Según nuestras respectivas parejas somos unos cielitos aunque la manera de manifestarlo dejaría abiertas muchas dudas. Sea esto un homenaje a tres que nos hemos encontrado tarde, aun con fuerza, y a nuestras tres vidas.
Es Lunes y procuro organizar mi cabeza entorno a dos o tres tareas fundamentales para que la mañana discurra bien. Cuatro, si cuento con tomar un café más. Ensarto el hilo por el agujero de hilvanarlas y recibo un telefonazo. «Hermano», ya ha regresado de la montaña, «ya he venido de la montaña». Lo sabía. Me crucé con él hará una decena de años aproximadamente y éstos han moldeado desde entonces una amistad fiel. Sé, y él más, como sujeto paciente, que no soy tan detallista como él ni tan nada. Pero por mi cabeza discurre una alerta cuando se ha alejado y procuro mantenerlo sobre raíles, como si un control remoto moral me dijera que le ayudo más si lo vigilo un poco.
Porque se nos desmanda por épocas, diagnosticamos entre el tercer hermano, el expatriado, y yo. Este otro puntal de los cielitos de los cojones es una especie de pata giratoria. Imagínate un banco de tres soportes que tiene uno sostenido por una rueda giratoria, como esas que hacen bailar pasos de merengue a la silla de tu oficina. Tampoco soy tan buen psicoanalista como él, ni siquiera ecribo o hablo como él, pero me apoyo bien sobre este elemento móvil como una peonza. Dos minutos más tarde de recibir la llamada del primero, tengo un correo electrónico del segundo.
Envidioso de las familias que se mantienen soldadas por lazos de titanio, de ver cómo se pasan niños de hermanos a hermanos y que los componentes son casi partes de una piña, me contento con haber construido un trío sencillo y flexible con dos amigos como estos. Dudo qué pensarán de todo esto ellos, aunque muchas veces llegan retazos de declaraciones de amor fraterno, mensajes o líneas de carta donde se confiesa haber sido lo mejor que nos ha pasado en mucho tiempo. Que, en sí, es una falacia porque, quien constituye lo mejor que nos ha pasado, son las tres diosas que nos colocaron el lazo de cielitos.
Poco más que contar mientras los tonos ceniza de septiembre nos arropan cual sábanas de refresco y quitan algunos azules al capote de sudor y verano. Otro año más.
Y yo que se. Siempre que me escuchan el acento de ultramar me preguntan si tengo lejos a la familia, y yo que se porque al final la familia es esa compañia que se elige para este viaje que es la vida y mientras nuestros caminos vayan juntos porque viste que no se los puede forzar para que vayan juntos uno camina o trota o corre pero el camino no va por donde uno le dice que vaya sino por donde le sale a uno y por donde le sale al camino y a todos nos pasa lo mismo que queremos que nuestro camino sea asi y asa y despues cuando lo vemos para atras tenia mas subidas y menos bajadas de las planeadas mas curvas y no iba siempre al norte y hay que parar a tomarse una cerveza con limon y seguir caminando corriendo o trotando limpiandose con una servilleta la boca sucia de los torreznos o los ojos sucios de dos lagrimas de alegria o de frustracion o de emocion o de tristeza que el torrezno siempre engorda pero viste las lagrimas que no se sabe que sabor tienen y a veces son tutifruti . ¿Y no echas de menos tu tierra? mi tierra es esta con la casa que alquilo y mi amor que me aguanta y mis amores que me endulzan la vida y vamos por la vida complices como chiquilines engañando a nuestros amores con las distancias de las carreras para que no se angustien y con el precio de las zapatillas para que no se enojen tanto, que de engaños pedorros esta lleno el lecho coyugal y ya saque la basura que todavia esta ahi porque me olvidé y que querés que le haga y ese el mas grave de los engaños porque hay otros que uno ni quiere ni busca ni necesita porque ya no seria un juego y uno necesita la energia para jugar, que mientras sepamos jugar es que estamos vivos o nos sentimos vivos que es lo mismo y somos traviesos y hacemos travesuras de cuarentones porque la verdad verdadera es que no somos cuarentones sino cuarentañeros. Otra con limon y con los amores y con torreznos que no cansan ni lo uno ni engorda tanto lo otro y sí, ya saque la basura y las zapas no me costaron tanto debe ser un error del banco y ¿te conte lo que estamos planeando con los chicos?. Los chicos, viejos de mierda transformados en los chicos para salir a jugar al parque.
No, le contesto, la familia no esta lejos, estan aca nomas, cerca y lejos que al final es una huevada medir en distancia si se puede medir en vida de esa que vale la pena ser vivida.
31 agosto 2010 | 18:00
Bueno, soy el que peor se expresa de los tres, incluso por escrito, pero no me cuesta mucho expresaros mi cariño.
No se el camino que nos queda por andar juntos. Quizá sea largo o corto, pero últimamente no había tenido una ilusión igual y he descubierto sensaciones de cuando era pequeño. No lo idealizo, solamente lo siento así.
Me descubro recordando vuestras cosas, donde váis y qué hacéis; algo que no me pasa con nadie, siempre me acuerdo de lo mío y dificilmente de los otros. Os escucho casi siempre, porque me interesa; me resulta curioso. Pero no tengo más esperanzas que disfrutar de que me siga apeteciendo apuntarme a vuestras ideas, yo soy el que se apunta, vosotros los que proponéis. ¿Por qué no me proponéis que nos fuguemos juntos a otra galaxia?
01 septiembre 2010 | 08:34
Esto es blogging endogámico, supongo.
01 septiembre 2010 | 08:46
Esto se esta poniendo un poco gay.
01 septiembre 2010 | 10:11
Andrés, me pisaste el comentario. Sois muy buena gente… un poco gayer… pero muy buena gente.
01 septiembre 2010 | 11:37
¿¿Vos me mentís con las distancias de las carreras??
01 septiembre 2010 | 18:51
A veces un poco
01 septiembre 2010 | 21:06
Atalanta, suscribo tu comentario al 100%.
Abrazos.
Elage
02 septiembre 2010 | 07:27
Dios. La ‘Pató’ acaba de descubrir el costrón de pan rallado con el que oculta Bandoneón el núcleo de las carreras.
02 septiembre 2010 | 07:33