¡Ay pena, penita, pena! Eso es lo que siento al acercarme a mi kiosko y ver esta portada. Siento pena. Pena de una mujer que pudo ser poderosa y se convirtió en un elemento más del circo del corazón.

Desde que vi a Ares Teixidó por primera vez en televisión me gustó. La intuía una periodista de raza, una mujer fuerte y con valores, una chica a la que le importaba realmente su trabajo y hacerlo bien. Desde que entró en Gran Hermano VIP, sin ser ella nada de eso, se desbarató. El ‘brillo brilli’ de la fama le obnubiló.

Y para muestra un botón. La historia cuenta que Ares y David Bustamante coincidieron en la fiesta que Telemadrid dio en 2017 para celebrar su inicio de temporada. Ya se conocían de antes, habían coincidido pero no había surgido el amor.

Esa noche, cuenta la periodista, que Bustamante insistió para que juntos se quedasen a solas en el camerino, más tarde fue a su casa a cenar y después llegó la prensa, las declaraciones, la quedadas a escondidas… y así hasta el pasado mes de junio donde se vieron por última vez después de un concierto de Busta en el pueblo de Ares.

Lo que me parece rastrero y ruin es que Ares, que tiene una gran trayectoria profesional, haya vendido a Bustamante convirtiéndose en un juguete roto de la tele con ansias de personaje del corazón para ganar cuatro duros y así poder mantener su tren de vida.

Me consta que Ares no está en un buen momento económico pero ¿dónde queda la dignidad de las personas?

Me entristece que con lo buena profesional que es esta chica, no tenga ni para poder pagar su alquiler. Se que le gustan las cosas caras pero ¿vivía por encima de sus posibilidades? ¿Te compensa traicionar a un amigo?

En cualquier caso, Ares, querida, tremendo paso en falso has dado. Esto es «pan para hoy y hambre para mañana«. ¿Crees que recibirás ahora muchas llamadas para trabajar en TV? Ya te lo digo yo, tu próximo trabajo será en el Deluxe, y no como colaboradora precisamente.

Palabra de Rosy.