Runstorming Runstorming

Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Pena de cocina italiana

Hay tanto donde comer… y tanto donde aprender. Ayer estuvimos en un pastiche tano en San Sebastián de los Reyes al que podíamos ir caminando desde casa.
Lástima tanta decoración y tanto empeño para tener 6 mesas ocupadas de 14 a 15h30 pero sin una segunda tanda ni nadie esperando. Lástima de barrios nuevos con las avenidas diseñadas para que pasen los tanques y las cabalgatas de reyes magos (que luego no pasan, que van por el centro de las ciudades). Lástima de locales comerciales empleados en bancos, guarderías y clínicas dentales. Lástima también de cocina italiana. Los derivados de la harina de trigo y los quesos en cremas debieron ser útiles para matar el hambre de la postguerra italiana pero ya.
Cero más.
Me doy cuenta que los italianos no han hecho más que exportar morralla. Pasta, lambrusco para cuarentonas gordas y quesos al horno que no hacen más que rezumar grasa. ¿Tan poco criterio tienen?

Tienen más olfato mis hijos, llegan los postres, piden fiordelatte con fragola y almendras laminadas. Llega el sirvemesas y trae dos vasos con algo con toda la pinta de yogur con frutas del bosque (otro postre de la carta). Nueve años, pulso firme y dicen «esto no es lo que hemos pedido, este es el yoghourt con frutti di bosco».
«Ah, me equivoqué, perdonad, ahora os lo traigo».
No me había dado tiempo a mi ni a dudar y ellos ya vieron que la cosa era flojita. Ya lo habían visto cuando los gnocchi tenían más queso rallado que misterio. Y que la burrata de búfala era eso, queso suave, insípido. Juegan en otra liga. Ellos sí se dan cuenta que la ‘cucina’ es marketing.
La fiordelatte era, decían, básicamente, nata.

Lo malo de las personas preparadas es que se aprenden la descripción completa del postre. Lo otro malo es que dominan a su manera inglés e italiano. Pero esto ya no es culpa mía sino de su madre que los dotó del cabezón que portan como estandarte.

1 comentario

  1. Dice ser Retarded

    Siempre me pareció lo italiano un mal producto con un buena imagen y lo español un buen producto con mala. Pero son cosas mías. La próxima vez id a un chino y así estáis seguros de tomar sulfitos!

    14 noviembre 2011 | 13:50

Los comentarios están cerrados.