoa, y se ha convertido, o está intentando convertirse, en una mujer mejor. Lo interesante de Carrie Mathison es que sigue profundizando, o al menos recupera de cuando en cuando, esos grises con los que su personaje tiene que bregar cada día. La sexta temporada aún no ha dado mucho de sí, pero nos proponen a una protagonista que ha sobrevivido a la CIA, pero que todavía así se debate entre la acción y la conciliación de la vida familiar y laboral, pero que, sobre todo, opta por la salud mental. Que lo consiga es otra historia… Carrie Mathison es además una madre falible que intenta ser mejor, sin renunciar a su pasión, a lo que la hace única, a su tremendo y magnánimo sentido de la justicia. Carrie Mathison nos reconcilia con las figuras femeninas cuya gran virtud es la imperfección; por ella son humanas, complejas y reales.
¿Qué pensáis de Carrie Mathison? ¿La admiráis tanto como yo?
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Totalmente de acuerdo, Homeland endereza el rumbo a partir de la cuarta temporada y la figura de Carrie es enorme.
07 febrero 2017 | 9:39 pm
Yo creo que tiene una peculiar forma natural de gestualizar que hace que su papel sea mas contundente y creible…
07 febrero 2017 | 11:24 pm
Que una persona con trastorno bipolar esté a cargo de la CIA?.
Una espía que se pasa llorando con tembleque de labios el 85% del tiempo en pantalla?.
madre mía…
08 febrero 2017 | 2:49 am