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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

Paris-Roubaix: El infierno del … sur

Durante la historia de la reina de las clásicas, desde 1896 hasta hoy, los chicos del sur no han podido meterle el diente a la Roubaix, la clásica de los adoquines. Españoles poderosos han quedado siempre en bragas ante percherones que movían la bicicleta martilleando el barro y el polvo que se levanta en los adoquines del norte. Es el infierno del norte, como se denomina dentro del país oganizador. Está al norte de Francia pero tiene un pequeño problema: está al sur. Al sur de donde se crían los rodadores homicidas. Desde el norte es donde se afilan los colmillos para viajar al sur.

Solo hay que meterse un año una pechá de kilómetros y tomar parte en una cicloturista holandesa o belga para comprender qué experimentan Juan Antonio Flecha o los llaneadores españoles e italianos. Delante de tí va un coulotte cuya altura de cintura sobrepasa tu cabeza. Intentas mirar la longitud de las piernas y de las bielas y comprendes cómo debe moverse ese culo cuando el viento pide veinte kilos más para romper la resistencia, convertir la masa de la bicicleta y la de su acémila encima en energía cinética. Ves el tamaño del cuadro de la bicicleta y suspiras porque ahora no se está tratando de subir la Morcuera o de aguantar 38º en la nuca, sino de que en doscientos metros volveremos a girar por un dique totalmente llano, tomaremos 90 grados a la derecha y entonces quedaremos en paralelo al viento. Circularemos por un tramo estrecho en el que todos los manillares intentarán pegarse a los sillines del de delante. De dos en fila, así circularemos por un asfalto lleno de mierdas de vaca o de césped que crece entre los tramos de kasseien, de adoquines. El pavés francés que protegen como monumento turístico.

En similares circunstancias me las ví una Elfsteden por la provincia de Frisia. Redondeando, 240km, embotellamientos aparte (15.000 participantes), los percherones del norte tiraban de los diesel ligeros del sur. Charlando, moviendo los grupos a su antojo, tipos de más de 1.80m con caderas y muslos como sofás de anchos pero constantes. Las tijas subidas hasta la altura de los palomares. Giro, bueno, sigue siendo llano. Y la bicicleta cada vez se desliza peor. ¿O soy yo? ¿No hemos quedado en que esto es una fiesta y que correr es más duro que montar en este conjunto de hierros flacos? Tipos de dos metros a los que dejas pasar en el control de sellado por no sabes qué complejo.

Este domingo, día 10, los profesionales de la ruta verán cómo sus colegas se caen, se quedan entrampados en el polvo (sol y buen tiempo en toda Europa occidental) y cómo los culos gordos se van hacia delante. Boonen, van Petegem, Cancellara, es la historia de los tipos de más al norte. Los que miran sonrientes al pelotón cuando aparecen los tramos de adoquín. Quizá la diferencia es que ellos ya los atraviesan cuando van al colegio o cuando bajan a ligar al centro del pueblo.

Llega la Paris – Roubaix. Producirá fotos como estas:

Fuente: Ciclismohistoria

Fuente: Pasion por la resistencia

4 comentarios

  1. Dice ser Juanma

    La piel ya de gallina

    09 abril 2011 | 16:32

  2. Dice ser Sergio

    Para mi la prueba que con más ganas espero año a año….

    Por cierto he encontrado esto : http://sbellidog.blogspot.com/2006/10/leroico-ha-sido-un-trabajo-de.html

    09 abril 2011 | 20:41

  3. Dice ser Juanma

    ¿Qué espectáculo eh? ni maratón ni ostias.

    11 abril 2011 | 08:25

  4. Dice ser Sergio

    ¡¡Brutal!! Se ponen los pelos de puta ver cómo pasan sobre el maltrecho adoquín y ver cómo llegan a meta con el gesto desencajado.

    Las tomas de la moto a ras de suelo son brutales.

    Ya queda menos para la edición de 2012 🙂

    11 abril 2011 | 08:42

Los comentarios están cerrados.