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Poner un pie delante de otro nunca tuvo tanta trascendencia.

No eran 40 sino 32

Un día descubrí, haciendo uso de esa herramienta de visión de satélite llamada google earth (amén, ya he confesado mi veneración por ella varias veces), que las antiguas mediciones sobre los mapas del IGN y el paso del tiempo hacían que reverberaran cosas en mi memoria. Retemblaban demasiado y, un día, ya digo, me puse a actualizar cosas almacenadas. Gestión de memoria histórica de los días pasados del correr de servidor de Uds.

Tenía en la cabeza que por poco había logrado bordear el mito maratoniano; fue una mañanísima de universidad cuando cogí el autobús en Alcobendas en dirección Torrelaguna, con una incipiente riñonera de aquellas de 1995. Mapas fotocopiados y marcados en fluorescente, agua, frutos secos y ropa para correr durante los primeros días del otoño. Al descender en la población de la rampa preserrana, encaminé mis pasos hacia el cauce del Jarama primitivo, para bajar más o menos por sendas, secanos y algun atravesamiento hasta el antiguo camino de Francia.

Coincidió que el viejo camino es hoy una pista de tierra que va llegando hacia El Molar, entre fincas, parcelas, alguna ermita. Amarillos de choperas otoñales y cuatro encinas descolocadas a la espalda de la Urbanización Santo Domingo. Perros dando guerra y vallas cochambrosas de las parcelaciones ilegales en las que cientos de viejos campesinos se reencontraban en los años 80 con su campo dejado atrás, horas y días y fines de semana completos seguramente robados a sus mujeres, que iban a echar (van, aún, que lo oigo a diario) los domingos a secarrales y purgueros.

El llegar a las infraestructuras superpuestas no tardó. Tras una cementera a la altura del Circuito del Jarama, las casas de Pesadilla y sus gitanos y sus garitos de putas y aparcamientos para caravanas y, en fin, las nuevas carreteras que machacan viejas carreteras que machacan antiguas sendas y reales caminos. Las afueras del gran término de San Sebastián de los Reyes, final de jornada corredora, están sólamente a 32km, earth mediante, de Torrelaguna. Durante un tiempo creí que habian sido 40.

3 comentarios

  1. spanjaard

    Por cierto, ahora que es best-seller, les aviso sobre la inoportunidad de lanzarse a leer el último folletón de Perez-Reverte, que también va sobre franceses, mosiús, garrulos y manolas, Daoiz, Velarde, espadones y Murat. No digan que no avisé. Es una pérdida de árboles. Pero como todo lo que Pérez-Reverte toca, sale editado, vende y hasta entretiene.

    A cambio, búsquense una buena novela sobre la huida de refugiados a través de la frontera francesa entre 1938 y 1939. Que las hay.

    17 febrero 2008 | 10:21

  2. Dice ser gebrelayos

    ¡Vaya paisano!, y no será que los madriles han encogido desde entonces…

    Y más en serio: ¿apuntas todas tus ultra salidas?. Anonadado me dejas…

    Un saludo. 😉

    18 febrero 2008 | 13:52

  3. Dice ser Cocolocus

    Gebre, por lo general:

    [Ultra]Maratoniano = Cabeza Cuadrada = Apunta(mos) hasta el número de zancadas por kilómetro o si te peinas con raya a la izquierda. X-DDD

    En Madrid lo único que encoge es la Salud. :-(((

    Con respecto a Pérez-Reverte, me gusta muchísimo más como articulista (me parto, me lo paso en grande) que como novelista (me deja un tanto indiferente, no me llenan sus novelas).

    19 febrero 2008 | 10:38

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