Daré unos síntomas. Deducir vosotros la patología.
Ojos vidriosos y enrojecidos.
Pérdida parcial del equilibrio, más conocido como ‘se me va la cabeza’
Odio profundo por cada prenda que me pesa; vocación por la ligereza y la semidesnudez
Alejamiento de los cuerpos celestes y rojos y algunos blancos y con pantalón azul o negro.
En efecto. La patología del hombre del mazo. Del mazo de mango de madera y boloncho semipesado o welter, ondeado seis veces sobre la cabeza para ser sacudido sobre mi cabeza. Profunda y sintéticamente. La hostia que me ha dado esta tarde the man with the hammer en los secos senderos de la madrileña Casa de Campo ha sido de las que te quitan la tontería durante unos meses.
Correr es serio. Vamos a ver. Cualquiera puede correr porque está preparado para ello. Pero a determinadas temperaturas y determinados ritmos un corredor lejos de la forma mínima, pues es pasto de los lobos, los leones, los licaones coloraos y hasta los neocatecúmenos de las comunidades cristianas de Sanse.
La bonita Casa de Campo es un abanico de regueros y arroyos que desembocan en el punto más bajo de la ciudad y, en verano, un horno. En las tapias de Lloz hoy había sesión de 15km con cuestones sólo para tipos correosos y tipas duras como la mojama.
El último del pelotón me sacaba más de 300 metros al final. Vaya últimos 1500m, habré tardado ¿once minutos?
Toma ultrafondista.
Al menos lo vas entrenando para que cuando el tío ése te visite en carrera sepas cómo tratarlo 😉
29 julio 2011 | 11:19
Gestión preparatoria se llama.
29 julio 2011 | 11:21